En un escenario mundial marcado por la escasez de recursos, la crisis climática y las constantes interrupciones en las cadenas de suministro y de valor, originadas por crisis geopolíticas y de salud pública, la economía circular emerge como un paradigma esencial e imperativo. Este enfoque busca impulsar una expansión económica sólida y sostenible, al mismo tiempo que respeta el entorno ambiental.
La economía circular persigue la optimización del uso de materias y productos, desvinculando el desarrollo económico del consumo de recursos finitos, y se presenta como una respuesta a desafíos globales como el crecimiento poblacional, la urbanización, el aumento de la demanda de recursos y energía, los impactos del calentamiento global y la vulnerabilidad económica ante la dependencia y volatilidad de precios de las materias primas. Para lograr esta transformación, es importante que las empresas industriales reevalúen el uso que hacen de los recursos y su contribución al crecimiento económico, adoptando prácticas más circulares.
Este reportaje examina cómo la economía circular está permeando en sectores clave como la alimentación, la moda, la química o la energía. A través de las perspectivas proporcionadas por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), la multinacional de moda Mango, la Federación Empresarial de la Industria Química Española (FEIQUE) y la Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental (FUNSEAM), exploramos los avances y desafíos principales en estas cuatro industrias, destacando cómo la economía circular se ha convertido en motor para la sostenibilidad, la eficiencia y la resiliencia empresarial en un mundo que demanda cambios significativos para preservar nuestro planeta.
La economía circular es fundamental para lograr un equilibrio entre el medio ambiente, la economía y la sociedad e implica un avance en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Industria de alimentación y bebidas
En el referido contexto de recursos limitados, la industria de alimentación y bebidas se enfrenta al gran desafío de alimentar a una población creciente sin comprometer la calidad y seguridad de los productos. Según Paloma Sánchez, Directora de Competitividad y Sostenibilidad de FIAB, “este compromiso sólo puede producirse desde la economía circular, bajo un modelo de uso y gestión de los recursos necesarios para la producción alimentaria desde la optimización y la eficiencia, asegurando la continuidad de dichos recursos para generaciones futuras”.
La industria alimentaria, cuya dependencia del medio es muy sensible, busca alcanzar un sistema donde se maximice la utilidad y el valor de los recursos, minimizando la generación de residuos y volviéndose menos dependiente y vulnerable ante condiciones climáticas exigentes, postula la experta. Para Sánchez, la economía circular es fundamental para lograr un equilibrio entre el medio ambiente, la economía y la sociedad e implica un avance en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La implementación de prácticas circulares supone, en primer lugar, un ahorro significativo de costes para las empresas, y en el uso de los recursos, asegurando su viabilidad a largo plazo, explica. Además, la adopción de nuevas aplicaciones tecnológicas proporcionará la integración de nuevos perfiles y un gran avance en la formación y creación de nuevos puestos de trabajo, añade.
"No hay ningún modelo de negocio ni polítcas públicas que puedan permitirse no tener en cuenta la sostenibilidad", destaca Paloma Sánchez, Directora de Competitividad y Sostenibilidad de FIAB.
Entre los objetivos de sostenibilidad, prioritarios para la industria alimentaria, la experta menciona la gestión sostenible del agua, la eficiencia energética mediante energías renovables, la gestión integral de residuos con prácticas como la prevención, el reciclado y el ecodiseño, el aprovechamiento de subproductos y la lucha contra el desperdicio alimentario, entre otros. Para lograrlos, la industria está destinando recursos para incentivar innovación, nuevas tecnologías y buenas prácticas, y contribuir desde esta perspectiva a la construcción de un sistema alimentario cada vez más sostenible.
Las empresas del sector han aplicado la digitalización para hacer las cadenas más productivas y generar inversiones con retornos en procesos más eficientes, lo que se traduce en la reducción de pérdidas; y el aprovechamiento de los subproductos para incorporarlos a la propia cadena, o incluso, para abrir nuevas líneas de negocio a partir de estos subproductos que antes no se contemplaban.
