La gestión sostenible de matorrales y el uso energético de su biomasa, cada vez más cerca
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As Pontes (A Coruña) ha acogido la reunión final del proyecto LIFE+ ENERBIOSCRUB. Desde julio de 2014 hasta finales de abril de este año, se han realizado experiencias demostrativas de desbroce mecanizado y transformación de la biomasa en biocombustibles sólidos. Esta biomasa, obtenida de distintos tipos de especies arbustivas, se ha utilizado para su conversión energética en diferentes instalaciones de generación eléctrica y térmica.
Tras la reunión final del proyecto se abre el camino para futuros desarrollos que permitan no solo acometer una gestión sostenible de estas masas, sino contribuir tanto a reducir el riesgo de incendios en nuestros montes, como a mitigar y adaptar nuestras masas forestales al cambio climático.
Se han desbrozado un total de 137 hectáreas y producido 1.628 toneladas de biomasa, habiéndose intervenido en cinco áreas: Las Navas del Marqués (Ávila), Villardeciervos (Zamora), As Pontes (A Coruña), Fabero (León) y Garray (Soria). Toda la biomasa producida se ha consumido en instalaciones del entorno de las zonas de actuación, minimizando así la huella de carbono asociada al transporte.
La evaluación ambiental de los terrenos desbrozados, en su mayoría pastizales y tierras de cultivo abandonadas, ha concluido que los indicadores de riesgo de incendio han disminuido sustancialmente dos años después del desbroce en todas las localizaciones. Se puede así afirmar que la disminución de la carga de combustible reduce drásticamente en todos los casos el riesgo de incendio, al menos en el corto plazo. Dicha reducción ha sido especialmente relevante en aquellas formaciones de matorral que han presentado unas tasas de regeneración post-desbroce muy altas; en estos casos, los valores simulados de la velocidad de propagación del fuego, la longitud de la llama o el calor generado en un incendio se han reducido en torno a un 75-80 por ciento tras 2 años del desbroce.
Los impactos sobre el suelo parecen sin embargo mucho más variables. Así, se han observado efectos negativos como la compactación edáfica, la disminución de las propiedades estructurales y una ligera acidificación del suelo. También se han cuantificado impactos positivos como el incremento en el contenido de carbono y nitrógeno, o aumentos de cantidad de hojarasca. Debido a la lentitud de los cambios que se producen, que impiden se alcancen valores estables en el plazo del proyecto, estos parámetros edáficos se deben evaluar a más largo plazo.
En el mismo sentido se puede afirmar que la recuperación de los valores de biodiversidad y regeneración vegetal progresan de forma aceptable tras el desbroce.
Por lo que respecta al estudio de las cadenas logísticas, tanto en el sistema de biomasa triturada como en el de biomasa empacada (los dos tipos de gestión analizados), ha permitido concluir que el aprovechamiento de la biomasa del matorral es factible también en términos económicos, en zonas donde sea posible la mecanización (habitualmente con pendientes inferiores al 35 por ciento) , así como en áreas en las que la densidad de biomasa por hectárea no sea inferior a 5-7 toneladas de materia seca. En estas condiciones, el coste de la biomasa puesta en destino en un radio no mayor a 100 kilómetros puede estar por debajo de los 45 euros por tonelada de biomasa verde, lo que abre un horizonte prometedor de usos energéticos alternativos a la madera en el corto plazo.
El siguiente paso se orienta a optimizar la maquinaria para que sea más eficiente en la recolección, en mejorar la logística para evitar pérdidas de materia seca en el trasiego y almacenamiento, así como evitar la contaminación por tierra en las operaciones de recolección y carga. A tal fin se está redactando un manual de buenas prácticas que, junto con los ya publicados, estará disponible en la página web del proyecto.
A falta del cierre final del proyecto, los participantes de ENERBIOSCRUB se dan por satisfechos con la consecución de uno de sus objetivos esenciales: contribuir a una UE con economía baja en carbono y reducir la dependencia de productos energéticos fósiles.
El balance de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se ha realizado en este proyecto con una metodología “Full Life Cycle Assessment”, que tiene en cuenta todos las fuentes de generación de emisiones de Gases de Efecto Invernadero; entre otras, las relacionadas con la construcción de maquinaria, aspecto éste que no se contempla en metodologías habituales de huella de carbono.
En los ensayos realizados a lo largo del proyecto, el ahorro de GEI respecto al comparador fósil basado en gasoil es siempre superior al 88 por ciento. En la futura directiva de energías renovables para este tipo de plantas, se contempla exigir un 80 por ciento en 2021 y un 85 por ciento en 2026.