Crean un plástico hidrosoluble a partir de almidón de patata
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Desarrollan un proceso para la obtención de un material plástico hidrosoluble a partir de almidón de patata. Se trata de un nuevo material compostable y biodegradable, pudiendo utilizarse como film flexible en bolsas y embalajes, y que presenta grandes ventajas en relación a los ya existentes.
El proyecto, desarrollado por el grupo de investigación Residuos, Energía, Medio Ambiente y Nanotecnología (REMAN) de la Universidad de Alicante, se introducirá en breve en el mercado a través de Solublion, una EBT (Empresa de Base Tecnológica) de la UA vinculada al Parque Científico de Alicante.
El plástico desarrollado por el grupo REMAN presenta una alta estabilidad y bajo índice de migración. “Nuestras soluciones están orientadas a su empleo en la industria del embalaje y productos plásticos de un solo uso, como sustitución directo de las alternativas convencionales. Además, nuestra tecnología patentada permite ofrecer una gran variedad de prestaciones mecánicas, permitiendo ajustar nuestros productos a las necesidades de los clientes”, explica Ignacio Martín.
Las formulaciones planteadas en el grupo de investigación precisan gelatinizar y plastificar el almidón en presencia de plastificantes, que suele ser agua y otro plastificante de mayor punto de ebullición. El almidón plastificado, rodeado de moléculas de plastificante, tiene alta tendencia a su retrogradación, es decir, recupera parcialmente su estructura ordenada original, lo que produce una merma en sus propiedades. Sin embargo, con la tecnología desarrollada en el grupo, se evita en su mayor parte esta migración, alargando la vida útil de estos materiales sin perjuicio de sus propiedades mecánicas, biodegradabilidad, compostabilidad e hidrosolubilidad.
El desarrollo de este nuevo material surgió a raíz de la tesis de Daniel Domene López, el ahora presidente y CEO de Solublion, cuyo título “Almidón termoplástico para el desarrollo de materiales medioambientalmente sostenibles” revela, además, la intención de que este nuevo material suponga una importante contribución para mitigar el impacto ocasionado por la mala gestión de los residuos plásticos convencionales ya que no genera un problema medioambiental al final de su vida útil en el caso en el que, debido a una mala gestión del residuo, acabe en los ecosistemas naturales.
Domene López explica que se calcula que antes de la pandemia se consumían 370 millones de toneladas de materiales plásticos en todo el mundo, una cifra que estiman que podrá superar los 400 millones en los próximos años debido al aumento de envases y materiales de un solo uso. De todos ellos, antes de la pandemia, solo dos millones eran plásticos biodegradables, y la estimación apunta a que a finales de esta década serán ya 8 los millones de toneladas de plásticos biodegradables demandados por los consumidores.