La modernización de los regadíos en España se ha convertido en un tema de urgente relevancia frente a los desafíos de la sostenibilidad agrícola, el cambio climático y la creciente necesidad de producir más alimentos con menos recursos. En un contexto marcado por la escasez hídrica y variabilidad climática, los avances tecnológicos y la digitalización se presentan como aliados clave para transformar el sector agrícola hacia un modelo más eficiente y respetuoso con el medio ambiente. La incorporación de herramientas avanzadas, desde sistemas de riego inteligente hasta soluciones basadas en inteligencia artificial, se ha vuelto indispensable para garantizar la rentabilidad competitiva de las explotaciones, mejorar la sostenibilidad, y preservar los ecosistemas rurales españoles.
En este reportaje, expertos de distintos ámbitos ofrecen sus perspectivas sobre el proceso de modernización del regadío en España y la imperante necesidad de avanzar en esta dirección. Francisco Rodríguez Mulero, presidente de la Sociedad Mercantil Estatal de Infraestructuras Agrarias (SEIASA); Emilio Camacho, catedrático de Ingeniería Hidráulica y director del Departamento de Agronomía en la Unidad de Excelencia María de Maeztu de la Universidad de Córdoba (DAUCO); y Mariano Soto, doctor ingeniero agrónomo, encargado de proyectos de modernización de regadíos en la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena y profesor de la UPCT, coinciden en la importancia de seguir transformando el sector agrícola para afrontar con éxito los retos actuales y futuros.
Actualidad de los regadíos
Evaluando la situación actual respecto a la modernización de regadíos en España, Rodríguez Mulero destaca que el país cuenta con una agricultura altamente competitiva, impulsada en gran medida por los procesos de modernización que han permitido a los agricultores producir de manera más eficiente. En este contexto, recalca que la incorporación de nuevas tecnologías y herramientas como la inteligencia artificial, es esencial para mantener el desarrollo del entorno rural, en sintonía con los objetivos del Gobierno de alcanzar una “sostenibilidad competitiva”. Este enfoque busca incrementar la productividad con menos recursos, al tiempo que se conserva la biodiversidad y se asegura la rentabilidad de las explotaciones. Frente al cambio climático, Rodríguez enfatiza la necesidad de maximizar el aprovechamiento de cada gota de agua, ya sea mediante fuentes convencionales, aguas regeneradas o desalación, y de dotar a las infraestructuras de capacidades para adaptarse a las variaciones meteorológicas. El desafío global no se limita a modernizar la superficie pendiente, sino también a optimizar aún más los regadíos ya modernizados, haciéndolos más eficientes y sostenibles, advierte.
Aproximadamente el 81 % de la superficie de riego en España emplea sistemas a presión, con un 58 % utilizando riego localizado, mejorando notablemente la eficiencia en el uso del agua.
El catedrático Emilio Camacho, por su parte, aporta una perspectiva de continuidad histórica. Señala que el proceso de modernización del regadío español comenzó en 1996 con el primer Plan Nacional de Regadíos, y desde entonces ha transformado profundamente el sector. Hoy, aproximadamente el 81 % de la superficie de riego en España emplea sistemas a presión, con un 58 % utilizando riego localizado, mejorando notablemente la eficiencia en el uso del agua. Sin embargo, Camacho subraya que el próximo desafío es la incorporación de tecnologías digitales avanzadas y de gestión. Lamenta que, en algunas áreas del país, especialmente en cultivos que aún dependen del riego por superficie o en regiones donde la propiedad de la tierra está muy fragmentada, la modernización sigue siendo un reto pendiente. Por tanto, la inversión en actualización tecnológica, apoyada por los fondos de resiliencia, resulta crucial para consolidar los beneficios ya logrados.
Desde una perspectiva práctica, Mariano Soto, coincide en que el proceso de modernización comenzó hace décadas y actualmente sigue avanzando en diferentes fases. Soto recuerda que, durante los años noventa, se reemplazaron los sistemas tradicionales de acequias y canales abiertos por tuberías y sistemas presurizados, como el riego por aspersión y el riego localizado, logrando así un uso más eficiente del agua en regiones de alta producción agrícola. Por último, enfatiza la importancia de que las principales áreas agrícolas del país sean modernizadas, a fin de reducir el consumo de agua, minimizar el impacto ambiental y garantizar la producción de alimentos, y celebra que en la actualidad ya se están logrando avances significativos en este sentido.
