Ecologistas piden un giro de la política del agua
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La Ministra para la Transición Ecológica y el Secretario de Estado de Medio Ambiente presentaron las nuevas orientaciones de la política del agua del Ministerio (MITECO) ante el Consejo Nacional del Agua. El balance de los planes hidrológicos, herencia del gobierno anterior, arroja unos pobres resultados, marcados por la falta de inversión en mejora ambiental y el retraso en su aplicación. Un rumbo que, de no modificarse, agravará la sobreexplotación de los recursos, y el riesgo de escasez hídrica, especialmente en el sector agrario.
El Consejo Nacional del Agua da el visto bueno a unos planes de sequía que son rechazados por las entidades ambientales. Los datos del informe de evaluación intermedia de los planes hidrológicos actuales, elaborados y aprobados por el gobierno del Partido Popular, y que se llevaron ayer al Consejo Nacional del Agua (CNA), presentan unos valores preocupantes por la falta de inversión en la mejora ambiental que necesitan nuestros ríos, acuíferos y humedales para alcanzar su buen estado ecológico, como exige la normativa europea en materia de aguas, la Directiva Marco del Agua (DMA). Además del enorme retraso que llevamos en su aplicación, los pronósticos son muy preocupantes.
A mitad del camino del horizonte de planificación a 2021 tan solo se ha ejecutado un 20% del presupuesto previsto. De éste, casi la mitad del gasto se ha destinado a realizar estudios y a satisfacer demandas, y apenas el 15% a alcanzar objetivos ambientales, la prevención de inundaciones y sequías, tal y como exige la DMA. Como consecuencia, el estado general de las masas de agua no ha mejorado. Según datos de 2017, el 42% de los ríos y humedales sigue en mal estado y, en el caso de los acuíferos, su salud incluso ha empeorado: el 48% están en mal estado, tanto por problemas de sobrexplotación como de contaminación. Esos son los datos oficiales, pero la situación real podría ser incluso peor si España evaluase el estado ecológico de los ecosistemas acuáticos cumpliendo con lo que marca la Unión Europea.
El Consejo Nacional del Agua ha dado el visto bueno a unos Planes Especiales de Sequía (PES) diseñados con el mismo guion: favorecer la demanda a costa de la calidad de los ecosistemas que son nuestras fuentes de agua. Tal y como están redactados, los PES perpetúan la sobreexplotación por parte del regadío al eximirle del pago del agua cuando más escasa es, autorizan el incumplimiento de los caudales ecológicos en sequía prolongada y no contemplan la restauración de los ecosistemas acuáticos. No se ajustan, por tanto, a los objetivos de la DMA y persisten en el enfoque de la política hidráulica tradicional de incremento de oferta para satisfacer unas demandas que nunca se ponen en cuestión.
A juicio de Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF, vocales representantes de los intereses ambientales en el Consejo Nacional del Agua, la escasez y los efectos de las sequías ordinarias deben prevenirse desde unos adecuados planes hidrológicos, dejando los casos extremos de falta de precipitaciones a los PES. Por ello, las organizaciones han votado en contra de la aprobación de estos planes de sequía.
Las ONG consideran que los malos resultados de aplicación de los Planes dejan claro que no se ha apostado por financiar el cumplimiento de la Directiva Marco del Agua y desmantelan el argumento de los que opinan que no es operativa y debería cambiarse.
Ecologistas en Acción, SEO/Bird Life y WWF solicitan al actual Gobierno que demuestre que apuesta por la Directiva del Agua y reoriente la política hidrológica virando desde la sobreexplotación de los recursos hacia la conservación de las fuentes que aseguran agua de calidad y en cantidad. Para comenzar, solicitan al MITECO que los nuevos planes hidrológicos, actualmente en elaboración, limiten de una vez la sobreexplotación de los recursos hídricos ajustando los derechos de agua al recurso realmente disponible, eliminen las inversiones en nuevas presas y trasvases y aseguren la inversión en la recuperación de los ecosistemas acuáticos, como única forma de hacer frente a la realidad del cambio climático y a la escasez de agua.