Envases activos biodegradables, una prometedora solución contra la contaminación por plástico

El proyecto Im-Pack propone la aplicación de una nueva tecnología que utiliza fluidos supercríticos para generar estos envases activos más eficientes que los convencionales

La Universidad de Cádiz coordina un novedoso proyecto europeo, dirigido por el catedrático del área de Ingeniería Química, Casimiro Mantell, centrado en el desarrollo, a través de técnicas supercríticas, de nuevos envases activos biodegradables para la comercialización de productos frescos mediterráneos.

 

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Este trabajo, que tendrá una duración de 36 meses y que ha recibido una financiación por parte de la Comisión Europea de 1,5 millones de euros, propone añadir extractos naturales obtenidos, a partir de subproductos agrícolas, como sustancias activas a estos envases. Por ello, es importante recordar que existe en la actualidad una tendencia centrada en la búsqueda de los denominados envases activos, un sistema de envasado que incorpora componentes que absorben o liberan sustancias en los alimentos envasados para extender la fecha límite de consumo de estos o para mejorar sus condiciones, para aumentar la vida útil de los productos frescos.

 

“Una de las alternativas más prometedoras son los envases producidos añadiendo una sustancia activa en la propia formulación del polímero, que pueden tener diferentes propiedades funcionales, incluida la capacidad de minimizar la oxidación y la degradación microbiológica de los alimentos frescos durante su almacenamiento”, explican los investigadores

 

El resultado es un aumento significativo de la vida útil de los alimentos envasados, promoviendo así una economía circular, lo que aumenta la rentabilidad del proceso global.

Por otra parte, se pretende que estos envases sean plásticos biodegradables con el fin de aumentar la calidad del envase elaborado y disminuir el impacto ambiental del uso de plásticos convencionales. Así, el proyecto Im-Pack propone la aplicación de una nueva tecnología que utiliza fluidos supercríticos para generar el envase activo, una tecnología que ha sido probada en plásticos convencionales con excelentes resultados, aumentando la vida útil de los alimentos frescos en varios días y, por tanto, la capacidad de exportación de las empresas agroalimentarias.

“Uno de los principales objetivos de este proyecto se centra en el desarrollo de soluciones innovadoras que aumenten la competitividad de los pequeños y medianos agricultores mediante la implementación de nuevos envases activos biodegradables adecuados para la comercialización de sus alimentos frescos mediterráneos. Con estos envases, las empresas agroalimentarias pueden llegar a nuevos mercados y disminuir las pérdidas de alimentos por caducidad de los productos”, según los investigadores desde la UCA.

 

Beneficio plural

Se espera que a lo largo de este trabajo “podamos crear unos envases que aumenten los beneficios de todas las partes interesadas, incluidos los agricultores, los pequeños fabricantes de alimentos y los distribuidores locales”. Sin olvidar, que “los beneficios también se deberían traducir en un precio justo para los consumidores”.

Así, el proyecto Im-Pack se integra en el concepto de economía circular para aplicar la rentabilidad de los envases activos formulados con extractos de subproductos agrícolas, obtenidos e impregnados mediante una técnica sostenible. La utilización de plásticos biodegradables y la valorización de subproductos agrícolas como fuente de interesantes compuestos bioactivos minimizan la generación de residuos. Además, la producción de envases activos que aumentan la vida útil de los productos alimenticios frescos reduce los residuos orgánicos de los alimentos caducados.

El proyecto, que tiene como nombre completo "Technological and economic potential of the active packaging obtained by supercritical techniques for the preservation of Mediterranean fresh food", ha sido financiado dentro de la convocatoria PRIMA (Partnership on Research and Innovation in the Mediterranean Area) 2022 y cuenta con siete universidades (Universidad de Cádiz, Universidad de Aveiro – Portugal, Universidad de Aix-Marsella – Francia, Universidad de Údine – Italia, Universidad de Constantine 3- Argelia, Universidad de Cartago – Túnez y Universidad de Abdelmalek-Essaadi – Marruecos), y con dos empresas, como Eversia S.A. (España) y Keey Aerogel (Francia).

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