También, desde hace años, la industria alimentaria trabaja en prácticas de aprovechamiento de los excedentes mediante iniciativas de elaboración de co-productos que pueden ser destinados a otras industrias, por ejemplo, la alimentación animal o el uso de abonos agrícolas, o incluso en otras industrias, como la farmacéutica, la energética o la cosmética.
Además, más allá de la creación de nuevos productos, el sector se ha embarcado, sobre todo, en la optimización de su producción, no solo incorporando cada vez más fuentes de energía renovable, sino aprovechando la energía residual de sus propios procesos para incorporarla de nuevo al sistema o impulsando la reutilización de aguas.
Igualmente, este impacto se ha trasladado a la gestión de residuos. En el caso de los envases, el ecodiseño ha impulsado soluciones en su circularidad, permitiendo un ahorro de materias primas a través de acciones como reducir el peso, reintroducir material reciclado o facilitar su reciclaje.
Asimismo, la mayoría de empresas fabricantes colabora regularmente con los bancos de alimentos y otras organizaciones benéficas para dar una segunda vida a aquellos alimentos que por diversas razones no pueden ser comercializados, pero que ofrecen todas las garantías de calidad y seguridad alimentaria y, por tanto, pueden ser donados.
Aunque la sostenibilidad supone un reto mayúsculo para el sector, también es una valiosa oportunidad para marcar un nuevo rumbo de la industria.
Todos estos avances se traducen en datos tangibles, argumenta la experta. Desde 2014, la industria alimentaria, ha logrado reducir sus emisiones en un 8,2%, la generación de residuos en un 10,3%, equivalente al ahorro de entorno a 721.402 toneladas de residuos; y el consumo hídrico en un 20%, equivalente a 14 millones de toneladas de m3 ahorrados. Se percibe además una mejora del 13,4% en la eficiencia energética. Por otro lado, se han incorporado más de 6.800 medidas de ecodiseño de envases en los Planes Empresariales de Prevención en el trienio 2020-2022; 3 de cada 4 empresas de la Industria Alimentaria y de Bebidas aprovechan los subproductos generados en sus procesos productivos; y 4 de cada 5 cuentan con acuerdos para la donación de excedentes alimentarios.
Sin embargo, en un momento donde “no hay ningún modelo de negocio ni políticas públicas que puedan permitirse no tener en cuenta la sostenibilidad”, desde FIAB consideran que la legislación debería acompañar a las empresas para que éstas puedan afrontar las decisiones que mejor se adapten a su casuística, “porque de esta manera conseguiremos avanzar más rápido y sin riesgos ante la pérdida de competitividad del sector”, explica Paloma. Además, aunque la federación comparte la visión de alcanzar objetivos ambiciosos, consideran que, al mismo tiempo, estos deben ser asumibles, cumplibles y deben contar con plazos de tiempo suficientes para que la tecnología avance y se puedan hacer las inversiones necesarias, sin comprometer la viabilidad de las empresas, ni aquellos aspectos fundamentales, como la seguridad alimentaria.
Industria textil
También en el sector moda, la economía circular es considerada como “la única dirección”, de cara a lograr una sociedad más justa y minimizar el impacto ambiental de esta industria. Reflejo de este compromiso con la circularidad es Mango, compañía líder en este sector, que realiza importantes esfuerzos por avanzar hacia colecciones más sostenibles, priorizando materiales de menor impacto ambiental e incorporando criterios de diseño circular en los productos. Aunque la sostenibilidad supone un reto mayúsculo para el sector, también es una valiosa oportunidad para marcar un nuevo rumbo de la industria, opina Andrés Fernández, Director de Sostenibilidad y Sourcing de Mango.
