El proyecto RINDIA proveerá a la industria de una herramienta para interiorizar el riesgo hídrico
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El agua es, entre otras muchas cosas, un activo económico crucial y su escasez un factor limitante para el desarrollo de las actividades industriales, incluidas las vinculadas al ciclo urbano del agua o que combinan el abastecimiento a partir de redes municipales con recursos propios.
La disponibilidad permanente de agua es incierta, y como las cadenas de valor se han expandido globalmente, la evaluación del riesgo hídrico sigue siendo un desafío estratégico incluso en lugares con un historial de abundancia de agua. La gestión del agua tiene que ver, cada vez más, con una gestión de riesgos.
Seguridad hídrica
Los servicios del ciclo urbano del agua están afectados por una disponibilidad y variabilidad como recurso en espacio y el tiempo que rompen usualmente la avenencia entre las curvas de demanda y disponibilidad (en cantidad o calidad): se trata de gestionar periodos de escasez y periodos de sequía, inundaciones, la calidad del agua y la adaptación al cambio climático, todos ellos aspectos que se abordan desde el concepto de gestión de la seguridad hídrica.
Los inminentes escenarios globales de reducción de la disponibilidad hídrica revelan el rígido contexto que ya está imperando en la gestión del agua. Los sectores industriales altamente dependientes del agua son muy conscientes del reto de la seguridad hídrica, y la mejora de la resiliencia se está incorporando de forma muy activa en su estrategia empresarial.
Proyecto RINDIA
El reto abordado por el proyecto RINDIA es proveer a la industria de una herramienta para interiorizar el riesgo hídrico en su inteligencia estratégica, como elemento clave para mejorar su resiliencia ante eventos disruptivos, en la cantidad y calidad del recurso. La oportunidad para ello procede fundamentalmente de tres aspectos emergentes de tecnologías BIG DATA:
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La digitalización del ciclo del agua en la industria, ampliándola y reforzándola en los aspectos relativos a la captación de agua bruta (IoT)
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La incorporación de datos de gobierno abierto procedentes de las redes oficiales de control de cantidad y calidad del agua.
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Análisis avanzado de datos mediante herramientas de Inteligencia Artificial.
El proyecto alberga además una línea de investigación netamente innovadora en relación con la previsión de la degradación de la calidad del agua mediante imágenes satelitales que aporten indicadores de la calidad ecológica de las masas de aguas captadas. Bajo la premisa de que la calidad ecológica de los ecosistemas acuáticos constituye una garantía de la calidad del agua, el análisis de estos indicadores constituye una oportunidad para la valoración anticipada de la calidad del agua captada.
El programa europeo Sentinel va a disponer en 2028 de señales apropiadas para este tipo de análisis (sensores hiperespectrales). Actualmente, la misión Sentinel cuenta con imágenes multiespectrales con una periodicidad de 3-4 días. En este proyecto, se van a contrastar estas señales, con mediciones in situ de indicadores ecológicos. Ello va a permitir avanzar en el conocimiento de las oportunidades que esta nueva herramienta plantea, sus debilidades y fortalezas, así como en la tecnología necesaria para llevarla a cabo.
RINDIA busca dotar a la industria de una solución de previsión y evaluación de estados tendenciales de la disponibilidad y calidad del agua y tiene como objetivos específicos.
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Elaborar una plataforma digital (IoT y técnicas de IA) de gestión basada sensores e indicadores
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Establecimiento de indicadores del ciclo del agua
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Gestión de alertas / establecimiento de protocolos
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Integración de otros controles ambientales operados por otras administraciones
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Mejorar la eficacia del manejo del agua / mejora de la competitividad
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Mejorar la calidad del agua
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Fomentar la inteligencia estratégica de la empresa
Los resultados esperados están alineados con varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): el objetivo 6, agua limpia y saneamiento, el objetivo 9, de industria, innovación e infraestructura, y el ODS 11 de ciudades y comunidades sostenibles, y el ODS 13, de acción por el clima.