El uso del contenedor amarillo creció en Euskadi un 6,7% en 2020 a pesar de la pandemia
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A pesar de la excepcionalidad vivida durante gran parte del 2020, y que continúa en la actualidad como consecuencia de la covid-19, el reciclaje de envases volvió a consolidarse un año más como una práctica medioambiental muy extendida en la sociedad vasca. Así se desprende de los datos de participación ciudadana proporcionados por las entidades locales – que representan a 251 municipios- que prestan el servicio de recogida de estos residuos en Euskadi a Ecoembes, la organización ambiental sin ánimo de lucro encargada de la gestión de los envases domésticos ligeros. Estas cifras confirman el crecimiento, un año más, de la cantidad de estos residuos que se depositaron en el contenedor amarillo (destinado a envases de plástico, latas y briks).
Así, cada habitante de Euskadi depositó 24,4 kg de residuos -un 6,7% más respecto al año anterior - en los 12.397 contenedores amarillos destinados a los envases domésticos de plástico, metal y brik y a través de los sistemas de recogida selectiva de puerta a puerta que tiene a su disposición. Una cantidad que, durante los últimos cinco años, se ha incrementado un 34%, y que refleja el creciente compromiso ciudadano con el reciclaje de estos envases. Pero hay que seguir reforzando y sensibilizando para afinar la separación que se hace en los hogares, ya que, de los kilos depositados en el contenedor amarillo, 5,5 kg fueron de residuos que no son envases.
Por su parte, la cantidad de residuos recibida en el contenedor azul descendió un 3,3%, depositando cada persona 32,5 kg de papel y cartón en los 12.384 contenedores azules que hay situados en la vía pública para reciclar sus envases. Un descenso puntual ya que, durante los últimos cinco años, esta cantidad se ha incrementado un 3%. Cabe destacar que, en los contenedores azules, además de envases domésticos, se depositan otros residuos, como el papel y cartón comerciales y las revistas.
Además de a través de los contenedores azules y amarillos y de los sistemas puerta a puerta, los envases domésticos ligeros de plástico, metal, brik, papel y cartón se recogieron en otros puntos de reciclaje, como los más de 1.000 contenedores de recogida selectiva situados en lugares de gran concurrencia (oficinas, estadios, hostelería y festivales, entre otros). De hecho, en 2020 se instalaron 255 nuevos puntos de reciclaje en lugares como bibliotecas, polideportivos, centros de salud, colegios y sindicatos, y se entregaron 262 cubos y papeleras entre el sector HORECA. También se recogieron envases domésticos ligeros en las plantas de residuos urbanos a las que se trasladan los contenedores de resto (un lugar en el que no deberían depositarse estos residuos, pero al que, gracias a la colaboración ciudadana, llegan cada vez menos envases).
En contraposición a la subida de la recogida selectiva en la calle, la reducción -e incluso la cancelación- de la actividad comercial, empresarial y de eventos a causa de la covid-19 en los lugares de gran concurrencia supuso una menor recogida de envases domésticos en estas ubicaciones. Por eso, y en total, gracias al esfuerzo y compromiso de la sociedad vasca, en 2020 se entregaron a instalaciones recicladoras homologadas un total de 79.361 toneladas de envases domésticos para su posterior reciclaje.
“Sin duda y, a pesar del contexto de pandemia, el compromiso de la sociedad vasca con el reciclaje de envases domésticos se ha reforzado, convirtiéndose en el hábito ambiental más extendido entre los hogares vascos”, indicó Fernando Blázquez, gerente de Ecoembes en Euskadi, quien añadió que “gracias al esfuerzo realizado por el Gobierno Vasco, las mancomunidades, los municipios y Ecoembes, el sistema de reciclaje se ha optimizado de manera constante debido, entre otras, a acciones de digitalización e innovación como el proyecto SEPARA. Seguiremos colaborando para convertir a Euskadi en una sociedad 100% recicladora”.
