El sector medioambiental como palanca de competitividad
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Por Kristina Apiñaniz, directora general de ACLIMA
A menudo, en los análisis sobre el sector medioambiental que llegan a nuestras manos se incide en los gastos necesarios para adecuarse a normativas, inversiones necesarias para las empresas etc. Pero, en definitiva, debemos subrayar la importancia de este sector en la economía presente y, sobre todo, futura, ya que en su ámbito se están fraguando las bases de una nueva economía circular, sostenible, respetuosa con el medio, de bajas emisiones y de mayor competitividad. El sector medioambiental es el eje que va a permitir a las economías globales ser más competitivas, a la vez de sostenibles.
En Aclima, (Asociación Cluster aglutinante y referente del sector ambiental de Euskadi) buscamos la mejora de la competitividad del sector ambiental a través de la colaboración interactuando con el resto de sectores económicos y ofreciendo la mejora competitiva a través de la sostenibilidad. Somos plenamente conscientes de la relevancia del momento, y por ello hemos orientado nuestro Plan Estratégico para los años 2019-2022 con los siguientes objetivos estratégicos: incrementar la innovación tecnológica, propiciar la innovación empresarial y mejorar la competitividad del sector ambiental y la interacción con el sector público. Con estos objetivos, Aclima busca ahondar en la influencia económica de este ámbito para el resto de sectores económicos. Y para ello, vemos necesario trabajar en las siguientes áreas: Economía Circular, Calidad Ambiental y el Cambio Climático.
Como nuevo modelo económico, la Economía Circular, afecta a todos los sectores y en este cambio de paradigma, la industria del medio ambiente es un factor clave. La empresas del sector ambiental trabajan activamente en el ecodiseño, la durabilidad y remanufactura de los productos y finalmente en el reciclaje y valorización de los residuos. Por lo tanto, la Economía Circular constituye una oportunidad tanto para los agentes del sector medioambiental como para las empresas de otros sectores económicos. Esto es así porque mediante la interrelación de los factores de sostenibilidad y cuidado medioambiental las empresas pueden ahorrar costes aprendiendo a racionalizar sus recursos, además de crecer en competitividad.
En nuestra mano está comunicar de manera más concienzuda y constante las ventajas de este nuevo modelo económico, sobre todo en el ámbito industrial, ya que es allí donde puede tener mayor repercusión.
Con el fin de preservar la calidad del medio ambiente, las empresas de Aclima trabajan por la minimización de impactos ambientales en aguas, suelos, aire, biodiversidad, etc…, procurando prevenir, corregir y solucionar los efectos que puedan causar las actividades industriales sobre la naturaleza. Uno de los impactos más evidentes sobre el medio ambiente, y el reto más importante al que nos enfrentamos, es el Cambio Climático. En lo que respecta a este ámbito, el acercamiento de las empresas del sector ambiental se produce a dos niveles, por un lado, ofrecer soluciones para la medición y adaptación de los territorios y las empresas a la nueva situación que se desarrolla con los efectos del cambio climático. Y, por otro lado, todo lo relacionado con la mitigación, empezando desde la difusión y concienciación para cambiar nuestros hábitos como ciudadanos y empresas, pero también reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero de la propia ecoindustrial. Porque las actividades de gestión y tratamiento de residuos y aguas residuales, también emiten GEI, y para su disminución se debe apostar por la prevención en la generación, la recuperación de materias primas secundarias y la optimización de los procesos de gestión, transporte y tratamiento.
La transversalidad del sector medioambiental provoca que este aporte al resto de sectores beneficios como eficiencia en el uso de los recursos, minimización de los impactos ambientales, diferenciabilidad competitiva por la aplicación de avances tecnológicos etc. La sostenibilidad tiene un efecto de alto alcance, ya que convierte la competitividad en duradera, al colaborar con la sostenibilidad de las empresas, se consigue que esta se extienda en el tiempo, siendo un principio de avance continuado. Todos estos factores son un eje fundamental para fortalecer la competitividad y la generación de empleo en los sectores industriales tractores.
En este sentido, los espacios en los que la colaboración del sector ambiental con otros puede notarse de manera más pronunciada son varios. Uno de ellos es el relativo a la fabricación avanzada, donde los avances tecnológicos basados en la digitalización, la automatización y la conectividad, ayudarán a asegurar la trazabilidad, minimizar los impactos ambientales y reducir el consumo de materiales y recursos, siempre que se contemplen las variables ambientales en la incorporación de dichas tecnologías en las empresas.
La aplicación de la Economía Circular a los materiales de origen orgánico también es un ámbito de interés para el sector ambiental: lo que en Europa se está empezando a llamar la Bioeconomía Circular. Se trata de un sector con creciente interés, que hoy en día da trabajo a 18 millones de europeos y cuenta con un volumen de negocio de 2,3 billones de euros. Se estima que para el año 2030 podrían generarse un millón de empleos relacionados con esta área.
Y todo ello sin olvidar que tenemos a nivel mundial unos objetivos de desarrollo sostenible (ODS), muchos de ellos de carácter ambiental, que tenemos que cumplir para 2030 y que van a afectar a todos los niveles: políticos, económicos y sociales. Las empresas también deben alinear sus estrategias con estos objetivos: aquellas que antes lo hagan tendrán un mejor posicionamiento y competitividad frente a sus competidores, ya que cada vez tendrán más peso los factores ambientales y sociales en la toma de decisión de sus stakeholders (clientes, proveedores, potenciales trabajadores, etc.).
El sector ambiental es un sector flexible, que ha demostrado ser capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias de su entorno. Ahora también debe evolucionar, hacia nuevos modelos de negocio, nuevas soluciones, nuevas propuestas de valor para el resto de sectores. Y será necesario invertir en nuevas infraestructuras y crear nuevas empresas: apoyar a la innovación tecnológica y no empresarial también en el ADN de Aclima, así como el acompañamiento a los emprendedores más comprometidos con la sostenibilidad.
De esta manera, Aclima y el sector ambiental buscan colaborar en convertir a la industria vasca en un inteligente, flexible, conectada y sostenible, donde la Economía Circular, el Cambio Climático y la Calidad Ambiental sean los hilos conductores de esta transformación.
Artículo publicado en el número 213 Marzo/Abril 2019 de RETEMA