Científicos de toda Europa se unen en contra del plan de regadíos de Doñana
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Marismas y lagunas constituyen uno de los ecosistemas más singulares y productivos del planeta, tanto en términos ecológicos como económicos. La conservación de estos ambientes es una prioridad global y, en muchos casos, se encuentran bajo la protección de directrices y acuerdos nacionales e internacionales. La importancia de estos ecosistemas contrasta, sin embargo, con un alto grado de amenaza debido a la sobreexplotación de recursos y a la creciente desprotección por parte de las autoridades. Las marismas y lagunas de Doñana, en gran medida dependientes de las aguas subterráneas, son un claro ejemplo de esta paradójica dualidad.
La propuesta aprobada el pasado mes de febrero por el Parlamento andaluz para ampliar el territorio regable del entorno de Doñana y, de esta manera, regularizar la situación de los usuarios de pozos ilegales en 1.500 hectáreas de terreno de secano cuenta con importantes detractores. Entre ellos, destacan el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, la UNESCO, la Comisión Europea y varias organizaciones conservacionistas, que alertan de la amenaza que este plan representa para la salud de un acuífero, que ya acusa los síntomas de una captación de aguas tan desmedida como prolongada en el tiempo.
En una carta publicada en la prestigiosa revista Nature Ecology and Evolution, científicos del CSIC y de instituciones europeas de otros cuatro países se suman a la lista de detractores, alertando del riesgo extremo que supone esta decisión política para la persistencia de este singular espacio y su presumible impacto sobre el conjunto de la biodiversidad europea. “Es posible que tengamos las competencias para decidir en lo referente al territorio, pero en ningún caso somos propietarios de las millones de aves originarias de otros países europeos que se concentran en Doñana y que, sin lugar a dudas, se verían negativamente afectadas por esta regularización”, explica Carlos Camacho, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y primer firmante de la carta.
Las aguas subterráneas alimentan las lagunas costeras de Doñana y refuerzan los principales aportes de agua a la marisma, como el arroyo de La Rocina. La extracción de aguas subterráneas para abastecer a las urbanizaciones turísticas de la costa y, en mayor medida, para alimentar la desmesurada expansión de la superficie ocupada por invernaderos –un 500% mayor en los últimos 25 años– están reduciendo la cantidad de agua disponible para las lagunas y marismas, con efectos dramáticos sobre sus ciclos normales de inundación. En los últimos años, además, la escasez de precipitaciones que recargan el acuífero está empeorando la situación. En su carta, los investigadores explican que la acción conjunta de estos dos factores está reduciendo la capacidad de recuperación del acuífero y podría empujar al ecosistema a una situación de colapso si no se toman medidas urgentes.
La carta aclara que la persistencia a largo plazo de Doñana tal como la conocemos pasa por reducir la cantidad actual de extracciones de aguas subterráneas para mejorar la recuperación del acuífero y, con ello, su capacidad de respuesta ante futuros retos climáticos. “Nuestro control sobre factores globales, como el cambio climático, es limitado, pero sí podemos actuar sobre agentes locales, como la cantidad de agua extraída o el uso de fertilizantes, para mantener el sistema en buen estado” enfatiza Andy J. Green, profesor de investigación en la EBD-CSIC y especialista en el estudio de ecosistemas acuáticos. “Es esperable que los niveles del acuífero y la calidad de sus aguas decrezcan cada año si se mantiene la actual dinámica de extracciones y uso de fertilizantes, por lo que cualquier aumento en el territorio regable, por pequeño que sea, contradice todas las recomendaciones de conservación basadas en datos científicos”, añade Green.
El acuífero es posiblemente el mayor, pero no el único, de los problemas de Doñana. “La Unesco ya identificó, más allá del cambio climático que opera de forma global, otras grandes amenazas locales para este lugar catalogado como Patrimonio Mundial de la Humanidad”, explica Juan José Negro, profesor de investigación en la EBD-CSIC. Se trataría del dragado de profundidad del Guadalquivir, el almacenamiento de gas en el subsuelo y la reapertura de la mina de Aznalcóllar. Todo lo anterior son riesgos afortunadamente no consumados; la sobreexplotación del acuífero es, sin embargo, una realidad que lleva décadas en marcha.
Los científicos que firman la carta demandan al Gobierno andaluz que abandone de inmediato su plan de aumentar la superficie regable del entorno de Doñana que, en último término, daría acceso a derechos de usos de agua a más regantes. Ésta, reclaman, es la única manera de evitar un daño aún mayor sobre este singular espacio protegido y sobre la conservación de una biodiversidad única en Europa.