Con este objetivo de seguir investigando y generando conocimiento para transformar el modelo de gestión de tratamiento de residuos, se puso en marcha en la planta de selección de Amorebieta (Bizkaia) -una de las cuatro de Euskadi- un proyecto de innovación llamado SEPARA cuyo objetivo es investigar y generar nuevo conocimiento tecnológico para sentar las bases de la transformación digital en este modelo de gestión y tratamiento de residuos.
También entre la comunidad educativa se siguieron realizando acciones de concienciación, a través del proyecto de educación ambiental Ondakin, promovido por Ecoembes, la Fundación Cristina Enea y Sanmarkos Mankomunitatea, que ya llega a casi 38.000 escolares.
Igualmente, se realizaron estudios de contenerización para distintas entidades con el fin de seguir mejorando el servicio.
La viceconsejera de Sostenibilidad Ambiental valora de manera positiva la mejora de los datos y que la ciudadanía siga respondiendo adecuadamente hasta en condiciones adversas, pero apunta a que “no podemos ni debemos ser conformistas.” Barredo añade además que “los objetivos de reciclaje que se van imponiendo desde Europa son cada vez mayores y no debemos caer en la autocomplacencia.”
“Con la reciente implantación de la recogida selectiva de la fracción orgánica de los residuos municipales, hemos podido observar que esta recogida provoca un efecto multiplicador en el resto de fracciones que separamos en nuestras cocinas, así, una familia que separa materia orgánica tiene, a su vez, un mejor ratio de separación en el resto de fracciones, que una familia que únicamente separa envases y papel.”
Otra de las claves que se apuntan desde el Gobierno Vasco es que las empresas envasadoras contribuyan todavía más a que la cantidad de envases que se separan puedan ser reciclados materialmente, es decir que se incremente la reciclabilidad de los envases. Para ello es necesario el ecodiseño, diseñar envases pensando en su reciclaje al final de su vida útil. Las plantas de selección de envases tienen un rechazo que debiera tender a cero, evitando envasar en materiales que actualmente no se reciclan.
Con el fin de conseguir estos objetivos, el Gobierno Vasco acaba de redactar el Plan de Prevención y Gestión de Residuos 2030, recientemente sometido a exposición pública, en el que se plantean diferentes líneas de trabajo encaminadas a la prevención y valorización de estos residuos. Euskadi, entre otros, plantea el 20% de reducción en la generación de envases ligeros, conseguir que un 40% de envases de bebidas sean reutilizables, conseguir un reciclaje del 70% para residuos de envases, o la incorporación del 30% de material reciclado en botellas de PET.
Gestión de los envases domésticos ligeros
La misión de Ecoembes, tal y como establece la Ley de Envases 11/97, es coordinar y financiar el ciclo del reciclaje de los envases domésticos de plástico, metal, brik, papel y cartón en el Estado español, con el objetivo de que estos residuos se recuperen y reciclen de manera eficiente y sostenible para garantizar su circularidad. Los envases domésticos adheridos a Ecoembes suponen un 8% en peso del total de residuos municipales generados.
Tal como marca esa ley, Ecoembes cubre el coste eficiente de lo que supone para las 8.131 administraciones locales españolas prestar el servicio esencial de recogida selectiva y tratamiento de envases domésticos ligeros. Esta cantidad que reciben las administraciones locales procede tanto del pago del Punto Verde por parte de las empresas que ponen envases domésticos en el mercado español, como de los ingresos obtenidos por la venta de materiales a instalaciones recicladoras.
La actividad de estos ayuntamientos está permanentemente auditada por controles internos de Ecoembes- que controlan las cantidades recogidas de los contenedores y posteriormente recicladas, a través de auditorías, análisis de composición de los residuos y controles de calidad de los mismos, inspecciones en plantas y auditorías de homologación de recicladores. En el último año se han realizado más de 14.000 auditorías y controles de calidad a lo largo de toda esta cadena.