Las sequías, responsables de la alteración microbiana del suelo y el aumento de emisiones de CO2
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Los microorganismos del suelo descomponen la hojarasca y ramas muertas de la vegetación. De esta forma, aparte de reciclar los nutrientes, devuelven a la atmósfera parte del carbono que las plantas asimilan con la fotosíntesis sobre todo en forma de CO2. De hecho, las emisiones de las comunidades microbianas del suelo son una de las mayores aportaciones de CO2 que recibe la atmósfera y pequeños cambios en su ecología pueden suponer grandes diferencias en la emisión total de este gas de efecto invernadero. El decaimiento de los bosques, que en los últimos años se ha multiplicado en la Península Ibérica, es consecuencia del incremento de las sequías y se caracteriza por la defoliación y mortalidad de los árboles y los matorrales.
En este trabajo de investigación han analizado cómo la sequía de 2005 en Doñana, espacio que alberga una enorme biodiversidad asociada a su vegetación mediterránea, afectó a la diversidad de los microorganismos del suelo. “Ese año fue excepcionalmente seco y además tuvo un invierno muy frío lo que se tradujo en una defoliación masiva de la vegetación, especialmente en las zonas de matorral y sabinar”, contextualiza Francisco Lloret, investigador del CREAF y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona. “A partir del ADN extraído del suelo hemos estudiado tres ambientes: el sabinar, el matorral y el pasto y hemos analizado la relación entre la diversidad de la vegetación y las bacterias y hongos presentes en el suelo”, continua el investigador.
En las zonas de pasto la diversidad de bacterias es más alta, porque hay mayor variedad de plantas que generan diferentes ambientes para las bacterias. Por el contrario, en los suelos de los sabinares hay más hongos por la abundancia de especies micorrícicas, asociadas a las raíces leñosas del sabinar.
El equilibrio entre bacterias y hongos en los suelos de Doñana
El episodio de sequía de 2005 aumentó el número de especies herbáceas que sustituyeron a las sabinas muertas. El aumento de la hojarasca que produjo la defoliación de las sabinas modificó la diversidad microbiana del suelo. “El resultado que detectamos, y que se mantiene en el tiempo, fue un incremento de la diversidad de bacterias en las zonas con más vegetación herbácea, frente a la disminución de la diversidad de hongos en el sabinar seco, probablemente debido a que desaparecieron los hongos micorrícicos”, explica el investigador del MNCN Jorge Curiel Yuste. “Las bacterias y los hongos tienen estrategias para el reciclado de nutrientes y carbono muy diferentes".
Las bacterias son más rápidas, pero también emiten más CO2. Este cambio en el equilibrio entre bacterias y hongos puede suponer enormes variaciones tanto en las tasas de reciclaje de nutrientes como en las emisiones de CO2 en estos sistemas afectados por la sequía” , aclara el investigador.
“El estudio pone de manifiesto cómo la ecología del suelo, que afecta al ciclo del carbono (vital para el mantenimiento de la vida en el planeta)se ve alterada por el cambio climático, favoreciendo las emisiones de dióxido de carbono”, concluyen los investigadores.
Artículo: Lloret, F., Mattana, S. y Curiel Yuste, J. (2014) Climate-induced die off affects plant-soil microbe ecological relationship and functioning. FEMS Microbiology Ecology
Foto: Monte blanco afectado por un episodio de sequía en el año hidrológico 2004-2005, Parque Nacional de Doñana (Autor: F. Lloret, 2008).