Plantas compactas de potabilización mediante ósmosis inversa para demandas estacionales
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El sistema de ósmosis inversa es una técnica de purificación de agua con múltiples aplicaciones –desalinización, potabilización, obtención de agua ultrapura, depuración de aguas residuales urbanas e industriales- en todo tipo de ámbitos, que sigue evolucionando a la par que aumenta el número de instalaciones de tratamiento de agua que la incorporan. De entre estas aplicaciones, su instalación como ETAP está creciendo en pequeñas y medianas poblaciones.
Sin embargo, la tecnología de ósmosis inversa aplicada al servicio residencial se encuentra con un hándicap para el que por su modo de trabajo no está preparada a priori: la estacionalidad. El abandono de pueblos que produjo en muchas zonas el éxodo rural, en los últimos años se está revirtiendo por personas que, en busca de una mayor calidad de vida, establecen en estas zonas su segunda residencia.
Esta situación de rotación poblacional complica el diseño de las plantas potabilizadoras para abastecimiento de estos municipios, siendo la capacidad de adaptación a la demanda estacional y discontinua uno de los requisitos fundamentales para su éxito. En este sentido, y dadas las necesidades de operación en régimen continuo de la tecnología de ósmosis inversa, su aplicación en este entorno parece ser incompatible.
Conscientes de ello, Salher ha desarrollado plantas de ósmosis inversa con operativas aisladas por módulos y con protocolos de hibernación que permiten operar la misma planta en varios caudales distintos en función de la demanda, sin que ello repercuta en un ensuciamiento y acortamiento prematuro de la vida útil de las membranas.
Plantas compactas de ósmosis inversa
Las plantas de ósmosis inversa de Salher, aptas para las demandas estacionales, presentan varios escenarios de trabajo en los que poder operar que se rigen en función de la demanda instantánea y, por tanto, del nivel de agua detectado en el depósito de agua tratada que da suministro al municipio en cuestión. Cuando disminuya la demanda de agua por un menor consumo se reducirá también el régimen de producción de agua tratada. Esto implica el cambio en las condiciones de trabajo de la planta hacia un escenario en el que varias membranas de ósmosis inversa queden aisladas.
Para que estas variables funcionen es fundamental haber hecho un estudio previo pormenorizado de la demanda y de su régimen estacional, que permitirá a los ingenieros encargados del diseño de la planta seleccionar los equipos que mejor se adapten a esos registros, tanto en lo que se refiere a la capacidad de diseño de las bombas, como de las posibles configuraciones de ósmosis inversa y de los volúmenes de laminación de los depósitos que entran en juego en el proceso.
Para el correcto diseño de las limpiezas flushing y CIP de las membranas es primordial la limpieza independiente por etapas y la capacidad de adaptación también en este caso a las distintas demandas en función del escenario de trabajo. Una característica común a las plantas de tratamiento de Salher es la importancia que se da al mantenimiento preventivo, un factor imprescindible en el caso de la tecnología de ósmosis inversa. Así, el empleo de agua de permeado, los tiempos de limpieza, los químicos empleados y los valores consigna para la activación del proceso de limpieza son establecidos con sumo detalle y de forma particular a cada planta.
Un aspecto singular de este proceso de adaptación a la demanda estacional es la definición de un protocolo de hibernación que permita trabajar a la planta en un modo de ‘baja demanda’ por periodos prolongados de tiempo si fuera necesario. Dicho protocolo consiste en la preservación de las membranas que no están operando manteniéndolas en remojo en un producto conservante. Igualmente, su restauración para volver a operar en régimen de máxima capacidad es cuidadosamente diseñada, haciendo que el proceso se efectúe de forma segura y sin que en ningún momento se cese en la producción de agua y un agua de alta calidad.
Salher tiene una dilatada experiencia diseñando e instalando plantas de ósmosis inversa, de la que se extraen algunas ventajas significativas:
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Diseño pormenorizado y fiabilidad.
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Máxima calidad de agua para consumo humano, riego y usos industriales.
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Retención de contaminantes elevada, llegando hasta el 99%.
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Homogeneidad en los valores normalizados.
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Tamaño reducido y compacto.
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Fácil instalación y operación.
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Bajo coste de mantenimiento.
Los ingenieros de Salher se adaptan a las necesidades de cada cliente para asegurar una calidad del agua tratada constante y unos costes de inversión y operación (CAPEX Y OPEX) reducidos. Gracias a todo ello, hoy podemos hablar de Salher como empresa de referencia en sistemas de ósmosis inversa.