Se incrementa la concienciación acerca del uso responsable del agua
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La actividad humana genera más de 400 millones de toneladas de plástico cada año, de los cuales la mitad se conciben para una vida útil de un solo uso; y menos del 10% se reciclan. Se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares, según los últimos datos publicados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Sin embargo, el informe recalca que la contaminación por plásticos podría reducirse en un 80% de aquí a 2040 si los países, las empresas y los consumidores realizan profundos cambios. En torno a estas cifras se celebra este año el Día Mundial del Medio Ambiente, en búsqueda de soluciones urgentes a la contaminación por plásticos.
Aqualia se suma a la iniciativa y revela los resultados del III Barómetro de Conductas Sostenibles elaborado a partir de los datos obtenidos a partir de los miles de test realizados por los ciudadanos en el Sosteniblómetro, que exponen aquellas acciones que la ciudadanía tiene más o menos adquiridas en su vida cotidiana en cuanto a hábitos responsables y sostenibles.
Conclusiones del III Barómetro de Aqualia
Según la última encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), el 89 % de los españoles se muestran preocupados por la sequía. Es la primera vez que la falta de agua ocupa los primeros puestos entre los principales problemas para la ciudadanía, y el 70,7% de ellos asegura que ya ha modificado sus rutinas para ahorrar el recurso. La preocupación por controlar el consumo de agua y vigilar los crecientes costes energéticos se convierten en las principales razones que mueven a la población a aumentar sus conductas sostenibles. El III Barómetro de Conductas Sostenibles de Aqualia revela que el 100% de las personas consultadas afirman que se duchan en vez de bañarse (un 5% más que en la consulta realizada en diciembre de 2022); también un 100% saca los alimentos del congelador con tiempo para evitar descongelar con agua caliente; y el mismo porcentaje procura tener las ventanas y puertas bien cerradas cuando enciende la calefacción (superando también en más de un 5% la consulta anterior). Además, más del 92% de las personas que participaron en el Sosteniblómetro afirmaron cerrar el grifo de la ducha mientras se enjabonan.
En cuanto a los hábitos que aún presentan un margen de mejora, un buen número de ellos están relacionados con la utilización del plástico y la adecuada gestión de los residuos. El 62,5 % de las personas consultadas evita comprar productos envasados en plásticos y un 33,33% usan servilletas de tela en lugar de las de papel. Solo el 20% de los encuestados intentan usar una pastilla de jabón y no jabones envasados en plástico, mientras que un 16,67% han comprado alguna vez en tiendas de residuo cero en las que rellenar su propio recipiente con el producto que desean comprar.
Palencia, Valladolid y Jaén, las provincias más sostenibles
El ranking de “provincias más sostenibles” muestra en esta oleada que, en lo que va de año, los ciudadanos de Palencia, Valladolid, Jaén, Las Palmas y Toledo son, por este orden, los que por su participación y acierto en las respuestas han acreditado tener comportamientos más sostenibles. El dato de medición de la mayor o menor sostenibilidad es el índice obtenido de la relación entre las puntuaciones (sostenipuntos) y el número de participantes de cada provincia.
El Sosteniblómetro es la herramienta de Aqualia que, a través de un test de cinco sencillas preguntas, permite a los usuarios medir cómo de sostenibles son sus hábitos cotidianos. El resultado obtenido invita a reflexionar sobre qué prácticas podrían mejorarse y cómo hacerlo, ofreciendo consejos sostenibles para implementar en los hábitos diarios.
Además de los gestos cotidianos de la población general, existen otros esfuerzos que tratan de incrementar la sostenibilidad en torno a los diferentes usos del agua. La innovación trata de paliar problemas comunes como la contaminación por plásticos, tal y como reclama Naciones Unidas en este día. Un ejemplo de ello se sitúa el proyecto Life Phoenix, pionero en soluciones para la regeneración de aguas residuales y tratamiento de microplásticos y contaminantes emergentes. El proyecto está enmarcado en el programa europeo LIFE y está siendo ejecutado por un consorcio internacional liderado por Aqualia. La investigación se enfrenta al creciente reto de los contaminantes emergentes y microplásticos, que causan problemas en los actuales sistemas de depuración, al ser difícilmente eliminables, y suelen acabar en los mares y ríos, suponiendo un grave riesgo medioambiental. Uno de sus objetivos es cuantificar y eliminar microplásticos mediante procesos de filtración avanzada. El piloto ya ha comenzado en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) El Toyo (Almería), y está previsto su desarrollo en otras EDARs, como la de Almonte (Huelva) y la de Talavera de la Reina (Toledo).
Otro ejemplo es el programa Re-Carbón, liderado por Aqualia junto con otras tres empresas y centros de investigación y presentado en Asturias. Gracias a él, se han desarrollado cinco nuevos productos procedentes de residuos que tienen la capacidad para eliminar compuestos indeseados del agua, como microcontaminantes derivados de plásticos y de productos farmacéuticos.
En Los Alcázares (Murcia), Aqualia, en colaboración con el ayuntamiento, trabaja en el proyecto NINFA, que busca monitorizar y tratar los contaminantes presentes en aguas subterráneas, subsuperficiales y subterráneas con el objetivo de proteger el medio acuático, incluyendo el Mar Menor. NINFA incorpora la monitorización de diversas fuentes de contaminación, como las aguas depuradas, la infiltración urbana (metales pesados, hidrocarburos, microplásticos) y la intrusión de sales en zonas costeras, además de fenómenos que agravan la situación como sequías e inundaciones.
Aqualia, como primera empresa del sector certificada por AENOR en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), destaca que el agua es fundamental para el desarrollo y puede ser un motor de cambio para impulsar una sociedad más justa, uno de los desafíos de la Agenda 2030.