En conversación con el experto, nos adentramos en la estrategia de sostenibilidad de la compañía, estructurada en tres grandes líneas de actuación: producto, planeta y personas, cada una de las cuales fijan metas específicas y proyectos concretos para su consecución. Más concretamente, en el ámbito de la economía circular, la estrategia viene guiada por tres ejes esenciales para contribuir a cerrar el círculo: “Give it back to the loop”, que contempla la creación de prendas priorizando un único tipo de fibra o menos accesorios para conseguir una mayor reciclabilidad; “Extended Life”, que apuesta por el diseño prendas más duraderas gracias al uso de materiales seleccionados con propiedades físicas certificadas por Aitex, la construcción reforzada de la prenda y el diseño atemporal; y por último, “No Waste”, que se centra en maximizar el aprovechamiento de los materiales utilizados y la reincorporación del residuo textil.
En este sentido, el experto destaca como ejemplo específico una colección “denim” diseñada con criterios de circularidad, que fue lanzada a principios de 2023. El objetivo era que las prendas fueran más fácil más fácilmente reutilizables y reciclables tras su vida útil, promoviendo así la segunda vida del producto, explica Fernández. Para ello, las prendas estaban diseñadas con un único tipo de fibra (100% de algodón), un 20% del cual como mínimo procedía de origen reciclado, y la supresión de accesorios como ribetes o etiquetas de jacron. Asimismo, para conseguir un mínimo residuo en el proceso de desarrollo de producto, las prendas fueron diseñadas con tecnología de diseño digital 3D, con el fin de reducir el número de muestras fabricadas, añade.
Otro proyecto reseñable, dirigido a clientes, es “Recycling Box”, una iniciativa surgida en 2015, por la cual se instalaron contenedores de recogida textil en las principales ciudades de España. Actualmente, se pueden encontrar contenedores en el 100% de tiendas propias de Mango en 18 países, y esto permite la correcta reutilización y reciclaje de los productos textiles cuando finaliza su vida útil. También destaca la sustitución de las bolsas “polybag” de plástico por bolsas de papel, proyecto que en 2022 ya estaba implementado en los ocho países con mayor volumen de producción de la compañía.
Por último, a nivel interno, la compañía proporciona formación en diseño circular a sus colaboradores (diseñadores, compradores…) sobre durabilidad de producto, reciclabilidad, materias recicladas, etc.
Aunque la sostenibilidad supone un reto mayúsculo para el sector, también es una valiosa oportunidad para marcar un nuevo rumbo de la industria, afirma Andrés Fernández, Director de Sostenibilidad y Sourcing de Mango.
El éxito de los mencionados proyectos queda reflejado en las cifras, entre las que destaca el avance en la incorporación de fibras alternativas de menor impacto dentro de las colecciones. A cierre de 2022, el 11% de las fibras utilizadas en las colecciones de la compañía fueron recicladas. En este mismo ejercicio, el 93% del algodón ya era más sostenible y para seguir avanzando en torno a ello, recientemente hemos cerrado un acuerdo con Materra, empresa británica especializada en diseñar soluciones de abastecimiento de algodón regenerativo, con el objetivo de incorporar por primera vez una fibra procedente de agricultura regenerativa en algunas de nuestras prendas en 2024, revela Andrés.
Sin embargo, la implementación de prácticas circulares no siempre es un camino fácil para las empresas de la industria de la moda, reconoce Fernández. Entre los principales desafíos a enfrentar se encuentra la falta de infraestructuras, como por ejemplo, plantas de reciclaje para los residuos textiles; y de materias primas, pues no existe oferta de producto reciclado suficiente, lamenta el experto. Otro gran reto es la formación en la industria, que aunque va tomando cada vez mayor consciencia de la sostenibilidad en sus procesos, aún debe avanzar en la formación de sus diseñadores, compradores, etc., para que el producto sea cada vez más circular, recalca.
También es relevante el aumento de legislación venidera, sobre todo en Europa, que no solo establecerá las reglas del juego en materia de prácticas de economía circular, sino también en otros ámbitos tan relevantes como el uso de químicos o el greenwashing, comenta el experto.