"El desafío global no se limita a modernizar la superficie pendiente, sino también a optimizar aún más los regadíos ya modernizados, haciéndolos más eficientes y sostenibles", destaca Francisco Rodríguez Mulero, presidente de SEIASA.
Innovaciones y avances tecnológicos
La modernización de los sistemas de regadío en España se sustenta en tecnologías avanzadas que optimizan el uso del agua y la energía, fortaleciendo la sostenibilidad y eficiencia en el sector agrícola. Este proceso de innovación ha incorporado la digitalización y automatización, elementos esenciales para una agricultura cada vez más competitiva y alineada con los objetivos ambientales y productivos del país.
El riego tecnificado puede multiplicar por seis la producción en comparación con los métodos tradicionales, lo que resulta en un impacto económico considerable, generando ingresos cuatro veces mayores para los agricultores y triplicando el empleo en comparación con otras formas de producción.
Uno de los pilares fundamentales de esta modernización es la implementación de sistemas de riego digitalizados, automatizados y controlados por ordenador. Según Francisco Rodríguez, estos sistemas permiten un uso más eficiente del agua y la energía, al mismo tiempo que contribuyen a la reducción del uso de fitosanitarios y fertilizantes, lo que ayuda a disminuir la contaminación de las masas de agua subterráneas y superficiales. Además, la tecnología IoT (Internet de las Cosas) se ha vuelto indispensable en el campo, permitiendo la monitorización de la humedad del suelo, la calidad del agua y otros parámetros cruciales. Esta recopilación de datos, que se envía a través de la red, brinda a los agricultores la capacidad de tomar decisiones informadas en tiempo real sobre el riego, optimizando así el uso del agua. La agricultura de precisión también desempeña un papel vital en la modernización de los regadíos, prosigue. La utilización de teledetección y sistemas de información geográfica (SIG) permite una mejor gestión de los recursos hídricos, adaptándose a las condiciones específicas de cada cultivo y mejorando la calidad de los productos agrícolas. Esto se traduce en un uso más racional de los insumos, una mejora en la calidad de los cultivos y reducción de los costes de producción.
En este contexto, el desarrollo de sensores y sistemas de comunicación ha revolucionado la gestión del riego. Emilio Camacho señala que el uso de sensores de suelo y climáticos, junto con algoritmos de balance hídrico, permite determinar las dosis adecuadas de riego y el momento preciso para su aplicación. Esto asegura que los agricultores administren la cantidad necesaria de agua, evitando la pérdida y mejorando la eficiencia general del sistema. Por otro lado, la incorporación de tecnologías para el ahorro energético, como la energía fotovoltaica y la recuperación de energía hidráulica a través de turbinas, es otro avance significativo en la modernización de los regadíos. Estas medidas no solo mejoran la sostenibilidad del riego, sino que también integran la eficiencia hídrica y energética en todas las actuaciones de modernización, agrega el experto del DAUCO. Asimismo, el uso de modelos predictivos para anticipar la demanda de agua de riego es fundamental. Utilizando técnicas estadísticas y de inteligencia artificial, estos modelos permiten planificar y distribuir los recursos hídricos de manera más eficiente, ajustando la red de distribución y optimizando el uso de estaciones de bombeo. Sin embargo, como menciona Camacho, predecir la demanda real de agua de riego es un desafío, debido a la variabilidad temporal y espacial de diversos factores que influyen en el uso del agua.
Obras de modernización de regadíos ejecutadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través de SEIASA. Foto: SEIASA
Otro avance notable es el telecontrol y la implementación de sondas de humedad, que permiten un monitoreo más preciso del riego. En este campo, Mariano Soto destaca la experiencia de la comunidad de regantes del Campo de Cartagena, donde más del 98% de los cultivos cuentan con riego localizado, complementado con sondas de humedad en toda la zona regable, que abarca unas 40.000 hectáreas. Estas sondas permiten a los agricultores evitar el riego excesivo al alertar cuando la humedad del suelo se encuentra por encima de ciertos niveles, así como indicar cuándo es necesario regar para evitar el estrés hídrico en las plantas. Esta tecnología se asemeja a un indicador de combustible en un coche, evitando el desperdicio de agua y dinero, explica. Finalmente, Soto menciona la utilización de imágenes multiespectrales y drones, que está revolucionando aún más las posibilidades de la agricultura de precisión. Estas herramientas permiten un análisis detallado de las necesidades hídricas y nutricionales de los cultivos, facilitando la fertirrigación, que combina la aplicación de nutrientes con el riego de manera controlada y automatizada. Esto optimiza la cantidad de fertilizantes aplicados, ajustándolos según el análisis del agua y su concentración de nutrientes.
