Entrevista

"El ecodiseño se confirma como una estrategia de competitividad empresarial"

Entrevista a José María Fernández Alcalá, director de Economía Circular de Ihobe
Autor/es
Nuria Suárez
Entidad
27-09-2024
Publicado en

Hace ya más de una década que el Gobierno Vasco trabaja para transformar los tradicionales patrones de fabricación y consumo y tornarlos más circulares. Ejemplo de ello es el Manual práctico de Ecodiseño para una economía circular que ha publicado recientemente el organismo y que busca poner en valor los productos fabricados de manera sostenible en el territorio, haciendo de éstos la norma en el mercado. En esta entrevista hablamos con José María Fernández Alcalá, Director de Economía Circular de Ihobe, para conocer en detalle cómo está trabajando Ihobe para hacer extensiva la práctica del ecodiseño, el potencial de esta herramienta para transformar el tejido empresarial vasco y reducir el impacto ambiental de los procesos, cómo se alinean con el cumplimiento de los objetivos europeos y de qué manera se proyectan en los próximos años de cara a alcanzar un modelo económico circular.

 

Ihobe fue un organismo pionero en apoyar el diseño de productos con un enfoque circular en España. ¿Cómo definen el término ecodiseño desde la entidad? ¿cómo valoran la evolución de este campo en la última década?

Efectivamente, en Ihobe impulsamos el ecodiseño entre las empresas vascas desde 1999, animando a los distintos sectores de producción a integrar el medio ambiente como aspecto a considerar en el diseño o rediseño de sus productos desde una perspectiva del ciclo de vida completo del mismo. Además, el ecodiseño es una pieza fundamental dentro de la Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030.

Como tal, el “ecodiseño” sería la de una metodología que considera los aspectos ambientales a lo largo del proceso de desarrollo de productos, esforzándose en conseguir minimizar el impacto ambiental de un producto a lo largo de su Ciclo de Vida. Se centra por tanto en dos claves: la primera conocer y medir el impacto ambiental del producto en todo su ciclo de vida para, a partir de ahí, reducir este impacto ambiental, mejorando su diseño.

En estos 25 años de experiencia acumulada, han sido muchas las empresas que han integrado plenamente el ecodiseño en su forma de concebir nuevos productos que poner en el mercado. Buen ejemplo de ello es “ZIRKULARRAK – Basque circular products exhibition”, una recopilación de más de 200 productos diseñados y fabricados en Euskadi, con casos concretos en 10 categorías de productos totalmente diferentes. Este trabajo de recopilación dio paso a una exposición itinerante que ha recorrido diferentes puntos de la geografía vasca y que aún se puede disfrutar en su web: https://zirkularrak.ihobe.eus/

 

De entre los numerosos beneficios que el diseño para el reciclaje es capaz de brindar a las empresas, ¿cuáles serían los más destacados? ¿qué potencial atribuyen al ecodiseño de cara a mejorar el rendimiento empresarial?

En primer lugar, me gustaría señalar que el ecodiseño es mucho más que el diseño para el reciclaje. Antes del reciclaje tenemos el diseño para la durabilidad, el diseño para la reparabilidad, el diseño para la recuperación del producto… La visión del ecodiseño parte de las necesidades del usuario del producto, que es el centro del negocio. El ecodiseño busca cómo aportar mayor valor con el impacto ambiental mínimo posible, optimizando el consumo de materiales y reduciendo su huella ambiental y de carbono. Por ello, antes de pensar en el reciclaje, tenemos que optimizar al máximo las prestaciones con relación al cliente. Sólo cuando hayamos maximizado la vida útil del producto, pasaremos a pensar la forma de recuperar las materias primas contenidas en él, esto es, en el diseño para el reciclaje.

Así que, al analizar el ecodiseño desde una perspectiva de circularidad, se trata de maximizar el valor que aportamos como empresa, minimizando los impactos ambientales. No hay que perder de vista que el 80% del impacto ambiental de un producto se determina en la fase de diseño. Además de una estrategia de mejora ambiental, el ecodiseño se confirma como una estrategia de competitividad empresarial, al permitir ofertar productos de mayor valor que cada vez, afortunadamente, son mejor valorados y reconocidos por sus clientes, gracias al mejor nivel de información y mayor exigencia. 

 

"El 80% del impacto ambiental de un producto se determina en la fase de diseño"

 

 

Este mismo año Ihobe ha lanzado un Manual práctico de Ecodiseño para una economía circular. ¿De qué manera esperan impactar en el tejido empresarial con esta herramienta? ¿cuáles son sus puntos más destacados?

