SIGFITO, un sistema comprometido con la economía circular en la agricultura
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Por Rocío Pastor Matut, directora general de SIGFITO Agroenvases
Los sistemas de responsabilidad ampliada estamos inmersos en un proceso de transición y de reflexión, que está marcando una nueva era en la economía circular y en el desarrollo sostenible. Paralelamente, los problemas ambientales ocasionados por el cambio climático, las basuras marinas, la mala calidad del aire, etc. han pasado de ser profecías del mundo ecológico a ser realidades tan tangibles por todos, que están ocasionando una respuesta social cada vez mayor frente a la insuficiente acción política. En este panorama, los SCRAPS se están convirtiendo en realidades transversales y omnipresentes cuya responsabilidad transciende más allá de asegurar el tratamiento y la gestión de sus propios residuos.
Nuestro sistema de recogida, además de gestionar los envases profesionales usados en la agricultura, se ha convertido en un referente en materia de legislación ambiental y soluciones aplicables a los residuos en el ámbito de la agricultura, un sector que debe enfrentarse a una compleja gestión y que apenas obtiene información de las autoridades competentes. La desinformación se une a la incoherencia y así el sector nos pregunta ¿Por qué sólo para los productos fitosanitarios existe la obligación de organizar la recogida de los envases, si tenemos el mismo problema con todos los productos? ¿Qué hago con el resto de envases? ¿Y con los otros residuos?
No cabe duda que la correcta gestión de los residuos es necesaria para el medio ambiente y el desarrollo sostenible. En el ámbito de la agricultura como cualquier sector de carácter profesional, además de los envases de SIGFITO, se generan infinidad de residuos y todos deben gestionarse. Entre ellos están los plásticos de invernadero, acolchados, ensilados…, las tuberías para el riego, cuerdas, protectores, postes, las trampas de uso agrario, los envases que no son de SIGFITO etc., que al no poderse gestionar a través de un sistema integral, el agricultor debe tratarlos por su cuenta, dándose de alta como productor, contratando a un gestor autorizado, llevando los registros y haciendo las declaraciones pertinentes. Lógicamente toda esta complicación repercute negativamente a la hora de reciclar los residuos que se generan en una explotación agraria, mientras que, facilitando la gestión se fomentaría más el reciclaje y por ende se reduciría el impacto ambiental que origina una mala gestión de los residuos. Precisamente el mensaje que hemos trasladado en múltiples ocasiones a las Administraciones y que hemos puesto públicamente de manifiesto en todos los foros en los que SIGFITO ha participado, es la necesidad de facilitar una solución simplificada y adaptada a un sector con gran cantidad de productores, muy dispersos y con pequeñas cantidades de residuos.
Es cierto que la legislación es la que es, pero es una paradoja en sí misma que exista una serie de medidas que fomenten la economía circular y que en concreto la normativa estatal no resuelva de una manera sencilla esta dificultad. Recordemos que no fue hasta el año 2015, cuando el Plan Estatal Marco de Residuos contempló por primera vez un capítulo específico destinado a los residuos que se generan en el sector agrícola y ganadero, reconociendo la existencia de una problemática asociada a la gestión de los mismos, no obstante no profundizó en la necesidad urgente de solucionarla de manera rápida. Además, aún siguen latentes la falta de armonización entre las diferentes CC.AA que añaden más dificultad a este escenario.
Pese a que aún la normativa no contemple la gestión de los residuos agrarios a través de un sistema integral, el futuro que se espera en la gestión de los residuos de este ámbito es algo alentador, ya que este año la Unión Europea ha publicado las nuevas Directivas de residuos y de envases que afectan a los residuos de envases industriales que no están en SIGFITO. En concreto, la Directiva de envases fija el año 2.024 como fecha tope para que los fabricantes de los productos asuman la responsabilidad de la gestión de todos los envases comerciales e industriales que hasta ahora eran responsabilidad de los agricultores, salvo para los envases de productos fitosanitarios. La de residuos prevé que se pueda establecer la responsabilidad del productor para otros flujos y nos brinda la oportunidad de dar solución a los residuos que no la tienen y a unos agricultores profesionales que quieren y necesitan cumplir las normas medioambientales.
En definitiva, la idea a transmitir y que debe ser interiorizada por todos es que la agricultura tiene un papel determinante en la mitigación del cambio climático y en contribución activa de la economía circular. En todos los procesos productivos el aprovechamiento es la filosofía de este sector, que dejaremos descafeinado si no llegamos a solucionar el complejo problema de la gestión de los residuos.
Artículo publicado en el número 211 Noviembre/Diciembre 2018 de RETEMA