Fabricantes y distribuidores destacan la importancia de medir y crear indicadores sobre el desperdicio alimentario
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Las empresas del sector alimentario han sido protagonistas del 9º Punto de Encuentro Contra el Desperdicio Alimentario, que celebró ayer AECOC en el Auditorio Eduardo Úrculo de Madrid. La directora de RSC de Lidl, Michaela Reischl, aseguró que, en la actualidad, el retailer comercializa el 99% de los alimentos que pone a la venta y que el desperdicio alimentario vinculado a su actividad es del 0,5%. “La clave para lograr estos resultados es la monitorización. Debemos saber qué ocurre con todos los productos que pasan por nuestros lineales”, consideró Reischl.
La portavoz de Lidl explicó que la tecnología y la digitalización han sido claves en procesos como el control de stock de las tiendas, que permite a la compañía hacer pedidos optimizados a sus ventas diarias. En paralelo a este proceso, el distribuidor controla a diario las fechas de caducidad de los productos de alimentación seca, fruta y verdura, pan, bollería y artículos de nevera, y los ofrece con un 30% de descuento cuando la fecha de caducidad está próxima, además de donar alimentos aptos para el consumo pero que no cumplen los criterios de comercialización a diferentes entidades.
“Del 1% de alimentos que no llegamos a poner a la venta, el 10,8% lo donamos y el 38% lo cedemos a gestores autorizados para su revalorización en, por ejemplo, biogás”, detalló Reischl.
La directora de RSC de Lidl remarcó que la empresa se ha convertido en el primer supermercado con la certificación de Bureau Veritas por su sistema de gestión para la minimización del desperdicio alimentario. “Necesitamos trabajar con metodologías para saber cuánto se está desperdiciando en nuestras empresas y, a partir de ahí, buscar soluciones que vayan hacia una economía circular”.
Innovación contra el desperdicio
La monitorización de los procesos y la innovación para la prevención del desperdicio alimentario también fueron uno de los puntos más destacados por la directora de sostenibilidad de Capsa, Estefanía Iglesias. Una de las apuestas del fabricante es el proyecto Capsa Vida, que prevé la inversión de cinco millones de euros en los próximos cinco años para startups vinculadas con la alimentación saludable, personalizada y sostenible. “En el ámbito de la sostenibilidad adquieren especial importancia las iniciativas para la prevención de la pérdida de alimentos en toda la cadena de valor”, avanzó Iglesias.
La directora de sostenibilidad de Capsa detalló la estrategia de la compañía para reducir el desperdicio en el proceso de producción de los alimentos, en la comercialización y en los hogares. Una iniciativa que ha permitido, por ejemplo, la reducción en un 31% de la pérdida de productos alimentarios en sus fábricas y alcanzar una tasa del 94% a la hora de dar una segunda vida a los residuos de alimentos. Estos resultados han permitido a Capsa ser la primera empresa láctea española con todas sus fábricas certificadas con residuo cero.
Iglesias también remarcó la necesidad de involucrar a los consumidores en esta lucha contra el desperdicio de alimentos y ha puesto en valor la iniciativa de la compañía ‘Contra el desperdicio alimentario, Actúa diferente’, que ha permitido a Capsa ser reconocida durante dos años consecutivos en la Semana Europea de Prevención de Residuos.
La alimentación no tiene desperdicio
La 4ª Semana AECOC contra el desperdicio alimentario se celebra en el marco de la campaña 'La alimentación no tiene desperdicio', en la que participan cerca de 700 empresas. En sus nueve años de trayectoria, la iniciativa ha logrado resultados remarcables: las principales empresas de distribución del país han reducido su desperdicio alimentario de un 1,78% en 2012 a un 0,70% del total comercializado. Unas cifras que son fruto de los planes puestos en marcha por las compañías para frenar este problema de impacto económico, social y medioambiental.
La 4ª Semana AECOC contra el desperdicio alimentario se propone consolidarse como una herramienta capaz de dar información y soluciones para poner en valor de los alimentos tanto en las empresas como entre la población, ya que es en los hogares donde se genera el 42% del total del desperdicio que sufre el conjunto de la cadena alimentaria.