La transición hacia la economía circular es y será un proceso complejo, para el cual es fundamental la colaboración entre compañías, reguladores y asociaciones, involucrando incluso al consumidor, asevera Fernández, insistiendo en que las alianzas son esenciales para tejer sinergias, reducir costes y tener la oportunidad de progresar hacia una sociedad más sostenible.
La transformación hacia una economía circular y climáticamente neutra es un motor clave del crecimiento económico y del empleo y la estimulación de la innovación, al mismo tiempo que proporciona beneficios ambientales.
Industria química
Otra de las industrias pioneras en la adopción de prácticas de economía circular es la química, que impulsa la transición a través de proyectos y tecnologías que fomentan la utilización de materias primas renovables, la recirculación de subproductos y la optimización de la gestión de residuos.
Con palabras de Carla Marín, Coordinadora de Energía, Sostenibilidad y Economía Circular de Feique, “la industria química está en el centro de la economía circular”. Desde la fase de diseño de los productos hasta el final de su vida útil, la industria química puede ofrecer soluciones innovadoras en beneficio del propio sector y a lo largo de toda la cadena de valor, permitiendo que las industrias transformadoras se vuelvan más circulares. Al transformar los residuos en nuevas y valiosas materias primas, la industria desempeña un papel crucial para lograr una sociedad circular.
La transformación hacia una economía circular y climáticamente neutra es un motor clave del crecimiento económico y del empleo y la estimulación de la innovación, al mismo tiempo que proporciona beneficios ambientales, explica la experta. Entre las oportunidades derivadas de la economía circular, la coordinadora de Feique destaca la diversificación de ingresos, la mejora de la eficiencia operativa, la reducción de costes a largo plazo y el fortalecimiento del compromiso con los objetivos del Green Deal.
En este sentido, la indutria química es referente en la creación de productos más sostenibles, el aprovechamiento de materias primas alternativas y la participación en la creciente demanda de soluciones respetuosas con el medio ambiente, generando ventajas competitivas significativas en un mercado cada vez más consciente de la sostenibilidad.
Diversas iniciativas y proyectos, liderados por la federación empresarial, reflejan el compromiso de la industria química con la sostenibilidad y representan pasos concretos hacia la transformación de sus operaciones y procesos, abordando los desafíos ambientales de manera proactiva. Entre las tecnologías innovadoras para alcanzar la circularidad y la neutralidad climática, Marín destaca el desarrollo de la economía del hidrógeno verde, la captura, almacenamiento y uso de CO2, la aplicación de la fotosíntesis artificial, y la creación de baterías de alta eficiencia para el almacenamiento energético. Pone también de relieve el trabajo que se está realizando para aprovechar los residuos a través del reciclaje químico, una tecnología innovadora que permite obtener nuevas materias primas con una calidad idéntica a los materiales vírgenes y posibilita reciclar un mayor volumen de plásticos. La adopción de estas tecnologías no solo impulsa la circularidad en la industria química, sino que también sirve como catalizador para soluciones más limpias y sostenibles en otros sectores industriales, señala.
Extrapolando este compromiso a resultados tangibles, Marín comparte indicadores clave del rendimiento del sector químico a nivel nacional, que reflejan el progreso hacia la sostenibilidad y la economía circular, a partir de datos extraídos del programa voluntario Responsible Care desarrollado por Feique. En el área de reducción de residuos, las iniciativas de reciclaje y reutilización, permitieron reducir significativamente la generación de residuos peligrosos y no peligrosos en 2022 (-5,3 % y -4,3% respectivamente frente a 2021). También se percibe una mejora en cuanto a eficiencia energética, con una reducción del consumo de energía por tonelada producida del 7% respecto a 2021. Las emisiones de CO2 por tonelada producida se redujeron en un 5% en 2022. Por último, el consumo de agua (m3 consumidos por tonelada producida), continúa mejorando de forma permanente cada año, habiéndose reducido más de un 50% en los últimos 20 años.
