La UPM optimiza su planta de compostaje hasta duplicar su capacidad de producción
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Con la sostenibilidad por bandera, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) lleva más de una década trabajando en la gestión sostenible de los residuos orgánicos de sus instalaciones, a través de su propia planta de compostaje.
Ubicada en los Campos de Experimentación Agronómica de la Escuela, esta infraestructura ha funcionado hasta ahora de forma básica, trabajando sobre el 30% de los posibles residuos generados. Para sacar todo el potencial a la planta, desde el Departamento de Producción Agraria de la ETSIAAB insistieron en la necesidad de actualización y ampliación de esta instalación a través del proyecto Compostando Campus – REciclando Materia Orgánica (REMO). La propuesta de optimización ya está en marcha y el objetivo es duplicar la producción de compost gracias a la inversión en nueva maquinaria y la adecuación de las instalaciones.
Referente en sostenibilidad
Ocupando una superficie aproximada de 735 m², la planta de compostaje de la ETSIAAB se ubica hoy en lo que inicialmente era una balsa para lisímetros. A partir de 2010 fue cuando comenzó a utilizarse como compostero, con la misión de aprovechar los restos de jardinería del entorno de los edificios de la Escuela y los residuos procedentes de los Campos de Experimentación Agronómica, como son los residuos de naves ganaderas y los restos de cosecha de las parcelas experimentales y de la poda de los campos.
La renovación de la planta para conseguir una mayor y mejor producción de compost requería principalmente una actualización de la maquinaria, una mejora de los sistemas de drenaje y la construcción de nuevas instalaciones para lombricultura. Hacerlo posible, no obstante, hacía necesaria una importante inversión: el presupuesto de adquisición de máquinas y adecuación de las instalaciones se situaba en torno a los 61.000 euros.
Para ello, el proyecto REMO fue presentado a la “Primera Convocatoria de proyectos y actuaciones para impulsar la transición ecológica en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM)”, en la que resultó adjudicatario. El objetivo de esta optimización es convertir la planta en “referencia de sostenibilidad ambiental en la UPM y ser ejemplo de gestión integrada de los residuos orgánicos producidos en el Campus de Ciudad Universitaria”, aplicando los principios de economía circular, como detalla la propuesta presentada en 2021 por Alberto Masaguer, catedrático del Departamento de Producción Agraria de la ETSIAAB y coordinador del proyecto desde sus inicios. Fallecido recientemente, la contribución de Masaguer a esta iniciativa ha sido clave para su éxito.
Si bien el proyecto contó desde el principio con la aprobación de la UPM, la solicitud inicial tuvo que modificarse para contemplar la propuesta de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y del Medio Natural (ETSIMFMN), presentada por el profesor César López Leiva, que necesitaba una planta de compostaje para aprovechar los residuos orgánicos del centro. Con el objetivo de compartir recursos entre ambas Escuelas, desde la instalación de la ETSIAAB se dará también servicio a la ETSIMFMN, gestionando así los residuos procedentes del arboreto y de los restos de jardinería de dicha Escuela.
Vías de mejora
Aunque el camino para una completa optimización del compostero de la ETSIAAB es largo, ya se han dado los primeros pasos, con la compra de una trituradora de restos de poda que, además, se puede desplazar a otros emplazamientos para reducir el transporte de residuos. “En previsión de que la planta pudiera funcionar a un mayor volumen, era esencial la compra de una trituradora que permitiera llegar a ramas de 25 centímetros”, explica Marta Benito, profesora del Departamento de Producción Agraria de la ETSIAAB implicada en el proyecto.
El segundo elemento fundamental para la modernización es la adquisición de una máquina de volteo, puesto que la actual tiene cerca de 10 años y ha llegado al final de su vida útil. “Las dos claves del compostaje son el oxígeno y la humedad. La volteadora permite mover la pila de residuos y mantener un ambiente aerobio, para conseguir el resultado necesario. Por eso resulta necesario contar con una máquina adecuada”, indica Benito.
El proyecto abarca también la compra de mantas de protección de compost para regular la humedad y evitar las pérdidas de gases –ya adquiridas–, así como la instalación de un sistema de medición de temperatura y humedad, que permita variar las condiciones para lograr el resultado más óptimo.
Dentro de los planes de la iniciativa REMO está contemplada también la creación de una nueva zona de vermicompostaje, que existía anteriormente pero fue arrasada por la borrasca Filomena de enero de 2021. En un área de 100 m² muy cercana a la planta se producía humus de lombriz con características muy valoradas en agricultura. Ahora se pretende “reestablecer la actividad y conseguir un humus de alta calidad y una instalación piloto que puede resultar de gran interés en jornadas de divulgación científica”, según se explicaba en la propuesta del proyecto.
Buscando siempre una inversión sostenible, desde el Departamento de Producción Agraria de la ETSIAAB han logrado reducir al máximo los gastos en la compra de maquinaria, de modo que quieren seguir destinando ese ahorro de dinero a la mejora de la planta. Se está trabajando en la posibilidad de adquirir un remolque que permita transportar el material orgánico desde la ETSIMFMN a la ETSIAAB, así como acondicionar la planta de compostaje, creando una rampa y habilitando una zona de almacenamiento del material final.
Un futuro más global
Con las instalaciones actuales, la ETSIAAB es capaz de producir anualmente más de 20.000 kilos de compost, una cifra que se espera duplicar con las mejoras que se están incorporando actualmente. Para conseguir el producto final, en la planta de compostaje se utilizan diversas materias primas procedentes de la Escuela y de los campos, como son la gallinaza, el estiércol cunícola, el purín de cerdo, así como restos de poda de diverso tamaño, paja de gramíneas y desechos de frutas y verduras.
“El compostaje permite agilizar el proceso de descomposición de la materia orgánica que, de otra manera, se realizaría de forma natural. En función del material utilizado y del tamaño de la pila, establecemos las condiciones adecuadas de temperatura, humedad y oxígeno, acelerando el proceso todo lo posible”, explica Benito. “Las pilas se someten a altas temperaturas, en torno a los 65 grados, para eliminar patógenos y semillas de malas hierbas. Esto, combinándolo con el volteo para oxigenar el ambiente, permite acelerar la producción de compost. Así, obtenemos el material compostado al cabo de 4 o 6 meses”, añade.
Una vez se obtiene el compost, el producto final es empleado en las parcelas agrícolas y los huertos. Cuando se requiere material de menor tamaño –especialmente para las praderas, los semilleros y el sustrato para macetas–, es enviado fuera de la Escuela, a la Planta de Compostaje de Migas Calientes del Ayuntamiento de Madrid, donde se criba. El objetivo a futuro es poder realizar todo el proceso desde la planta de la ETSIAAB, con la adquisición de una cribadora, si bien la compra no está contemplada en el proyecto actual.
Con la misión de hacer crecer el proceso de compostaje, la iniciativa REMO pretende valorar la posible gestión integrada de los residuos vegetales y de naves ganaderas con residuos orgánicos de cafeterías. Y con un alcance más global, plantea estudiar la viabilidad de la gestión de la materia orgánica producida en las instalaciones de la UPM en toda la Ciudad Universitaria.
A través de todas estas iniciativas, la misión de la ETSIAAB es ser referencia en gestión sostenible de residuos orgánicos, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como convertirse en centro demostrativo de la tecnología de compostaje para empresas del sector y para el estudiantado de las diferentes escuelas.
Esta entrevista forma parte del número de mayo de 'Savia', el boletín de la ETSIAAB.