Un ejemplo destacado de una entidad que está implementando estas innovaciones es la Unidad de Excelencia María de Maeztu (DAUCO), dirigida por el catedrático de ingeniería hidráulica Emilio Camacho, que impulsa proyectos punteros en gestión de recursos hídricos y agricultura sostenible. Entre sus iniciativas a nivel nacional, sobresale el proyecto HOPE, que integra inteligencia artificial, sensores IoT y energías renovables para optimizar los sistemas de riego, así como GEDIER, que utiliza gemelos digitales para mejorar la sostenibilidad de las explotaciones agrícolas. A nivel internacional, DAUCO participa en SMART GREEN WATER, orientado a fomentar la digitalización y la especialización inteligente en el sector agrícola, y en I-ReWater, enfocado en la gestión sostenible de aguas regeneradas para el riego en el espacio SUDOE. Otro proyecto relevante es HY4RES, que tiene como objetivo reducir la huella de carbono en el Atlántico mediante soluciones híbridas de energías renovables. Además, recientemente han iniciado dos proyectos centrados en la gestión de riego y fertirriego mediante gemelos digitales, reforzando así su compromiso con la innovación sostenible en el sector agrario.
Las políticas y las inversiones en regadío han conseguido que España reduzca su consumo hídrico en el sector agrario en un 13% desde 2004, lo que equivale a una reducción de 2.313 hm³.
Ventajas de la modernización
La modernización de regadíos en España representa una transformación profunda y muy beneficiosa para la agricultura, con impactos muy positivos sobre la eficiencia, rentabilidad, y sostenibilidad de las explotaciones, afirman los expertos. En primer lugar, contribuye a un incremento notable de la productividad agrícola: el riego tecnificado puede multiplicar por seis la producción en comparación con los métodos tradicionales, lo que resulta en un impacto económico considerable, generando ingresos cuatro veces mayores para los agricultores y triplicando el empleo en comparación con otras formas de producción, explica Francisco Rodríguez. Además, refuerza la rentabilidad de las explotaciones, ya que permite obtener más alimentos de la misma superficie cultivada, promoviendo un futuro sostenible y seguro para el sector agrícola.
Gracias a los nuevos sistemas de riego, se han podido incorporar cultivos que antes no se podían mantener por sus necesidades hídricas más altas, agrega Emilio Camacho. Sin embargo, aunque estos cultivos demandan más agua, el total de agua utilizada sigue siendo menor que antes de la modernización. Esto se debe a la eficiencia de los nuevos sistemas, que permiten aprovechar mejor el recurso hídrico. Coincide con él Rodríguez Mulero, quien afirma que los avances en la recopilación y análisis de datos que ofrece la modernización de regadíos están permitiendo a los regantes predecir patrones climáticos, identificar tendencias de cultivo y optimizar las prácticas agrícolas. Esto mejora la planificación de sus operaciones y la toma de decisiones estratégicas para maximizar rendimientos y reducir riesgos, lo que se traduce en innumerables beneficios a nivel operativo, opina.
Obras de modernización de regadíos ejecutadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través de SEIASA. Foto: SEIASA
Otro beneficio crucial de la modernización es el ahorro de agua. Los sistemas automatizados y de riego localizado, que concentran el agua en zonas específicas en lugar de irrigar extensas áreas, permiten aplicar dosis más pequeñas de agua. Esto es especialmente útil en temporadas con restricciones de agua, como las recientes campañas de riego que han enfrentado limitaciones hídricas, explica el experto del DAUCO. La implementación de sistemas de riego optimizados permite reducir el uso del recurso hasta en un 25%, con un impacto positivo en la gestión hídrica de las Comunidades de Regantes. Así lo asevera el presidente de SEIASA, quien destaca cómo las políticas y las inversiones en regadío han conseguido que España reduzca su consumo hídrico en el sector agrario en un 13% desde 2004, lo que equivale a una reducción de 2.313 hm³, demostrando que la agricultura española avanza hacia un modelo más eficiente en la gestión del agua. Asimismo, esto repercute directamente en la disminución de las emisiones de CO2, contribuyendo así a la sostenibilidad ambiental, señala.
