La digitalización y la innovación, claves para un regadío 5.0
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La escasez de agua es uno de los grandes desafíos que afronta el Planeta en el presente más inmediato, pero también en un futuro no tan lejano. La gestión eficiente y sostenible del recurso es hoy por hoy un elemento de primer orden, un eje sobre el que pivota el sector de los regadíos y un reto para el que estamos preparados y ante el que nos encontramos plenamente comprometidos.
En este contexto, la innovación, las nuevas tecnologías del agua y la digitalización emergen como grandes aliados para nuestro sector. Son factores imprescindibles para seguir avanzando y un motor que nos impulsa desde hace años.
Estamos dedicando mucho tiempo, esfuerzo y recursos a modernizar los regadíos, a buscar soluciones que nos permitan estar preparados para la nueva era digital 5.0, afrontando con realismo el presente para mejorar el futuro.
Y las cifras nos avalan y son incontestables. Cerca del 80% del regadío en nuestro país está ya modernizado y España es una referencia mundial en este ámbito. El uso del agua se ha conseguido disminuir durante décadas, gracias al enorme esfuerzo realizado por los regantes y que nos ha permitido reducir en más de 3.000 m3 /hectárea y año el uso del recurso durante los últimos 25 años, en muchas zonas regables.
Cerca del 80% del regadío en nuestro país está ya modernizado y España es una referencia mundial en este ámbito logrando reducir en más de 3.000 m3/hectárea y año el uso del recurso en los últimos 25 años.
Hemos dado un paso de gigante y hemos logrado aumentar la superficie de regadío modernizado mediante goteo y aspersión hasta llegar a máximos históricos, con 3.013.765 hectáreas de riego modernizado en 2021, lo que supone un 77,7% del total.
No obstante, a pesar de que el avance ha sido espectacular, seguimos trabajando en la búsqueda de nuevas vías para avanzar en una gestión eficiente del agua. Y por ello, la innovación sostenida, las nuevas tecnologías y la digitalización nos impulsan en nuestro objetivo de seguir avanzando y ser más eficientes en el corto y medio plazo.
A estas alturas, los regantes somos plenamente conscientes de la magnitud del reto y de que las nuevas herramientas que ofrece la digitalización nos permitirán contar con toda la información en tiempo real para acertar en las decisiones que tomemos sobre el terreno en cada momento.
Sumar aliados
Pero en este viaje necesitamos aliados. Por eso, desde la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore) proponemos al Gobierno un paquete de medidas técnicas que servirán de base para dar un nuevo impulso a la digitalización de los regadíos.
La puesta en marcha de contadores con telemedida en cada Comunidad de Regantes para controlar el agua suministrada por el Organismo de cuenca es una de las actuaciones necesarias para lograrlo. A su vez nos permitirá compararla con el agua que realmente les llega a los regantes, permitiendo detectar posibles pérdidas en el transporte, que pueden ser importantes cuando se trata de canales principales, en muchas ocasiones de propiedad estatal y con muchos años de antigüedad.
Además, es necesario impulsar otras acciones para digitalizar los regadíos e impulsar su innovación, en el marco del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de la Digitalización para el sector, aprobado por el Gobierno el año pasado.
Y la automatización y el telecontrol de los cabezales de riego, los canales de riego, las balsas, las estaciones de bombeo y las redes de distribución también constituyen otras actuaciones imprescindibles para seguir avanzando en este camino de la innovación del sector.
En el caso de los regadíos modernizados a presión, por ejemplo, las posibilidades de digitalización se multiplican y permiten mejoras muy importantes en la gestión del agua y de los fertilizantes en el ámbito de la fertirrigación.
Sin duda, la digitalización de los parámetros de todos estos elementos permitirá la supervisión del riego, la detección de incidencias y averías, e incluso la corrección de desajustes.
Otro aspecto importante que no podemos soslayar es el cálculo de las necesidades de riego en función de los datos climáticos locales, junto a la integración de las tecnologías de predicción para calcular la demanda de agua. Esto nos ayudará en gran medida a adoptar las mejores decisiones.
Big Data y análisis avanzado
En este sentido, todos estos elementos han de estar integrados bajo una misma Plataforma de gestión y comunicación de datos que incorpore Big Data, así como una analítica avanzada para mejorar la planificación y la gestión del riego.
Sin caer en la autocomplacencia, en cualquier caso, desde Fenacore no podemos dejar de insistir en que el regadío español es un caso de éxito, uno de los más competitivos del mundo, un referente, gracias al esfuerzo constante para adaptarnos a las nuevas tecnologías, que ha permitido lograr un descenso significativo del consumo de agua durante el último cuarto de siglo.
No obstante, pese a estos esfuerzos, los regantes han sufrido un encarecimiento de la factura eléctrica superior al 600% en el último año en algunas zonas regables, lo que ralentiza el proceso de modernización e impide realizar ciertas inversiones estratégicas a futuro.
Por todo ello, es esencial un impulso por parte de la Administración, un plan de acción política que vincule a los ministerios de Agricultura, Transición Ecológica y Hacienda, eleve la gestión del agua a una cuestión de Estado y garantice la ejecución de los fondos europeos, también, para impulsar la digitalización y modernización de los regadíos.
Y apostamos, como no puede ser de otra manera, por la cooperación entre el sector público y con las empresas privadas, por establecer alianzas, actuaciones locales que impulsen la necesaria digitalización de una manera efectiva, sobre el terreno, ante el reto de la falta de agua.
La sociedad debe ser consciente de que el regadío es una pieza esencial del sistema agroalimentario español, por su capacidad de generar valor añadido y empleo, como por su aportación en materia de innovación y función social para fijar a la población y promover el desarrollo rural.
El sector agrario, por su parte, ha de afrontar en las próximas décadas uno de sus mayores desafíos: proporcionar un suministro sostenible y seguro de alimentos. Algo prioritario, teniendo en cuenta que la población mundial crecerá por encima de los 9.500 millones hacia 2050 y que la demanda de
alimentos aumentará en más de un 80%, según las previsiones de la FAO.
Y ahí es necesario subrayar de nuevo el papel determinante del regadío para garantizar estabilidad, seguridad alimentaria y aumentar la producción agrícola, porque mucha menos superficie de tierra cultivada, se producen bastante más alimentos.
A la altura del reto
Por todas estas razones, lograr regadíos sostenibles debe ser la prioridad número uno. Y si repasamos la evolución del recurso en los últimos años y las previsiones a futuro podemos concluir sin ninguna duda que necesitamos datos fiables para acertar en la toma de decisiones. Ahí, de nuevo la innovación, la digitalización y las nuevas tecnologías del riego jugarán un papel crucial hacia una gestión eficiente.
Estamos preparados y afrontamos la transición digital como un reto, pero también como una oportunidad para seguir avanzando.
Y frente al desafío, no puedo dejar de citar una frase atribuida al físico y matemático William Thomson Kelvin que cobra hoy más sentido que nunca: “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”.
A estas alturas de siglo, ya nadie duda de que no podemos quedarnos atrás: estamos preparados y afrontamos la transición digital como un reto, pero también como una oportunidad para seguir avanzando. Estoy seguro de que los regantes sabremos estar a la altura y aprovechar las oportunidades que se abren en esta nueva era, como siempre hemos hecho. Confiemos en que nuestras Administraciones sean conscientes y responsables para enfocar sus decisiones hacia el bien común a la hora de seleccionar los proyectos a financiar. •