En sus inicios, el ecodiseño se centraba en trasladar a las empresas la perspectiva de “ciclo de vida”, es decir, pensar más allá de lo que ocurría dentro de las empresas y analizar el producto tanto “aguas arriba” (obtención de materias primas y componentes) como “aguas abajo” (distribución, uso y fin de vida). 

Este enfoque inicial ha permitido a las empresas importantes mejoras, pero se centraba exclusivamente en el pensamiento de que un producto iba a tener una única vida, la representada por una primera persona usuaria del mismo. Sin embargo, desde la perspectiva de la economía circular hoy vemos que los productos pueden y deben tener segundas y terceras vidas. Que un primer usuario renuncie a poseer un producto que ha adquirido, no quiere decir que tengamos que desecharlo. Es posible recuperarlo y volverlo a integrar el mercado, sea como una mera reutilización del mismo o aportando más valor a través de estrategias de recuperación del producto entre las que podemos mencionar la renovación, el reacondicionamiento y la remanufactura.

Por este motivo, Ihobe ha actualizado la metodología, publicando una nueva versión de la metodología de Ecodiseño, a través de un nuevo “Manual práctico de Ecodiseño para una economía circular”. Además, hemos querido intencionadamente que este nuevo manual sea respetuoso con el trabajo hecho por las empresas hasta la fecha incorporando la nueva visión que la circularidad puede aportar al ecodiseño.

 

A nivel europeo, el pasado mes de mayo se aprobaba un nuevo Reglamento sobre ecodiseño. ¿Cómo esperan que las nuevas normas y requerimientos impacten en los sistemas productivos? 

Efectivamente el Parlamento Europeo aprobó el pasado 27 de mayo el nuevo Reglamento de ecodiseño que, tras su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea, entró en vigor el pasado 18 de julio. Se basa en el ecodiseño como punto de partida para la definición de nuevos patrones de producción y consumo acordes con los objetivos europeos en materia de sostenibilidad, en particular en relación con el clima, el medio ambiente, la energía y los objetivos en materia de uso de recursos y biodiversidad.  

Y lo hace introduciendo nuevos requisitos básicos de ecodiseño para mejorar la durabilidad, fiabilidad, reparabilidad, actualizabilidad, reutilizabilidad y reciclabilidad, así como las posibilidades de reacondicionamiento y mantenimiento de los productos. También aborda otras cuestiones como la presencia de sustancias químicas peligrosas en los productos, el aumento del contenido reciclado o la reducción en la generación de residuos a través de un reciclado de alta calidad. A su vez, presenta otras importantes novedades, como la puesta en marcha del Pasaporte Digital de Producto, con el que se pretende poner la información ambiental a disposición de los agentes que operan a lo largo del conjunto de la cadena de valor, la prohibición de destrucción de productos de consumo no vendidos o la mejora de la vigilancia del mercado por parte de las administraciones públicas para luchar contra el fraude y la competencia desleal.

Todavía queda tiempo, porque a partir de ahora, la Comisión Europea debe establecer qué requisitos son los específicos para los distintos productos y productores, y los países de la UE dispondrán de 18 meses para cumplirlos, pero sin a lugar a dudas estamos ante un ambicioso nuevo texto legal que aspira a dar un impulso a aquellos productos y a aquellas empresas que ya han incorporado plenamente el ecodiseño en su forma de actuar.

 

"En materia ambiental, la legislación y la demanda de los clientes son los dos aspectos más relevantes a la hora de llamar a las empresas a la acción"

 

 

El Reglamento europeo sobre ecodiseño aborda diferentes criterios de durabilidad, reutilización, actualización y reparabilidad del producto. ¿De qué manera apoyará Ihobe a las empresas para que cumplan con dichos requerimientos? ¿existen incentivos directos para este ámbito?

El nuevo manual de ecodiseño de Ihobe está totalmente alineado con las exigencias de este nuevo reglamento europeo de ecodiseño. A partir de ahí, hemos puesto en marcha un amplio abanico de actividades orientadas a apoyar a las empresas. No perdamos de vista que este reglamento tiene dos visiones: una de cumplimiento legal, a través de la fijación de una serie de criterios de diseño obligatorios que deberán cumplir todos los productos de una misma categoría que se comercialicen en Europa; pero otra aún más importante de transparencia, orientada a la mejora de la competitividad de aquellas empresas que voluntariamente vayan más allá de estos requisitos mínimos. Tal y como establece el preámbulo de este nuevo reglamento, su objetivo último es que los productos sostenibles sean la norma en el mercado único europeo y para ello, pone en marcha instrumentos de información que, junto con otras medidas legales orientadas a la lucha contra el blanqueo ecológico o “greenwashing”.

