Veinte años de compromiso de la industria cementera con la economía circular
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El Observatorio de economía circular en la industria cementera es quizá uno de los mejores ejemplos del compromiso de una industria, la cementera en este caso, con la transparencia medioambiental. Con datos disponibles desde hace casi 20 años, este sector, en respuesta a la demanda de información de sus grupos de interés, proporciona toda la información sobre la recuperación material y energética de residuos en fábricas de cemento.
Datos que, además, se suman a los análisis sobre la gestión de los residuos en España, la legislación vigente aplicable y la situación de las Autorizaciones Ambientales Integradas (AAI) de las fábricas de cemento, que analiza y actualiza también cada año este Observatorio, impulsado por la Fundación Laboral del Cemento y el Medio Ambiente (Fundación CEMA), en la que participan de forma paritaria la patronal Oficemen, y los dos sindicatos mayoritarios del sector UGT FICA y CCOO del Hábitat; en colaboración con un organismo independiente como es el Institut Cerdà.
Aprovechamos recursos infrautilizados procedentes de 88 sectores económicos
Aunque detallaré a continuación las estadísticas más relevantes, quiero aprovechar este artículo para invitar en primer término, a todo el que lo desee, a visitar la página web del observatorio, donde se pueden realizar búsquedas interactivas, filtrando la información deseada por año, comunidad autónoma, tipo de combustible, materias primas, etc. Algo que sin duda corrobora mi primera afirmación: la Transparencia, con mayúsculas, de este sector, que no solo publica mes a mes sus datos de producción, consumo y comercio exterior, siendo considerado el indicador adelantado del estado de salud del sector constructor, sino que también analiza en detalle otras variables más sensibles en el ámbito de la sostenibilidad, como su impacto en la economía circular.
Somos uno de los mayores recicladores industriales de nuestro país. Gracias a la recuperación material y energética de los residuos, la industria cementera hace tangible el concepto de economía circular, transformando residuos en recursos, procedentes de un total de 88 sectores económicos. Así, entre 2004 y 2021 hemos evitado que más de 63 millones de toneladas de residuos hayan acabado enterrados en vertederos. De esta forma se logra mantener los recursos en el ciclo económico más tiempo, se reduce la explotación de materias primas naturales, y se minimiza el uso de combustibles fósiles, generando ahorros en el tratamiento de los residuos y reduciendo las emisiones de CO2.
La industria ha recuperado material y energéticamente más de 3,6 millones de toneladas de residuos, se han usado más de 2,5 millones de toneladas de materias primas alternativas en sustitución de las materias primas naturales y se han recuperado energéticamente 1,1 toneladas de combustibles derivados de residuos, lo que ha supuesto una tasa de sustitución energética de combustibles fósiles por alternativos del 37,3%.
También, según se recoge en el Observatorio, en 2021 –último año con datos completos analizados disponible- las fábricas de cemento han recuperado material y energéticamente más de 3,6 millones de toneladas de residuos, se han usado más de 2,5 millones de toneladas de materias primas alternativas en sustitución de las materias primas naturales y se han recuperado energéticamente 1,1 toneladas de combustibles derivados de residuos, lo que ha supuesto una tasa de sustitución energética de combustibles fósiles por alternativos del 37,3%.
En ese sentido, aunque el uso de combustibles alternativos en las fábricas de cemento se ha ido incrementado en los últimos años, consideramos que la tasa de sustitución en España es aún muy baja, sobre todo si se compara con los países más avanzados de la Unión Europea en este ámbito (Austria y Noruega), con porcentajes por encima de 75%. Tenemos, por tanto, recorrido de mejora.
Además, gracias al uso de combustibles que son total o parcialmente biomasa se ha evitado en 2021, la emisión de 1.087.541 toneladas de CO2, que representan aproximadamente las emisiones anuales de 304.699 coches de gasolina o las emisiones necesarias para producir la electricidad consumida anualmente por 120 millones de smartphones.
Y habría que añadir que este incremento de las tasas de recuperación material y energética de residuos no reciclables no sólo es fundamental para el sector cementero, sino también para nuestro país. En la actualidad, España cuenta con una tasa de depósito en vertedero de residuos municipales del 52% y, de acuerdo con la normativa de la Unión Europea, sólo un 10% de estos residuos municipales podrán ser destinados a vertedero en 2035. Por lo tanto, impulsar esta práctica nos ayuda a la contribución de ese objetivo país.