No obstante, y a pesar de que el progreso es positivo, aún existen desafíos importantes que abordar, advierte la coordinadora. Entre ellos, menciona la eliminación de barreras técnicas y regulatorias que dificulten la inversión en nuevas áreas y tecnologías y expresa la imperante necesidad de involucrar a todos los agentes de la cadena de valor. Gran parte del éxito dependerá de una estrategia coordinada entre fabricantes, recicladores, minoristas, consumidores y administración, afirma. Por último, considera esencial la seguridad del suministro de materias primas diversificadas y el fomento del uso de subproductos que permitan reintegrar recursos valiosos.
"La química tiene el conocimiento y la voluntad para lograr esta transición circular, pero para ello, hace falta un marco normativo que acompañe, así como una estrategia de política industrial que fomente la I+D+i y facilite los procesos de inversión", destaca Carla Marín, Coordinadora de Energía, Sostenibilidad y Economía Circular de Feique.
La química tiene el conocimiento y la voluntad para lograr esta transición circular, augura la experta, pero para ello, hace falta un marco normativo que acompañe, así como una estrategia de política industrial que fomente la I+D+i y facilite los procesos de inversión. Este proceso de transformación debe realizarse sin perder competitividad industrial, e incluso mejorando la presencia tanto en los mercados actuales como en nuevos nichos de mercado, concluye.
Industria energética
Por último, el sector energético está apostando de forma decidida por la circularidad en ámbitos tan relevantes como el uso eficiente de la energía, el incremento de las energías renovables y el ecodiseño de productos que consuman la mínima energía durante su ciclo de vida. Así lo explica Joan Batalla, director general de Funseam, quien reconoce un gran potencial en la economía circular para el crecimiento económico y la sostenibilidad del sector de la energía.
En esta transición hacia un sistema energético sostenible, la industria enfrenta diversos desafíos, tanto externos como internos. El experto menciona desde la gestión de los recursos energéticos hasta el cambio de mentalidad y cultura empresarial. Para abordar estos retos, será crucial adoptar nuevas soluciones para para transitar hacia fuentes de energía renovables, mejorar la eficiencia energética y la gestión de los residuos energéticos, asevera. Por último, Batalla destaca la importancia de contar con un marco regulatorio incentivador, que ofrezca las oportunas señales económicas.
Sin embargo, la implementación de estrategias circulares en el sector energético, también ha traído consigo nuevas oportunidades y beneficios ambientales, sociales y económicos. Las soluciones circulares no sólo permiten a las empresas avanzar en su descarbonización, sino que también les ayudan a minimizar sus costes operativos acelerando el crecimiento empresarial con una mayor reutilización de los recursos, explica el experto. Además, atrae inversiones responsables y facilita el acceso a nuevas fuentes de financiación.
Por último, Batalla pone de relieve una mayor interacción y satisfacción entre clientes y consumidores, favorecida por los planteamientos circulares, en una sociedad cada vez más comprometida.
"Las soluciones circulares no sólo permiten a las empresas avanzar en su descarbonización, sino que también les ayudan a minimizar sus costes operativos acelerando el crecimiento empresarial", destaca Joan Batalla, director general de Funseam.
Desde Funseam, se pretende dar a conocer todas aquellas iniciativas y buenas prácticas a lo largo toda la cadena de valor, que comprenden estrategias empresariales para que productos y componentes sean más duraderos y se puedan reutilizar y reciclar, a fin de emplear eficazmente los recursos, reinventando sus aplicaciones y posibilidades, sentencia Joan.
Además, tratan de contribuir a una mejor comprensión de los principios de la economía circular, evaluando la situación actual, los avances producidos y cómo dar respuesta a los desafíos existentes. “Como Fundación vinculada a la investigación en el ámbito de la economía de la energía, más allá de que la economía circular es una de nuestras principales líneas de investigación, fomentamos este mejor conocimiento de las soluciones circulares con seminarios, cursos de formación e informes enfocados al estudio del imprescindible paso de la economía lineal a la circular como vehículo para perseguir el objetivo de neutralidad climática en 2050”, concluye.