El biogás en clave de transición energética, economía circular, … y seguridad de suministro

El fomento de la producción de gases renovables aporta claras ventajas no solo a nivel medioambiental, sino también a nivel socioeconómico y técnico para el sistema energético, al aportar una mayor fiabilidad y flexibilidad
Publicado en
19-12-2022

La sociedad cada vez es más consciente de que el cambio climático es una realidad de la que todos nos tenemos que hacer responsables, con el objetivo principal de reducir el volumen de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) generadas en nuestra actividad diaria. Es por ello por lo que la agenda política internacional está priorizando la lucha contra el cambio climático, considerándolo como parte fundamental de sus objetivos tras la puesta en marcha del Acuerdo de París en 2015. Implementar un nuevo modelo energético, que sustituya de manera progresiva la energía derivada de combustibles fósiles convencionales por energía limpia de fuentes renovables, es una acción vital que permitirá reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y descarbonizar la economía.

En este ámbito, los gases renovables, en particular el biogás y el biometano, tienen un papel significativo que jugar en la consecución de los objetivos de descarbonización establecidos a nivel de la Unión Europea. Estas metas fijadas incluyen tanto la mejora de la calidad del aire como la ampliación de la integración de energías renovables en el consumo de energía final, pero también en la disminución de las emisiones de CO2.

El fomento de la producción de gases renovables aporta claras ventajas no solo a nivel medioambiental, sino también a nivel socioeconómico y técnico para el sistema energético, al aportar una mayor fiabilidad y flexibilidad al sistema energético, además de reducir la dependencia energética del exterior y permitir la descarbonización de sectores de difícil electrificación como pueden ser los sectores de la agricultura, la ganadería, el calor doméstico o, especialmente, el sector del transporte -con especial énfasis en la movilidad pesada- y algunos procesos productivos concretos de industrias intensivas en consumo energético.

 

Los gases renovables, en particular el biogás y el biometano, tienen un papel significativo que jugar en la consecución de los objetivos de descarbonización establecidos a nivel de la Unión Europea.

 

Es importante recalcar la relevancia que pueden llegar a tener el biogás y el biometano en la reducción de la dependencia energética de la Unión Europea y, más si cabe, considerando el contexto sociopolítico que se está viviendo actualmente. Como consecuencia de ello, la Comisión Europea se ha fijado recientemente como objetivo a 2030 impulsar la producción de biometano hasta los 35.000 millones de m3 dentro del plan REPowerEU, en donde se pretende reducir, al menos, 155.000 millones de m3 de uso de gases fósiles, lo que equivale, concretamente, al volumen de gas natural importado de Rusia en 2021. Esto supone una capacidad adicional de 18.000 millones de m3 con respecto al objetivo establecido en el “Fit for 55” a 2030.

Adicionalmente, el biogás juega un papel fundamental en la gestión de los residuos y la economía circular. Actualmente, la actividad económica lleva asociada en muchos casos la producción de cantidades importantes de desechos orgánicos, incluyendo residuos orgánicos biodegradables, fracción orgánica de los residuos domésticos, lodos de depuración de aguas residuales, residuos orgánicos provenientes de la industria alimentaria, estiércol y purines, restos agrícolas y cultivos energéticos, cuya gestión y tratamiento se ha convertido en un problema de importancia crucial.

En este sentido, tanto el tratamiento, como la actual gestión de los residuos orgánicos, tienen un gran impacto sobre el medio ambiente. A este respecto, el biogás se presenta como una alternativa versátil que favorece la valorización de la materia prima y mejora el ciclo de vida de los procesos. Cuando los residuos son transformados, generan un combustible muy versátil similar al metano, que es apto para el consumo en cualquier aplicación de la industria. Por ello, el aprovechamiento de estos desechos orgánicos para la obtención de biogás y biometano crearía un beneficio clave para el medio ambiente, pero también para el apoyo y fomento a la economía circular, uno de los principales pilares sobre los que se reafirma la Unión Europea.

