Estrés hídrico: soluciones para garantizar el agua

El desafío del cambio climático sobre la seguridad hídrica requerirá de un enfoque holístico en la gestión y planificación del agua. Lo analizamos de la mano de expertos y expertas de reconocido prestigio
19-07-2024
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El desafío del cambio climático sobre la seguridad hídrica requerirá de un enfoque holístico en la gestión y planificación del agua. Analizamos cómo está cambiando la disponibilidad del agua, el impacto del estrés hídrico y algunas soluciones clave de la mano de Leonor Rodríguez de UPMwater, Manel Poch de LEQUIA, Manuel Pulido de IIAMA y Annelies Broekman de CREAF.

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1. La región mediterránea será uno de los epicentros del cambio climático, ¿cómo están cambiando la disponibilidad de agua los nuevos escenarios climáticos? 

 

Leonor Rodríguez, UPMwater

El 2022, España ha sido el país más cálido de la serie histórica. Según las predicciones de los escenarios climáticos, la temperatura máxima en la región aumentará entre 2 a 6 ºC, así como los eventos extremos de sequía y de precipitación. A finales del siglo XXI, se reducirán las precipitaciones medias (entre -18% y -38%), aunque se incrementará su variabilidad, y las olas de calor serán de mayor duración. Por tanto, se tendrá menos agua disponible, más inundaciones y más sequías.

 

Manel Poch, LEQUIA

Que la región mediterránea es donde se prevén los mayores cambios, ya es una realidad; sólo hace falta ver los titulares de los periódicos o los informes de los expertos. Además, parece ser que la disponibilidad afectará no sólo a la cantidad global, sino también (¿y especialmente?) a su distribución, con la existencia de distintos microclimas. La complejidad de la situación es tal que, en mi opinión, nos equivocaríamos buscando sólo las soluciones en el propio campo del agua. Cambiar el estilo de vida en general, también debería ser considerado.  

 

Manuel Pulido, IIAMA

España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, es uno de los países de Europa donde se prevé una mayor afección. De hecho, tenemos aproximadamente un 30% del territorio en zonas áridas o semiáridas, con un frágil equilibrio entre recursos y demandas. Por ello, debemos ser conscientes de los impactos inevitables del cambio climático y estudiar soluciones y medidas de adaptación, tanto en sectores productivos como la agricultura, industria o abastecimiento urbano, como en la vertiente ambiental y social.

 

Debemos ser conscientes de los impactos inevitables del cambio climático y estudiar soluciones y medidas de adaptación, tanto en sectores productivos como la agricultura, industria o abastecimiento urbano, como en la vertiente ambiental y social. Manuel Pulido, IIAMA.

 

 

Annelies Broekman, CREAF

El incremento de la temperatura previsto implica que la demanda de agua actual aumente, a la vez que la disponibilidad disminuya por efecto de los cambios de los patrones de lluvia. A parte del impacto del cambio climático, el modelo socio-económico dominante fomenta una gran demanda de agua, por ejemplo planificando nuevos desarrollos urbanísticos y superficies de regadío. Por otro lado, la degradación de espacios ecológicamente funcionales, como los ríos, y su contaminación incrementan exponencialmente. Esto provoca una escasez creciente y pone en jaque los abastecimientos.

 

2. ¿Qué impacto está teniendo y tendrá en el aumento del estrés hídrico en la península ibérica? 

 

Leonor Rodríguez, UPMwater

Se ha detectado una reducción de entre 10% y 20% de los recursos hídricos disponibles en muchas cuencas de la península ibérica y una disminución en los caudales anuales (inverno y primavera) especialmente en las cuencas del centro y sur. Se espera que el cambio climático en los recursos hídricos afecte al ciclo hidrológico, con una menor disponibilidad de agua y de peor calidad. En algunas zonas, esto podría generar una competencia por el agua entre los diferentes usuarios (regadío, abastecimiento, ecosistemas).

 

Manel Poch, LEQUIA

Climáticamente hablando, la península ibérica es heterogénea, con dos grandes bloques, la zona atlántica y la mediterránea. De momento, ya se constata esta situación y los modelos matemáticos parecen indicarnos que estas diferencias irán a más. A partir de aquí puede ser que cada zona desarrolle su propio futuro o que se establezca algún tipo de transferencia del recurso. Ello dependerá de cómo se plantee de forma global la política hidráulica, un tema no fácil de gestionar.   

