El agua y la higiene, aliados fundamentales en la lucha contra el coronavirus en el mundo
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El agua es esencial para la vida, y en concreto es clave para la higiene y la salud de las personas. En las últimas semanas hemos visto como el lavado de manos es una herramienta fundamental para luchar contra el coronavirus. Pero, ¿qué ocurrirá allí donde esa posibilidad no existe? No hay que olvidar que, según Naciones Unidas 1 de cada 3 personas no tiene acceso a agua potable y que más del 80% de las aguas residuales vuelven a la naturaleza sin ser depuradas, con todo lo que esto implica. La contaminación del agua potable provoca más de 502.000 muertes por gastroenteritis vírica al año, ya que las diarreas, en algunas localidades sin acceso a sistemas sanitarios, producen la deshidratación y la muerte.
Si tenemos en cuenta las tendencias de los últimos años, la situación será cada vez más preocupante: la OMS indica que en 2025 más del 60% de la población mundial estará expuesta a estrés hídrico.
El Fondo del Agua de la Cooperación Española, con programas en más de 18 países de América Latina y el Caribe está revisando los sistemas instalados para asegurar la cloración del agua potable, medida que elimina los virus, y la disponibilidad del personal que da mantenimiento a los mismos para los próximos meses. Además está reforzando los programas de sensibilización sobre lavado de manos. Hoy, más que nunca, la higiene salva vidas.
La cooperación, aliada de la salud del planeta
Como explicaba recientemente la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michele Bachelet, las próximas semanas y meses desafiarán a los gobiernos y a la protección social y ciertamente expondrán las deficiencias en saneamiento, vivienda y otros factores que dan forma a los resultados de salud. El agua es claramente uno de ellos.
En un mundo global, la salud de cada uno de nosotros está vinculada a la salud de los demás. Por ello, la comunidad internacional en general y la cooperación internacional en particular deben proteger a las personas más marginadas de la comunidad, incluyendo el acceso al recurso hídrico.
La Cooperación Española lleva años comprometida con los derechos humanos al agua y al saneamiento y con la universalidad del acceso a estos servicios. En concreto, el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento desarrolla programas de cooperación por valor de más de 1600 millones de euros. En los últimos diez años ha impulsado que 2.8 millones de personas tengan acceso al agua potable, y 1,1 millones al saneamiento a través de letrinas o alcantarillado. Más de 685.000 personas ya cuentan con sus aguas residuales depuradas, lo que ayuda a frenar los contagios. Y 335.000 personas han sido capacitadas en higiene y uso del recurso.
Por ejemplo, en La Palma, en Cuba, tras la mejora del servicio que impulsó el Fondo del Agua las enfermedades diarreicas disminuyeron un 26% y las parasitarias un 15%.
En Nicaragua, los programas impulsados en las regiones rurales de Chinandega y Fonseca incluyeron campañas de higiene y lavado de manos a través de las ONG Alianza por la Solidaridad y Amigos de la Tierra. En Guatemala, todos los programas han contado con el trabajo comunitario, con numerosas campañas en escuelas, con vecinos y vecinas y personal municipal. En algunas de las intervenciones con población indígena en ese país, los materiales divulgativos se están adaptando al contexto de coronavirus, reforzando la importancia y técnica de lavado de manos, como ocurre en los programas impulsados en el Altiplano Marquense.
Además, en todos los programas se incluye la formación en higiene y uso racional del recurso, para evitar contagios. En Dolores, una pequeña localidad en el eje cafetero de Honduras, donde recientemente una niña de 13 años falleció y 72 enfermaron de hepatitis por beber agua contaminada, tienen muy claro este enfoque, por eso la población ha recibido diversas formaciones para mejorar la cadena de cuidados en el ciclo del agua limpia.