Analizan la vida útil óptima de los electrodomésticos para reducir impactos ambientales
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¿Hasta qué punto tienen sentido los “planes renove” para cambiar los existentes electrodomésticos por equipos nuevos más eficientes? Un estudio realizado por el grupo Life Cycle Thinking Group y Ekopol de la UPV/EHU concluye que el uso de energías renovables en electrodomésticos retrasaría la necesidad de cambio por razones ambientales hasta cumplir cerca de 30 años en uso.
El elevado consumo de energía de la sociedad en la que vivimos lleva a proponer soluciones de reducción de emisiones de CO2 utilizando nuevas tecnologías más eficientes. Pero, ¿se pueden reducir impactos ambientales en la fase de uso? ¿Hasta qué punto tienen sentido los “planes renove” para cambiar los existentes electrodomésticos por equipos nuevos más eficientes? Hasta ahora, no se ha prestado mucha atención a conocer el periodo óptimo de funcionamiento de los electrodomésticos para poder reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con el fin de cubrir ese vacío existente hasta ahora, el grupo Life Cycle Thinking Group y Ekopol de la UPV/EHU, mediante el Máster de Economía Circular y el Máster de Dirección de Proyectos, analiza el impacto CO2 equivalente de tres electrodomésticos representativos como son el microondas, el lavavajillas y la lavadora durante todo el ciclo de vida. Para ello se considera desde su fabricación, su posterior uso y el fin de vida, incluyendo desmantelamiento y reciclaje. “Para los tres casos hemos calculado la eficiencia necesaria que deben de tener los nuevos electrodomésticos para reemplazar a los existentes por razones ambientales de reducción de impactos”, señala Ortzi Akizu-Gardoki, investigador del grupo Life Cycle Thinking Group de la UPV/EHU y uno de los autores del trabajo.
“Para proporcionar las directrices apropiadas hacia la reducción de los impactos, hemos analizado la situación actual y lo hemos comparado con cuatro escenarios hipotéticos centrados en la eficiencia de los materiales, el material reciclado, la electricidad renovable y el consumo responsable”, explica Akizu. De esta forma hemos podido cuantificar la posible reducción de impactos ya sea en la fabricación, uso y fin de vida del producto; valorando alternativas más eficientes.
Un nuevo electrodoméstico de “clase A” versus energía renovable
“En el análisis comparativo que hemos realizado —cuenta Ortzi Akizu— hemos observado que el consumo de electricidad durante la etapa de uso es el principal factor que contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero de los electrodomésticos”. Además, “hemos visto que la aplicación de medidas enmarcadas dentro de la Economía Circular puede reducir potencialmente las emisiones de gases de efecto invernadero de los electrodomésticos. En concreto, se pueden conseguir reducciones de las emisiones de CO2 de hasta un 68 % para un microondas, un 76 % para un lavavajillas y un 61 % para una lavadora. Estas mejoras se obtienen gracias a la combinación de un mix energético renovable durante la fase de uso y una reducción del consumo energético del 10 % debido a un uso responsable”, añade el investigador de la UPV/EHU.
Sin embargo, “las mejoras medioambientales conseguidas van acompañadas de un aumento del número de años de uso del aparato existente antes de su sustitución por un nuevo aparato energéticamente eficiente. De hecho, cuando se aplica un mix energético 100% renovable durante la fase de uso, la sustitución por un microondas, un lavavajillas y una lavadora de “clase A” sería únicamente preferible desde el punto de vista medioambiental después de 24,4, 19,3 y 28,5 años, respectivamente”, indica Akizu. “Si la energía consumida durante el uso se reduce en un 10 % como resultado de unas pautas de consumo responsables, estos periodos de tiempo se extienden hasta 30,3 26,2 y 33,9 años, respectivamente”, subraya Ortzi Akizu.
Por lo tanto, este estudio demuestra que para avanzar hacia la reducción de emisiones CO2, resulta más eficiente (ambientalmente hablando) invertir en energías renovables que en “planes renove” de electrodomésticos. “Todos estos resultados pueden ayudar al sector fabricante, a los responsables políticos y a la ciudadanía a promover modelos de producción y consumo ambientalmente sostenibles”, concluye Ortzi Akizu.