 

Manuel Pulido, IIAMA

El cambio climático afecta a la disponibilidad del recurso. Cambia la oferta de agua, ya que provoca una disminución de los recursos disponibles y un incremento de los episodios extremos, como sequía e inundaciones. Y también incide en la demanda, ya que si tenemos periodos de mayor temperatura y más secos, la necesidad de riego en los cultivos se incrementa, así como la evapotranspiración de bosques y jardines. Esto provoca que el estrés hídrico vaya en aumento y los conflictos por la gestión del agua también.

 

Annelies Broekman, CREAF

En Cataluña se están muriendo más árboles por sequía que por los incendios forestales, estamos perdiendo la mitad de la biodiversidad acuática y, en general, estas tendencias se ven reflejadas en los sistemas naturales de toda la península. Es importante recordar que la degradación de nuestro hábitat nos hace aún más vulnerables a las variaciones del clima. Muchas ciudades están luchando para poder garantizar el abastecimiento, en muchos casos las aguas todavía disponibles están contaminadas, como en la Valle de Los Pedroches, donde la ciudadanía no tiene agua potable en los grifos. Las restricciones a los diferentes sectores productivos están causando la quiebra de muchos negocios, sin perspectiva de mejora en el corto plazo.

 

3. ¿Qué soluciones, medidas o modelos están llamados a cobrar un papel relevante en la mitigación del impacto del cambio climático en la disponibilidad
de agua? 

 

Leonor Rodríguez, UPMwater

Las soluciones pasan por una buena planificación/gestión de los recursos hídricos (convencionales y no convencionales) para satisfacer las demandas de todos los usuarios, utilizando modelos/tecnologías disponibles en su predicción y seguimiento. En este sentido, este año han sido aprobados los Planes Hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas, que marcarán la gestión del agua para los próximos seis años. También se están actualizando los Planes de Sequía y se cuenta con los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación para cumplir con las políticas de la Unión Europea y la necesaria adaptación a los efectos del cambio climático.

 

Las soluciones pasan por una buena planificación/gestión de los recursos hídricos para satisfacer las demandas de todos los usuarios, utilizando modelos/tecnologías disponibles en su predicción y seguimiento. Leonor Rodríguez, UPMwater.

 

 

Manel Poch, LEQUIA

Mi opinión es que en primer lugar deberemos tomar conciencia de que no hay soluciones mágicas, que además no tengan impactos colaterales.  Las posibles soluciones deberán combinar diferentes actuaciones, tanto sobre la oferta como sobre la demanda, y además a diferentes escalas. Un ejemplo es la economía circular, llamada a aportar su grano de arena, o la digitalización, de la que no sé si esperamos demasiado.  Debemos también empezar a considerar alternativas más disruptivas que pueden implicar un cambio de paradigma, como los sistemas más descentralizados. 

 

Manuel Pulido, IIAMA

Frente al cambio climático es fundamental la I+D+i. Es un reto complejo al que hay que hacerle frente con soluciones complejas. Debemos articular herramientas y modelos que nos permitan anticiparnos a los impactos y apoyen la toma de decisiones, tanto en tiempo real, como en la planificación y gestión a más largo plazo.

Asimismo, debemos investigar el potencial del uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas, que pueden articularse como una solución innovadora a los problemas de escasez. También debemos proseguir en el desarrollo de soluciones de gestión del agua basadas en la naturaleza como sistemas de drenaje urbano sostenible, humedales artificiales, zonas verdes para amortiguamiento de avenidas o para recarga de acuíferos, o prácticas agrícolas y forestales sostenibles.

En definitiva, debemos compatibilizar la seguridad hídrica con la protección y la sostenibilidad ambiental.

 

Annelies Broekman, CREAF

En estos momentos de extrema dificultad, tenemos pocas opciones: restringir el abastecimiento, bajar la presión en algunos sistemas de distribución, reutilizar donde se pueda y mantener las desaladoras funcionando a pleno rendimiento. A medio plazo se pude invertir en aumentar el número de plantas desalinizadoras, circuitos de reutilización y la recuperación de pozos en desuso, pero implica grandes inversiones con el resultado de estirar la cuerda un poco más. El gran reto es abordar la reconversión de la demanda de manera estructural, planteando nuevos modelos de desarrollo agrícola, urbano e industrial, permitiendo construir una resiliencia a largo plazo.

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