Aunque la producción y el consumo de biogás y biometano están ampliamente desarrollados e implantados en varios países europeos de nuestro entorno como Alemania, España se muestra todavía poco avanzada en este aspecto al no aprovechar e integrar todo su potencial. La Hoja de Ruta del Biogás publicada recientemente plantea multiplicar por 3,8 su producción hasta 2030, superando los 10,4 TWh (objetivo establecido por el PNIEC 2021-2030 para 2030) y estima que permita evitar la emisión a la atmósfera de aproximadamente 2,1 MtCO2 equivalente al año. Adicionalmente, también prevé que al menos un 1% del gas consumido a través de la red de gas natural en 2030 sea biometano. Sin embargo, si bien el IDAE calcula un potencial actual disponible cercano a 34 TWh/año (3 veces más que el objetivo de producción establecido por el PNIEC 2021-2030), otros informes que se han realizado posteriormente elevan ese mismo hasta los 137 TWh/año (multiplicar por más de 10 veces el objetivo de producción del PNIEC 2021-2030), al tener en cuenta e incluir dentro del cálculo los cultivos energéticos. Países como Suecia o Dinamarca alcanzan cuotas de penetración actual de biogás del 20% de la demanda de gas natural. Otros países como Alemania, Francia o Italia están marcando objetivos ambiciosos en la misma línea.

España no puede quedarse atrás en el desarrollo del biogás. No apostar por el biogás no es una opción en términos medioambientales, aún más en el contexto actual de crisis energética y de necesidades de garantizar el suministro. En el estudio publicado por la Fundación Naturgy y elaborado por PwC y CIEMAT, “El biogás y el biometano como palanca clave en la descarbonización de la economía española”, se ha realizado un cálculo minucioso del potencial de descarbonización que podría aportar el desarrollo del biogás en España. Para ello se ha realizado una estimación del abatimiento de huella asociado a cada tipología de residuo, teniendo en cuenta el impacto en la logística del residuo, tratamiento posterior en la digestión anaerobia para la producción del biogás, y su utilización posterior tanto en producción de calor, electricidad o transporte, bien en autoconsumo o inyectado en la red en forma de biometano.

 

Desarrollar el máximo potencial posible de generación de biogás podría sustituir hasta el 32% de la demanda de gas natural a nivel nacional de 2021, acompañado de una disminución de las emisiones asociadas al sector gasista de entre un 20-56%. 

 

El estudio concluye que desarrollar el máximo potencial posible de generación de biogás podría sustituir hasta el 32% de la demanda de gas natural a nivel nacional en 2021, acompañado de una disminución de las emisiones asociadas al sector gasista de entre un 20-56%. Además, en el caso de explotar el potencial mínimo establecido por el IDAE de 34 TWh anuales, como se ha podido mencionar anteriormente, se conseguiría disminuir la huella de carbono entre 8,6-13,3 Mt CO2eq al año, lo que supondría reducir el 3-5% de las emisiones totales en 2019 y el 4-6% de las emisiones de 2020. Si se incluyen los cultivos energéticos en el potencial de generación de biogás, el abatimiento de las emisiones alcanzaría hasta el 15% considerando el total de emisiones de 2019 y el 18% de 2020.

Como se está observando en países de nuestro entorno que son líderes en la producción de biogás y biometano, el apoyo institucional es primordial para poder facilitar y apoyar el progreso de esta tecnología y aprovechar sus ventajas energéticas y medioambientales. Los mecanismos de incentivos gubernamentales están siendo una herramienta clave para su desarrollo e impulso, demostrando igualmente que son fundamentales para que estas alternativas energéticas sean económicamente competitivas, y permitiendo de esa manera que puedan desplegar todo su potencial en la transición energética. Por lo que resulta fundamental que, si nuestro país no se quiere quedar atrás en el desarrollo de esta nueva energía renovable, favorezca la creación e implantación de mecanismos que incrementen el apetito inversor que ayude al crecimiento del sector. La disponibilidad de una hoja de ruta de biogás es una fantástica noticia que hay que reconocer a la labor del Ministerio de Transición Ecológica. No obstante, el grado de ambición se ha quedado corto teniendo en cuenta el potencial y el contexto actual, y faltan por concretar muchas medidas de apoyo necesarias para hacer la hoja de ruta una realidad.