La modernización de regadíos también ha propiciado el ahorro en el uso de fertilizantes, un insumo cuyo coste ha aumentado considerablemente en los últimos años. Mariano Soto resalta que la aplicación precisa y controlada de fertilizantes en sistemas de riego tecnificados no solo reduce los costos para el agricultor, sino que minimiza la contaminación difusa del suelo y el agua. Esta práctica, junto con la fertirrigación, permite ajustar la cantidad exacta de nutrientes necesaria para el cultivo, optimizando tanto el uso de agua como de fertilizantes.
"La modernización del riego impacta en la calidad de vida de los agricultores. Al sustituir el riego superficial manual por sistemas de riego automatizados, los agricultores pueden monitorear y controlar el riego de sus cultivos en tiempo real desde dispositivos móviles, lo que les permite optimizar su tiempo y reducir el esfuerzo", afirma Mariano Soto, doctor ingeniero agrónomo y experto en modernización de regadíos en la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena.
En cuanto al consumo energético, la modernización presenta un doble beneficio. El uso de redes presurizadas y sistemas de bombeo ha permitido reducir el consumo energético general, sobre todo cuando se combinan con energías renovables, lo cual potencia el ahorro y reduce el impacto ambiental. Aunque, como puntualiza el experto de la UPCT, el paso de sistemas tradicionales de acequias a sistemas de bombeo también puede suponer un aumento en el consumo energético, la implementación de energías limpias y renovables contribuye a compensar esta demanda adicional. Por último, la modernización del riego impacta en la calidad de vida de los agricultores. Al sustituir el riego superficial manual por sistemas de riego automatizados, los agricultores pueden monitorear y controlar el riego de sus cultivos en tiempo real desde dispositivos móviles, lo que les permite optimizar su tiempo y reducir el esfuerzo físico, concluye Soto.
Inversión pública para la sostenibilidad agraria
La modernización de los regadíos en España ha experimentado un notable impulso gracias al respaldo del Gobierno y a la inyección de fondos europeos, lo que ha permitido optimizar la gestión hídrica en las comunidades de regantes. Este proceso ha facilitado la ejecución de diversas actuaciones de modernización, contribuyendo a la transición hacia sistemas de riego más eficientes y a un uso más racional del agua en el sector agrícola, como lo evidencian las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE). Para profundizar en el impacto y la estrategia de la Sociedad Mercantil Estatal de Infraestructuras Agrarias (SEIASA), empresa instrumental del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en la modernización de los regadíos en España, hablamos con Francisco Rodríguez Mulero, presidente de la entidad pública, quien destaca la importancia de la inversión pública y privada en este proceso transformador.
En sus 23 años de experiencia, SEIASA se ha consolidado como el mejor instrumento público para promover un regadío sostenible, moderno y eficiente, garantizando un futuro prometedor para la agricultura española, asevera el presidente. Asimismo, ha sido pilar fundamental para el avance en la modernización de los sistemas de riego, habiendo finalizado hasta la fecha 307 actuaciones de modernización, beneficiando a 208.678 regantes con una inversión global que asciende a 2.085,36 millones de euros. Hasta el 31 de diciembre de 2023, SEIASA ha modernizado junto a las comunidades de regantes unas 615.473 hectáreas en todo el territorio nacional, incluidas las islas, donde por primera vez, SEIASA está ejecutando varios proyectos de modernización de regadíos.
En sus 23 años de existencia, SEIASA se ha consolidado como el mejor instrumento público para promover un regadío sostenible, moderno y eficiente, garantizando un futuro prometedor para la agricultura española.
Actualmente, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través de SEIASA, cuenta con proyectos programados o en ejecución en todas las comunidades autónomas, excepto en Asturias y la Comunidad de Madrid, donde ha realizado obras en períodos anteriores. Hasta el momento, las comunidades que más se han beneficiado en términos de inversión son Castilla y León y Andalucía. Junto con Aragón y Extremadura, estas regiones son las que actualmente concentran las mayores previsiones de inversión.
En cuanto al nivel de inversión previsto por el Gobierno de España a través de SEIASA, Rodríguez Mulero anticipa que alcanzará niveles históricos, con un compromiso para el período 2021-2027 de 2.400 millones de euros para transformar aproximadamente 700.000 hectáreas y beneficiar a unos 200.000 agricultores, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Este esfuerzo, sostiene, no solo busca incrementar la eficiencia y sostenibilidad de los sistemas de riego, sino que también tiene como objetivo fortalecer el medio rural mediante la innovación y la digitalización, aspectos clave para asegurar el relevo generacional en el sector agrario.
