Tecnología, residuos, empresas y economía circular
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Por Elvira Carles, Directora de la Fundación Privada Empresa & Clima
La Tierra ha tardado millones de años en convertir los restos de plantas y animales en combustibles fósiles. Nosotros, en menos de un minuto, después de bebernos un café, tiramos a la basura un vaso de plástico que tardará siglos en desaparecer. En los últimos dos siglos nuestra economía ha sido lineal. Hemos producido a partir de recursos naturales, hemos utilizado dichos productos para convertirlos en residuos y después nos hemos deshecho de ellos, enterrándolos o quemándolos. Coger, fabricar y tirar…ese ha sido el modelo productivo generalizado. Hasta ahora.
En la actualidad, el altavoz de la lucha contra el cambio climático, amplifica las reivindicaciones globales de raíz ciudadana, también las declaraciones de emergencias climáticas y, entre otros elementos, los informes del IPCC con alarmantes aumentos de las temperaturas. Pero la economía circular, todavía no ha ocupado el centro de la agenda mediática, tal y como le correspondería.
Sin embargo la apuesta por la economía circular avanza fuerte. Por un lado, muchas de las 54 acciones que la UE proponía en 2015 en su “Paquete de Medidas Sobre la Economía Circular” ya se han cumplido o están a punto, como la reducción del uso de plásticos. Por otro lado, determinados foros internacionales cada vez tienen más fuerza prescriptora ante la opinión pública. Como por ejemplo el World Circular Economy Forum (WCEF 2019), que se celebró en Helsinki el pasado junio y en el que participaron más de 1.500 expertos de 105 países.
Del WCEF 2019 cabe extraer las siguientes conclusiones técnicas y económicas. En el primer aspecto se pudo comprobar, además de otras iniciativas internacionales, como el gobierno finlandés está haciendo de la economía circular uno de los ejes de su modelo económico, aplicando políticas y construyendo instalaciones. Un modelo replicable en otros países y territorios. Entre sus previsiones, los finlandeses aseguran que la economía circular va a suponer un crecimiento de su PIB en un 1,5% para 2030, así como la creación de más de 75.000 empleos adicionales.
En Helsinki se ha vuelto a hablar de la apuesta tecnológica, las TIC van a ser un elemento determinante en el futuro modelo. Hemos pasado a la servificación de los productos. Conceptos como el XaaS, Everything as a Service, el Todo como un servicio se están generalizando. Incluso sectores como los de la venta de automóviles, hasta ahora monolíticos, están apostando por la compra compartida de vehículos. Y todo ello dentro del modelo de ciudades inteligentes, Smart Cities, que busca núcleos más pequeños, interconectados, dónde todo es medible y corregible.
Junto a la tecnología, la gestión residuos. Todos coincidimos en que el mejor residuo es el que no se genera, pero para llegar a este punto la revolución pasa por dos elementos: fabricando productos de bajo impacto ambiental y ecodiseñados. Del mismo modo, durante el consumo apostar por la reparación, reutilización, reconversión y el reciclaje. Y qué hacer con el resto, conseguir que no lleguen al vertedero.
Y en tercer lugar las empresas. A partir de ahora se va a cuestionar el rol dominante que desempeñan las grandes corporaciones. De la verticalidad a modelos horizontales, de igual a igual, colaborativos, apostando por la producción de proximidad y el consumo. Las empresas son las primeras que saben que deben reinventarse. Entre otras cosas porque tal como apuntaba el paquete de medidas de la UE en 2015 la evitación de residuos, el diseño ecológico, la reutilización y medidas similares podrían aportar a las empresas de la UE un ahorro neto de 600.000 millones de euros. Además de la reducción de todas las emisiones anuales totales de gases de efecto invernadero en un 2-4 %. Sin contar con los beneficios en materia de RSC que comporta. ¿Qué empresa no quiere ahorrar dinero y tener una mejor imagen ante sus potenciales clientes?
Tecnología, gestión de residuos y nuevo modelo de empresa son tres de los elementos críticos y cambiantes del modelo de economía circular al que nos dirigimos. Junto a ellas, las políticas públicas y convencer mediante las acciones de comunicación correctas a los ciudadanos, invitándoles a pasar a la acción, también serán muy importantes.
Artículo publicado en el número 216 Julio/Agosto 2019