 

El apoyo institucional es primordial para poder facilitar el progreso de esta tecnología y aprovechar sus ventajas energéticas y medioambientales.

 

Actualmente, los objetivos de producción de biogás de la Hoja de Ruta son muy bajos respecto al potencial de producción de nuestro país, y el apoyo del uso local del biogás y la falta de impulso del biometano a nivel regulatorio no permiten explotar de una manera real todo el potencial de producción que hay en España. La cuota impuesta estimada para el biometano en países líderes a nivel europeo es de alrededor del 10% del consumo final de gas para el año 2030, destacando países como Alemania que ha determinado una cuota del 20%. No obstante, en el caso de España la estimación identificada en la Hoja de Ruta del Biogás publicada por el Gobierno es que el biometano simbolice solamente el 1% del gas consumido por la red de gas natural a 2030, quedando muy lejos de los objetivos europeos establecidos.

Sectores como el de la agricultura, la ganadería, el transporte, el sector residencial o el propio sector gasista serían los sectores que potencialmente se verían más positivamente impactados en su proceso de descarbonización gracias al consumo de biogás y biometano. Para ello, es clave poner foco en la importancia que tiene la inyección a la red de gas natural de los gases renovables como el biometano, por su relevante efecto tractor para la descarbonización de otros sectores, más allá del propio sector gasista, dado que la electrificación no puede llegar a toda la matriz energética y sectores de la economía.

Considerando el máximo potencial posible de producción de biogás, se podría llegar a sustituir hasta el 32% de la demanda nacional de gas natural en 2021, con una reducción de la huella de carbono asociada al sector gasista de entre un 20-56%.

En conclusión, la consecución de todo el potencial existente de estas alternativas energéticas depende, en gran medida, de la superación de barreras de diversa índole (regulatorias, administrativas, económicas, sociales, etc.) que dificultan su avance. Para ello, serán necesarias el desarrollo de medidas orientadas a dar respuesta a estos desafíos y que permitan atraer nueva inversión y generar seguridad y confianza para este nuevo mercado:

  • La fijación de objetivos vinculantes para la penetración de los gases renovables en el mix energético nacional.
  • La creación de un sistema de garantías de origen y emisión de certificados verdes.
  • El establecimiento de diferentes mecanismos de apoyo y de un marco normativo y fiscal que regule las aplicaciones no eléctricas del biogás.
  • Mecanismos que, entre otros aspectos, se centren en la financiación de los costes de inyección, la compensación del valor de los derechos de emisión y garantizar la venta a un precio resultante de una subasta competitiva.
  • La digitalización de las redes de gas para permitir reducir las necesidades de upgrading.
  • La simplificación y homogeneización de los procedimientos administrativos para la construcción de las plantas.
  • La mejora del posicionamiento del sector con el fin de reducir las barreras sociales y el desconocimiento que actualmente existen.

De este modo, se podrá conseguir que el uso del biogás sea una solución esencial en la reducción de la dependencia energética de la Unión Europea hacia el exterior, así como en la gestión y aprovechamiento de residuos, pero también en la reducción de emisiones con el objetivo de descarbonizar el consumo y la economía a nivel nacional, posicionando a España a la cabeza de Europa en el desarrollo de este nuevo sector.


Artículo de Oscar Barrero, Socio líder del Sector Energía en PwC; Mercedes Ballesteros, Directora del departamento de Energía en CIEMAT. Coautores del estudio “El biogás y el biometano como palanca clave en la descarbonización de la economía española”, publicado por Fundación Naturgy.

Newsletter

La información más relevante en tu correo.

Suscribirme

Último número