Respecto a las fuentes de financiación disponibles para estos proyectos, destaca el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), enmarcado en los fondos Next Generation de la Unión Europea. Este programa permite cubrir entre el 70% y el 80% de los gastos elegibles de los proyectos de modernización, aliviando así la carga financiera para las comunidades de regantes. El presidente de SEIASA destaca que este modelo de financiación público-privada estimula la participación de empresas en sectores como la construcción, las energías renovables y el ciclo integral del agua, generando beneficios económicos generales mediante la creación de empleo y el aumento de la riqueza en sectores relacionados con la agricultura.
La inversión del PRTR se distribuye de manera estratégica: un 18% se destina a aguas no convencionales, el 7% a energías renovables, y el 22% a mejorar la eficiencia hídrica y energética. También se asigna un 2% a digitalización y nuevas tecnologías, mientras que el 51% restante va a proyectos de modernización que integran estas mejoras. Este enfoque integral asegura una modernización completa de los regadíos en España, con un fuerte compromiso ambiental y social a largo plazo, asevera Rodríguez.
Adicionalmente, SEIASA recibe apoyo del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), que cofinancia aproximadamente el 50% de los gastos de ciertas actuaciones. Estas ayudas se gestionan a través de los Programas de Desarrollo Rural, los cuales fortalecen la viabilidad económica de los proyectos de modernización, garantizando que las mejoras en los sistemas de regadío sean sostenibles y competitivas a largo plazo, concluye.
Retos para la transformación
A pesar de los múltiples y evidentes beneficios, dicha modernización también enfrenta una serie de desafíos, complejos y diversos, reflejo de la magnitud de este proceso transformador. Uno de los retos más apremiantes es la obsolescencia de los sistemas de riego tradicionales, que en muchos casos, aún dependen de infraestructuras anticuadas e ineficientes, opina Francisco Rodríguez. La incorporación de sistemas avanzados requiere, además, una inversión considerable, lo que se agrava con el elevado coste de la modernización que, a pesar de las subvenciones, supone un esfuerzo financiero significativo para los agricultores, especialmente cuando se trata de cultivos de bajo valor añadido, explica Mariano Soto.
Asimismo, aunque se reconoce el notable esfuerzo inversor que se está haciendo por parte de la administración, el responsable de modernización de regadíos en la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena señala que, en ocasiones, las limitaciones en las convocatorias de ayudas han obstaculizado la utilización plena de los fondos disponibles. Ejemplifica con el caso de Cartagena, donde la subvención máxima para la instalación de contadores de precisión, como los electromagnéticos o ultrasónicos, era de 500.000 euros, a pesar de que la necesidad real oscilaba entre 1,5 y 2 millones de euros. Estas restricciones dificultan la implementación de mejoras esenciales y destacan la necesidad de que las bases de las ayudas se ajusten a las necesidades específicas de cada comunidad de regantes.
"La apuesta por la transformación tecnológica del regadío es esencial para mantener la posición de España en el sector agroexportador", destaca Emilio Camacho, catedrático de Ingeniería Hidráulica y director del Departamento de Agronomía de la Unidad de Excelencia María de Maeztu (DAUCO).
Por otro lado, los efectos del cambio climático y la escasez de recursos hídricos incrementan la presión sobre los sistemas de riego. La necesidad de asegurar la sostenibilidad del agua se ha vuelto prioritaria, dado que el sector agrícola es el mayor consumidor de este recurso. Soto opina que el desafío principal radica en que el regadío es cada vez más cuestionado por su uso del agua y subraya la importancia de demostrar que el uso del agua en la agricultura es sostenible. Sin modernización, se vería comprometida la capacidad de producir alimentos de manera suficiente y asequible, especialmente considerando que la demanda de alimentos está en aumento debido al crecimiento poblacional, enfatiza. A esto se suman otros retos ambientales, como la reducción de contaminación difusa, un objetivo que sólo se alcanzará a través de prácticas de riego más avanzadas y respetuosas con el entorno.
Otro de los desafíos que se presentarán en los próximos años es la reducción de la dependencia energética, añade Emilio Camacho. La integración de fuentes de energía renovable y la optimización del nexo agua-energía se presentan como estrategias para minimizar el impacto ambiental, un aspecto que, según el catedrático, permitirá avanzar hacia una descarbonización gradual del sector. Esto no sólo supone beneficios ambientales, sino también económicos, al reducir la vulnerabilidad a los cambios en los precios de la energía.