Coprocesado: una opción que aúna recuperación material y energética
Me gustaría hacer mención a un estudio muy relacionado con el Observatorio de economía circular, impulsado también por la Fundación CEMA, “Coprocesado: Recuperación material de la fracción mineral de los combustibles derivados de residuos en la industria cementera”. Este estudio ha sido elaborado por el Instituto Español del Cemento y sus Aplicaciones (IECA) en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Su objetivo principal ha sido determinar el porcentaje de reciclado material de seis de las principales tipologías de residuos usados como combustibles alternativos en las fábricas de cemento españolas (combustibles derivados de residuos de origen urbano e industrial, harinas cárnicas, vehículos fuera de uso, madera y lodos de depuradora), mediante una metodología reconocida a nivel europeo.
La conclusión del estudio es clara, los combustibles alternativos mencionados, además de sustituir energéticamente, mediante recuperación energética, a una parte de los combustibles fósiles, sustituyen también en un porcentaje determinado a las materias primas naturales, mediante recuperación material, en una operación conjunta denominada “coprocesado”. Ese porcentaje varía de un residuo a otro, siendo de un 25,8% en el caso de los lodos de depuradora y de un 20,2% para el caso de los vehículos fuera de uso. Esta información técnica se considera de vital importancia de cara al posicionamiento del coprocesado de residuos en fábricas de cemento como una opción dentro de la jerarquía de gestión de residuos de la UE por encima de la mera valorización energética.
Aunque el uso de combustibles alternativos en las fábricas de cemento se ha ido incrementado en los últimos años, consideramos que la tasa de sustitución en España es aún muy baja, sobre todo si se compara con los países más avanzados de la Unión Europea.
La industria cementera española fue pionera, dentro del sector de los materiales de construcción, en presentar una hoja de ruta para alcanzar la neutralidad climática en 2050. Y lo hizo a través de un documento vivo, donde se marcan unos objetivos concretos que se actualizan periódicamente –de hecho, ahora mismo se está trabajando en una actualización de dicha hoja de ruta-. La prueba de este compromiso es que nuestra industria ya redujo sus emisiones totales de CO2 en 2022 un 44% respecto a 1990.
La lista de palancas que se están activando para reducir las emisiones es larga. Por destacar algunos ejemplos ya en marcha, además de la sustitución de combustibles fósiles por otros derivados de residuos que ya hemos comentado, se está incrementando el uso de materias primas descarbonatadas. También se está trabajando activamente en el desarrollo de nuevos cementos bajos en carbono, con soluciones innovadoras, que permiten ahorros de entre un 20 y un 30% en las emisiones de CO2. A esto se suma la apuesta firme de los grupos cementeros por el autoconsumo y el suministro eléctrico procedente de fuentes renovables.
Tecnologías CAUC, herramienta imprescindible para alcanzar la neutralidad climática
En los próximos años, el desafío pasa por el desarrollo de las tecnologías de captura, transporte, almacenamiento y usos y transformación del CO2 (CAUC), imprescindibles para que nuestra industria alcance la neutralidad climática en 2050. Para ello, es prioritario que España disponga urgentemente de una hoja de ruta que incluya el impulso de varios “proyectos país”, similares a los que han puesto en marcha muchos de nuestros vecinos del centro y norte de Europa.
En los próximos años, el desafío pasa por el desarrollo de las tecnologías de captura, transporte, almacenamiento y usos y transformación del CO2 (CAUC), imprescindibles para que nuestra industria alcance la neutralidad climática en 2050.
Para finalizar, me gustaría indicar que el 70% de la población mundial vive en edificaciones con estructuras de hormigón, y eso tiene que tener razones de peso tras de sí. Algunas de las ventajas del cemento y su principal derivado, el hormigón, como materiales constructivos son su seguridad y economía, que se unen al hecho de que ningún material alcanza la longevidad del hormigón, con una durabilidad superior a los 100 años y un coste de mantenimiento muy reducido, siendo además 100% reciclable al finalizar su vida útil.
Nadie pone en duda que la sostenibilidad es un concepto que solo alcanza su plenitud si se asienta sobre el bienestar económico, social y ambiental. Y cuando analizamos esta triple vertiente, no nos queda duda de que el cemento -el material de construcción más utilizado- y el hormigón -el segundo producto más consumido en el mundo después del agua- son los materiales de construcción más sostenibles y piezas clave en la economía circular.