Nuevos fertilizantes y bioestimulantes mediante el aprovechamiento sostenible de residuos orgánicos
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El aprovechamiento o valorización de los residuos orgánicos es imprescindible para cumplir con las políticas de economía circular establecidas por los principales organismos regionales y europeos, así como para evitar su impacto medio ambiental y alcanzar una agricultura más sostenible. Sin embargo, las tecnologías actuales que permiten la valorización a escala industrial de estos materiales no son 100% eficientes y generan residuos a los que también hay que buscar salida.
Actualmente, los residuos generados a partir de estas técnicas -conocidos como coproductos- se emplean principalmente como fertilizantes, aunque su uso extensivo está limitado por diferentes razones.
“Son materiales químicamente complejos que aplicados masivamente pueden conducir a problemas ambientales. Además, tienen carencias nutritivas, lo que limita su valor fertilizante y económico. Y el volumen de producción en su forma actual es muy superior a la demanda, lo que ocasiona un problema de gestión para las industrias”, explica Miriam Pinto, investigadora del Departamento de Conservación de Recursos Naturales del centro tecnológico NEIKER, miembro de Basque Research and Technology Alliance (BRTA).
Por ello, existe la necesidad de desarrollar nuevas estrategias que sirvan para valorizar este tipo de materiales. Este es precisamente el objetivo del proyecto FERTILWASTES, en el que participa NEIKER y que busca optimizar el valor de estos “residuos” y su futuro en el mercado.
La iniciativa europea tiene el reto de desarrollar productos innovadores y con valor, como materiales hortícolas biodegradables con y sin acción fertilizante, bioestimulantes o abonos de liberación lenta, a partir de coproductos generados por diferentes tecnologías de tratamiento de residuos agrícolas. Con ellos se pretende corregir las carencias nutritivas que presentan actualmente, mejorar las propiedades agronómicas de los productos finales y conseguir una diferenciación frente a otros productos actualmente en el mercado.
Microalgas para los cultivos
En concreto, dentro del proyecto, investigadoras de NEIKER trabajarán con residuos agrícolas como el biochar (carbón vegetal que se obtiene de restos vegetales), digestatos (residuos que se generan tras un proceso de digestión anaeróbica de material vegetal) y compost. Estos tres coproductos se sumarán y a esta mezcla se le añadirán microalgas. El resultado será un fertilizante de alto valor nutritivo.
“Las microalgas ofrecen aplicaciones crecientes en la agricultura moderna. Proporcionan más nutrientes a los cultivos y mejoran su rendimiento, incrementan la fertilidad y la estructura de los suelos e incluso reducen la incidencia de enfermedades“, precisa la investigadora Sonia Suárez.
Además, el cultivo de estas microalgas se llevará a cabo en otros residuos líquidos de la industria agroalimentaria. Estos residuos proporcionarán los nutrientes necesarios para el crecimiento de las microalgas, de manera que se generará un sistema de bioeconomía circular para reducir el impacto ambiental de los residuos líquidos derivados de estas actividades agroalimentarias.
“La integración de diferentes tipos de aguas residuales en los sistemas de producción de microalgas es una auténtica oportunidad para el desarrollo de estrategias de bioeconomía circular. Estos microorganismos son capaces de asimilar un amplio abanico de compuestos orgánicos e inorgánicos presentes en residuos líquidos de diferente procedencia, convirtiéndolos en biomasa válida como materia prima en otras tantas aplicaciones y sectores”, añade la experta de NEIKER.
La iniciativa FERTILWASTES, financiada con fondos FEDER, está coordinada por la APESA (Association Pour l’Environnement et la Sécurité en Aquitaine) y en ella participa un consorcio formado por 6 centros y universidades I+D de Euskadi, Cataluña y Francia: Beta-UVIC – CATAR Agroressources, UPC (Universidad Politécnica de Cataluña), NEIKER y el LaTEP (Université de Pau et des Pays de l’Adour).