Los confinamientos por la COVID-19 no han afectado al cambio climático, según un nuevo estudio
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La pandemia de coronavirus no salvará al planeta de su crisis climática. Sin embargo, la COVID-19 es una oportunidad de oro para considerar los planes de recuperación verde junto con los económicos para ayudar a revertir el calentamiento global. Un estudio publicado en la revista «Nature Climate Change» descubrió que la caída de las emisiones de GEI no frenarán en absoluto el cambio climático a no ser que abandonemos el uso de los combustibles fósiles. Las emisiones de CO2 cayeron a diario por todo el mundo en un 17 % en los momentos más críticos de la COVID-19. Gracias al uso de datos de movilidad global sobre patrones de viaje y de trabajo de Google y Apple, los investigadores calcularon cómo cambiaron 10 GEI y contaminantes atmosféricos entre febrero y junio de 2020 en 123 países.
La respuesta de los gobiernos podría ser el punto de inflexión
Según dijo a la «BBC» el profesor Piers Forster de la Universidad de Leeds en el Reino Unido: «Aunque los cambios temporales puede ayudar, es necesario reducir el CO2 permanentemente para hacer mella en el calentamiento global. El CO2 permanece mucho tiempo en la atmósfera, por lo que hay que reducir las emisiones a cero durante mucho tiempo para empezar a contrarrestar los efectos de decenios de emisiones pasadas». La coautora Harriet Forster considera que estos tiempos difíciles son una ocasión perfecta para que los responsables de la toma de decisiones cambien el rumbo: «Nuestro artículo muestra que el efecto real del confinamiento sobre el clima es pequeño. La cuestión importante que hay que reconocer es que se nos ha dado una inmensa oportunidad para potenciar la economía invirtiendo en industrias ecológicas, y esto puede marcar una gran diferencia en nuestro clima futuro». La profesora Corinne Le Quéré de la Universidad de East Anglia (el Reino Unido), que también es coautora, afirma que ahora es necesario dar varios pasos. «En las ciudades, se debe potenciar el caminar y el uso de las bicicletas (incluidas las bicicletas eléctricas), ya que esto tiene múltiples beneficios para el clima, para reducir la contaminación atmosférica y para la salud. Fomentar el teletrabajo hasta que se levanten las medidas de distanciamiento social alivia la presión sobre el transporte público, que puede seguir utilizándose. En cuanto sea posible, todos los coches deberán ser eléctricos». Y añadió: «El estímulo económico pos-COVID podría ayudar sobremanera a respaldar ese cambio en el sector del automóvil para producir solo coches eléctricos».
¿Qué tiene que ver eso con la temperatura?
Según la investigación, la temperatura mundial solo será 0,01 °C menor de lo esperado para 2030, incluso si las medidas de confinamiento continúan a nivel mundial hasta finales de 2021. Sin embargo, un estímulo ecológico sólido podría evitar que la temperatura de la Tierra suba más de 1,5 °C para 2050. Tal y como se explicó en el artículo: «El efecto directo de la respuesta a la pandemia será insignificante [...] Por el contrario, con una recuperación económica que se incline hacia el estímulo ecológico y la reducción de la inversión en combustibles fósiles, es posible evitar que la Tierra se caliente 0,3 °C para 2050». «Es el momento de decidir si luchamos o no por el objetivo de 1,5 °C», dijo el profesor Forster a «The Guardian». «Es una oportunidad única en nuestra generación para cambiar de verdad el rumbo de la sociedad. No debemos volver a donde estábamos, porque los tiempos de crisis también son tiempos de cambio». El profesor Forster tiene esperanza. «Históricamente, las catástrofes suelen ser los momentos de mayor cambio», añadió en el mismo artículo de la BBC. «Por una vez, las voces del gobierno, la industria y el público están bastante de acuerdo en que los empleos ecológicos y las inversiones en ecología son la manera de reconstruir mejor. Solo tenemos que hacerlo».