Exploran el potencial del cemento como material circular, sostenible y rentable
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El cemento y el hormigón son los pilares del entorno construido. Su demanda mundial casi se ha triplicado en los últimos 20 años. Sin embargo, a pesar de la omnipresencia del cemento, la economía que lo rodea contribuye en gran medida a las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Además, entre el 30% y el 40% de los residuos sólidos actuales se generan en la construcción y el mantenimiento del entorno construido.
Con un número cada vez mayor de industrias y sectores que avanzan hacia las emisiones netas cero, en el cemento está en juego una cantidad significativa de valor. Los precios del carbono en el Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE) han alcanzado casi los 100 euros por tonelada métrica de dióxido de carbono, un nivel que podría convertirse en la norma para 2030. Al mismo tiempo, el coste de los vertidos de residuos de construcción y demolición (RCD) afecta a todo el ecosistema de la construcción, superando los 100 euros por tonelada métrica. Combinados, el valor total en riesgo del dióxido de carbono y los vertidos podría alcanzar aproximadamente los 210.000 millones de euros en 2050.
La demanda de cemento en las próximas décadas probablemente se mantendrá constante, lo que significa que no se creará valor adicional a partir de los enfoques tradicionales de producción de cemento. En consecuencia, los agentes del sector de la construcción deben actuar ahora y explorar opciones alternativas para reducir tanto los costes como las emisiones de dióxido de carbono. Las tecnologías circulares, como los combustibles alternativos, el curado del carbono, la recarbonatación y la captura y almacenamiento de carbono (CAC), serán mucho más que soluciones de nicho para descarbonizar el entorno construido.
De hecho, una investigación realizada por McKinsey & Company muestra que podrían ayudar a descarbonizar aproximadamente el 80% de las emisiones totales de cemento y hormigón para 2050, aunque existen diferencias locales.
La circularidad puede funcionar conjuntamente con la reducción de las emisiones de carbono en la producción de cemento porque las tecnologías circulares siguen el paradigma de tres estrategias cruciales de descarbonización: abordar el volumen total de materiales necesarios o rediseñar materiales, edificios e infraestructuras, cambiar los combustibles fósiles a alternativos para reducir emisiones de materiales; y reutilizar, reparar y renovar los activos y las infraestructuras existentes. Según las estimaciones, y los precios previstos del carbono, cada una de estas tecnologías de circularidad tendrá un valor positivo en 2050, y algunas ya son más rentables que las soluciones actuales.
El estudio también muestra cómo la circularidad en el cemento es una oportunidad para crear valor adicional de aquí a 2050. Una mayor adopción de tecnologías circulares, con recirculación de dióxido de carbono, materiales y minerales, y energía puede añadir 110.000 millones de euros de ganancia de valor neto anual al entorno construido para 2050, mitigando así casi la mitad del valor declarado en riesgo.
De cara al futuro, el estudio propone que las partes interesadas de toda la cadena de valor aprovechen la oportunidad participando en la construcción de empresas circulares: considerando la posibilidad de reciclar, reparar o prestar servicios a la cadena de suministro; buscando nuevas oportunidades para crear empresas ecológicas y creando nuevos modelos de negocio relacionados con la absorción de dióxido de carbono.
También, plantea utilizar tecnologías circulares para reaccionar ante la evolución de los riesgos financieros y sugiere construir una posición de coste-beneficio con los precios existentes del dióxido de carbono, los costes de los vertederos y los marcos normativos; determinar si hay suficiente material de desecho para la recirculación disponible y accesible; y garantizar acuerdos de comercialización de productos circulares.