NEIKER-Tecnalia desarrolla métodos biológicos para recuperar suelos contaminados
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El suelo es un recurso natural que lleva a cabo funciones vitales como la producción de alimento y fibra, el reciclaje de nutrientes, la depuración del agua o el secuestro de carbono. Debido a un desarrollo económico poco respetuoso con el medio ambiente, muchos suelos están actualmente contaminados con compuestos orgánicos e inorgánicos -contaminación mixta- lo que dificulta el diagnóstico ambiental del problema y, sobre todo, su recuperación.
Muchas de las actuales tecnologías de descontaminación de suelos contaminados están basadas en técnicas físico-químicas de elevado coste económico. Por suerte, en las últimas décadas han surgido tecnologías biológicas que emplean microorganismos y plantas. Dada la habilidad de las plantas para extraer metales pesados y asociarse a una comunidad de bacterias capaz, a su vez, de degradar contaminantes orgánicos, la combinación de plantas y bacterias posee un gran potencial como tecnología biológica de bajo coste y ambientalmente respetuosa para recuperar suelos degradados por contaminación mixta.
NEIKER-Tecnalia, en estrecha colaboración con la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea, está desarrollando una innovadora metodología de recuperación biológica de suelos contaminados que emplea conjuntamente plantas, mayoritariamente pertenecientes a la familia Brassicaceae y con capacidad de extracción de metales pesados, y microorganismos que degradan contaminantes orgánicos. El objetivo de esta tecnología es remediar suelos simultáneamente contaminados con compuestos orgánicos y metales pesados utilizando para ello tratamientos biológicos in situ.
La selección de plantas de la familia Brassicaceae se debe a su conocida importancia agronómica y económica, su probado potencial para la recuperación de suelos contaminados con metales pesados, su alta tasa de producción de biomasa y, finalmente, a sus posibilidades para producir biocombustible en zonas degradadas.
Además de las plantas, se aplican en el suelo contaminado compuestos químicos y productos orgánicos (purines, estiércol fresco y compostado, etc.) que actúan de estimuladores de la degradación. También se emplean elementos que facilitan el acceso de las bacterias degradadoras a los contaminantes más difíciles de eliminar.
Estas técnicas biológicas contribuyen a que los suelos recuperen su salud y su capacidad para suministrar servicios de los ecosistemas, como el reciclaje de nutrientes, la descomposición de la materia orgánica, el secuestro de carbono, la depuración del agua, etc. En este sentido, los parámetros que reflejan la abundancia, actividad y biodiversidad de los microorganismos del suelo presentan un enorme potencial como indicadores biológicos de la recuperación de la salud del suelo.
Este proyecto se enmarca en la Estrategia para la Protección del Suelo 2020 del Gobierno Vasco, que persigue un uso más eficiente del suelo como recurso y la sostenibilidad de “degradación neta cero del suelo”, tal y como plantea la Convención de Lucha contra la Desertificación de las Naciones Unidas, dentro de las metas Rio+20.