En ese empeño estamos trabajando desde Ihobe y para ello, disponemos de diferentes líneas de actuación: informando y sensibilizando a las empresas a través de sesiones online gratuitas como  nuestros “Ekostegunak – Jueves de economía circular”; con formación en el uso de nuevas metodologías y herramientas a través de nuestro programa formativo para profesionales en activo que ponemos en marcha con CONFEBASK, la Confederación Empresarial Vasca y sus organizaciones territoriales; desarrollando nuevas herramientas técnicas, pensadas especialmente para pymes, como es el caso de la nueva herramienta informática CLIMATE & CIRCULARITY CALCULATOR; acompañamiento en el desarrollo de proyectos a través de la iniciativa PYME Circular Euskadi; o reconociendo y divulgando aquellos casos de éxitos a través de campañas como la de “ZIRKULARRAK – Basque circular products exhibition”.

 

"La incorporación de nuevo talento en las organizaciones es clave para afrontar un modelo económico que incorpora reglas de juego diferentes"

 

 

En términos de impacto ambiental, social y económico, ¿cuáles han sido algunos de los resultados más destacados de las políticas y programas de ecodiseño liderados por Ihobe? ¿qué obstáculos han enfrentado?

En Euskadi, al igual que ha ocurrido a nivel europeo, las medidas implementadas en materia de ecodiseño han tenido unos resultados muy importantes. Sólo hasta 2020, la Comisión Europea estimó que ambos instrumentos generaron ahorros anuales de energía por valor de 165 Mtep (millones de toneladas equivalentes de petróleo), aproximadamente al 9 % del consumo total de energía de la UE y una reducción del 7 % de las emisiones de carbono. Y de cara al futuro, se espera que las nuevas políticas de ecodiseño generen por sí solas un tercio de los ahorros necesarios para alcanzar el objetivo de reducción de emisiones del 55 % de la UE para 2030.

Su impacto no es sólo ambiental, pues mejora la competitividad y el posicionamiento de las empresas, como refleja el documento “Oportunidades de negocio que ofrece el ecodiseño a las empresas del País Vasco” que elaboramos entre Ihobe y el Instituto Vasco de Competitividad Empresarial, Orkestra. 

Algunos obstáculos se corrigen en el nuevo reglamento de ecodiseño, conexas como la mejora de la información y la vigilancia de mercado, o en iniciativas legislativas como las relacionadas con el empoderamiento de los consumidores y la lucha contra el blanqueo ecológico. Otros responden a necesidades internas de las empresas como falta de conocimiento en el manejo de nuevas herramientas o inercias del pasado en la toma de decisiones. La incorporación de nuevo talento en las organizaciones es clave para afrontar un modelo económico que incorpora reglas de juego diferentes. 

 

 

 

La implantación de una economía circular requiere de una fuerte colaboración interdisciplinar. ¿De qué manera fomentan modelos participativos entre empresas y administraciones? ¿qué beneficios directos se derivan de involucrar a todos los agentes de la cadena de valor?

Sin lugar a duda, la colaboración público-privada está en el ADN de las líneas de trabajo de Ihobe. Así la hacemos a través de 3 iniciativas que disponemos para esta colaboración. La primera, el Basque Ecodesign Center donde integramos a grandes empresas líderes en sus respectivos sectores de actividad y que nos sirve para el desarrollo conjunto de nuevos marcos metodológicos y la tracción de las cadenas de suministro locales. Actualmente, contamos ya con 18 grandes empresas que a su vez aglutina alrededor de 16.000 firmas proveedoras en todo el mundo. La segunda iniciativa sería PYME Circular Euskadi donde trabajamos directamente con las pymes, nuestro principal cliente. Sólo el año pasado, Ihobe prestó servicios a más de 1500 de ellas gracias a la participación y al trabajo en red con los 28 agentes intermedios. Por último, contamos con Basque Circular Hub, red de centros de servicios avanzados en economía circular de Euskadi, en el que trabajamos la vigilancia, el desarrollo de nuevo conocimiento, el talento, el empleo verde y la capacitación de profesionales en activo. Es una iniciativa que aglutina a todas las universidades que operan en el País Vasco, así como a la red de centros de formación profesional integrados en Tknika.

 

"Más allá de la trasparencia, las empresas deben contar con incentivos económicos que les permitan rentabilizar la incorporación de estrategias de diseño que mejoren la reciclabilidad"

 

 

Entre los eslabones del ciclo de vida de un producto, destaca su correcto tratamiento. Con las innovaciones en diseño y tecnología, ¿qué oportunidades se abren para mejorar la eficiencia del tratamiento de residuos?

