Biomasa, clave en la transición energética y el desarrollo económico y rural de España
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Las energías renovables están llamadas a ser una herramienta fundamental para abordar los retos de la Transición Ecológica de forma justa y, adicionalmente, crear empleo y dinamizar las zonas rurales. Gracias a tecnologías como la biomasa, esto será posible sin incurrir en costes adicionales. Según el informe “Aportación de la biomasa de nueva generación al sistema eléctrico en el contexto de la transición energética” de PwC, presentado hoy por APPA Renovables, la biomasa podría ahorrar cerca de 3.600 millones de euros y, a la vez, contribuir de forma decidida a los ahorros del sistema eléctrico y al desarrollo económico, social y medioambiental de las zonas rurales.
Margarita de Gregorio, Directora de APPA Biomasa; Óscar Barrero, Socio de Energía y Utilities de PwC; y Jordi Aguiló, Director General de Celulosa de ENCE-Energía y Celulosa y Presidente de APPA Biomasa han presentado hoy el informe “Aportación de la biomasa de nueva generación al sistema eléctrico en el contexto de la transición energética”. Durante la presentación se ha constatado la importancia de la bioenergía en nuestro país, que constituye el 48% de la energía generada a partir de fuentes renovables (datos correspondientes a 2018 que incluyen la biomasa térmica y eléctrica, así como los biocarburantes usados en transporte).
La biomasa debe tener un papel clave en nuestro futuro energético
El potencial de generación energética y ahorro económico de la biomasa solamente será posible si se apuesta de forma decidida por esta tecnología, clave en el desarrollo rural. “Si queremos generar empleo de calidad e impulsar la economía en zonas rurales no podemos perder la oportunidad de apostar por la biomasa, desde enero de 2016 – hace más de cinco años – no se han realizado subastas específicas para la biomasa”, ha manifestado Jordi Aguiló.
“Hay determinadas medidas que hay que tomar a corto y medio plazo para asegurarnos todos los beneficios de estas tecnologías, que son muy rentables para nuestro país: realizar subastas específicas para biomasa sólida, cogeneración con biomasa, biogás o desechos orgánicos domésticos (fracción orgánica de los residuos municipales); aumentar la capacidad subastada diferenciando entre grandes y pequeños proyectos, alargar la vida útil de las instalaciones existentes y el plazo máximo de entrega de las nuevas plantas… Son mejoras necesarias a medio plazo para disfrutar de todos los ahorros y beneficios a largo plazo”, ha explicado el Presidente de APPA Biomasa.
Una tecnología rentable con gran potencial de ahorro
La biomasa, especialmente las centrales de nueva generación, pueden suponer importantes ahorros para el sistema eléctrico. Desde 2014 a 2019, la potencia total instalada de biomasa ha crecido un 9%. El último dato disponible nos muestra una potencia de 857 MW de biomasa y 588 MW de residuos renovables, lo que, en conjunto, supone cerca de 1,5 GW, el 4% de la capacidad renovable total. En el período 2014-2019 la biomasa ha generado un total de 5,3 TWh de electricidad, el 5% de la generación renovable en ese período.
El potencial de la biomasa en nuestro país es muy alto: siendo el tercer país europeo con mayor cantidad de recursos biomásicos, se encuentra actualmente a la cola en el aprovechamiento energético de los mismos. Incluso con el cumplimiento de todos los objetivos marcados en el PNIEC 2021-2030, este potencial de recurso la biomasa generaría alrededor de 10.050 GWh anuales, lo que representaría únicamente un 5,8% del potencial total de esta fuente energética.
A pesar de estos objetivos, muy conservadores teniendo en cuenta su potencial, los ahorros para el sistema serán notables si se contabilizan costes y beneficios: el desarrollo de la biomasa permitiría ahorrar cerca de 3.600 millones de euros.
Crecimiento sostenido de los usos térmicos
Más allá del análisis económico, es importante considerar el papel que estas tecnologías cumplen para satisfacer necesidades energéticas y sustituir de forma directa el consumo de combustibles fósiles.
Tal y como refleja el informe presentado hoy, la biomasa constituye una solución versátil para las distintas necesidades energéticas de nuestro país. Un ejemplo de ello es el papel que juega la biomasa en el consumo de energía térmica. El consumo final de energía térmica procedente de la biomasa ha alcanzado los 48 TWh, siendo aproximadamente el 95% consumos de los sectores residencial e industrial.
Clave en el desarrollo rural y muy beneficiosa para el medioambiente
El desarrollo de la biomasa es fundamental para la generación de nuevo empleo asociado a las energías renovables. En el caso de esta tecnología, y según el “Balance socioeconómico de las biomasas en España 2017-2021”, se podrían superar los 45.000 empleos asociados a la biomasa durante el año 2021. Esto es especialmente significativo para la Transición Justa y el Reto Demográfico dado que la mayoría de este empleo se genera en zonas rurales, donde se encuentran los recursos biomásicos (locales) que se valorizan en las instalaciones de generación de energía. Contribuyendo de forma decidida al desarrollo económico, social y medioambiental de estas regiones.
El desarrollo de la biomasa permite fijar población y dinamizar otros sectores como la agricultura y la ganadería, favoreciendo la industrialización, la mejora de la competitividad y el emprendimiento en geografías poco pobladas.
El desarrollo de esta forma de energía supone claros beneficios medioambientales, siendo el principal de ellos la reducción de emisiones que implica y su efecto positivo en la lucha contra el cambio climático. Adicionalmente, contribuye al aprovechamiento de determinados recursos biomásicos que, de otra forma, serían una fuente de contaminación debido a la combustión indiscriminada de podas agrícolas; también contribuye a la gestión de masas forestales, favoreciendo la limpieza de montes y disminuyendo el riesgo de incendios forestales.