En una economía plenamente circular, los residuos no existen y solo hablaríamos de recursos. Si lo pensamos bien, un residuo es un recurso ineficientemente gestionado y eso, no debería darse. Es necesario dar un impulso al fomento de la reciclabilidad real de los productos, desarrollando métodos que evalúen correctamente la reciclabilidad de un producto e integrarla como un aspecto más de información al consumidor a través del futuro pasaporte digital. Más allá de la trasparencia, las empresas deben contar con incentivos económicos que les permitan rentabilizar la incorporación de estrategias de diseño que mejoren esta reciclabilidad. La ecomodulación positiva de las tasas asociadas a los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP) puede ser un buen ejemplo de ello. Trabajando con esta perspectiva, conseguiremos que los productos en su fin de vida sean auténticos sumideros de recursos que poder reintegrar en la economía de forma competitiva. 

 

Ante este nuevo paradigma, ¿cómo deberán las empresas adaptar sus estrategias de producción para cumplir con las normativas ambientales más estrictas? ¿cuál será el rol que adopte el consumidor en todo este proceso?

Hay dos estímulos en temas ambientales que mueven a las empresas por encima del resto: la legislación y la demanda de los clientes.

Dentro del Pacto Verde Europeo, se han desarrollado iniciativas para activar un consumo de productos sostenibles. En el ámbito de compra entre empresas podemos encontrar medidas como la responsabilidad ampliada del productor, que obliga a que la empresa que comercialice un producto asuma la responsabilidad sobre la totalidad del mismo, , y nuevos instrumentos como el de la diligencia debida, que obliga a que las grandes empresas adopten un sistema basado en el riesgo para prevenir, mitigar, eliminar o minimizar los efectos adversos sobre el medio ambiente derivados de sus propias actividades, filiales y socios comerciales a lo largo de la cadena de actividades de estas.

En el ámbito de compra que une a empresas y consumidores finales, se ha aprobado la nueva directiva de empoderamiento de los consumidores para la transición ecológica, publicada el pasado mes de febrero, y que persigue mejorar los derechos de las personas consumidoras frente a las alegaciones “ecológicas” engañosas. 

Esta normativa se complementará con la futura Directiva sobre Alegaciones Ecológicas que se enfocará en regular las ecoetiquetas y alegaciones ambientales para que sean fiables. 

 

"En los próximos años deberemos ser capaces de transformar no sólo los productos que fabricamos, sino también el tejido industrial para liderar las oportunidades que abre la economía circular"

 

 

Con una visión más a largo plazo y relacionado con la transición hacia una economía circular, ¿qué relevancia tendrá de aquí a unos años el diseño sostenible de productos? ¿de qué manera se espera que transforme el tejido empresarial vasco?

Si analizamos las directrices políticas presentadas por Ursula von der Leyen en la sesión de investidura celebrada en Estrasburgo el pasado 18 de julio, veremos que las dudas sobre la ambición europea en materia de sostenibilidad se han disipado. Una de sus primeras promesas consistió, precisamente, en la implementación plena del marco legal emanado del Pacto Verde Europeo en el horizonte del año 2030.

En una visión a largo plazo, podemos esperar en Europa un nuevo modelo, si no plenamente circular, sí al menos mucho más eficiente en el consumo de recursos con un claro objetivo de alcanzar la ansiada neutralidad climática en 2050. En esa nueva economía, los productos líderes en el mercado europeo serán cada vez más sostenibles. 

Esta nueva economía va a requerir también importantes cambios en la forma en la gestión de las empresas. No hay que perder de vista que, si un producto dura más, va a ser necesario fabricar menos unidades para satisfacer la demanda del mercado. Y ello puede tener implicaciones en el empleo. Afortunadamente esto tiene solución apostando por conceptos como el de la servitización, donde el producto no desaparece, sino que se crean nuevas propuestas de valor agregando servicios asociados al mismo. Y ahí se generan nuevos empleos. Se estima que la plena aplicación de los principios de la economía circular podría generar en Europa más de 700.000 nuevos empleos en 2030. Para abordar el reto de la servitización, junto con el nuevo manual de ecodiseño, Ihobe acaba de publicar el trabajo “Del producto al modelo de negocio: servitización en una economía circular”, que permite profundizar en este concepto.

Por lo tanto, el reto que tenemos para los próximos años consiste en ser capaces de transformar no sólo los productos que fabricamos, sino también nuestro tejido industrial para poder liderar las oportunidades que se nos abren con el cambio hacia este nuevo modelo económico circular. 

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