Además, el envejecimiento de la población rural y la necesidad de atraer a nuevas generaciones al campo plantean un desafío estructural. La falta de relevo generacional complica la adaptación a un sistema de riego más avanzado y tecnológico, comparten los expertos. El presidente de SEIASA defiende que la digitalización es clave para hacer atractivo el entorno rural y adecuar las tareas agrícolas a los tiempos actuales mediante tecnologías, lo que garantizará un relevo generacional efectivo.
No obstante, la adopción de tecnologías es todavía limitada en el ámbito rural y enfrenta resistencias, sobre todo entre los agricultores de más edad, apuntilla el portavoz del DAUCO, explicando que la adopción de la tecnología en el sector agrícola sigue el modelo de difusión de innovaciones de Rogers, en el cual los innovadores y visionarios, que constituyen apenas el 16% de la población, son los primeros en implementarla. A continuación, se encuentran los pragmáticos, que representan un 34%, mientras que los conservadores y escépticos son los últimos en integrarse a esta tendencia.
En este contexto, la formación de los agricultores se torna fundamental, ya que el uso de tecnologías avanzadas requiere de personal técnico cualificado capaz de implementar y mantener estos sistemas, coinciden los expertos Camacho y Soto. Emilio Camacho señala que el conocimiento en riego es crucial en la formación de ingenieros agrónomos, pero subraya la necesidad de especialización adicional en tecnologías avanzadas, a través de programas de posgrado para mantener la competitividad. Asimismo, Mariano Soto enfatiza la alta demanda de personal técnico cualificado en agronomía y otras disciplinas complementarias, debido a los bajos niveles de desempleo en el sector. Esto ha transformado el ámbito agrario en un campo multidisciplinar, donde se requieren perfiles variados como ingenieros industriales, expertos en telecomunicaciones y geólogos, entre otros perfiles, reflejando la creciente complejidad en la gestión del riego, sostiene.
Por último, los expertos destacan la importancia del apoyo de la administración y su colaboración con cooperativas y comunidades de regantes son esenciales para que los agricultores adquieran el conocimiento necesario para gestionar estos nuevos sistemas de manera efectiva. Además, la cooperación con instituciones académicas y centros de investigación resulta igualmente fundamental para la transferencia de conocimientos y tecnologías a las comunidades de regantes.
Futuro del sector agrario
Con miras al futuro, los expertos coinciden en que la modernización de los regadíos será clave para la sostenibilidad del sector agrario español. Sin embargo, las perspectivas son tan prometedoras como desafiantes. Francisco Rodríguez subraya que “sin lo rural no hay futuro, y sin innovación tampoco”, planteando que la única vía hacia un desarrollo agrario sostenible pasa por modernizar y digitalizar los regadíos. Este camino, conocido como “twin transition” o transición dual, combina la transformación ecológica y digital como modelo para un uso más eficiente y responsable de los recursos. Rodríguez destaca también el valor de la agricultura familiar como base de un sector agroalimentario sostenible, social, rentable y competitivo. En España, esta representa el 82% de las 914.000 explotaciones agrarias. Sobre este modelo deben pivotar las transformaciones que se están efectuando en relación con la construcción de sistemas alimentarios sostenibles, opina el presidente de SEIASA.
Por su parte, Emilio Camacho, resalta la relevancia del regadío en la economía agraria de España. Aunque solo ocupa el 23 % de la superficie cultivada, el regadío representa un 65 % de la producción agraria, una fortaleza que a futuro demanda una inversión tecnológica continua para gestionar mejor los recursos y mejorar la sostenibilidad y productividad del sector. El experto concluye enfatizando que la apuesta por la transformación tecnológica del regadío es esencial para mantener la posición de España en el sector agroexportador.
Finalmente, Mariano Soto vislumbra un futuro en el que las explotaciones agrícolas estén profundamente monitorizadas mediante sensores en el suelo y drones que recopilen imágenes multiespectrales, todo ello en tiempo real. Soto prevé que cada planta será gestionada de forma individual, recibiendo agua y nutrientes de manera precisa según sus necesidades específicas, lo que optimizará el consumo de recursos y reducirá el impacto ambiental. A pesar de enfrentar tiempos complejos, marcados por la escasez de recursos hídricos y la urgente necesidad de mantener la producción de alimentos, el experto se muestra optimista respecto al futuro del sector agrario en España. Asegura que este sector siempre ha demostrado resiliencia, incluso en tiempos de crisis como la pandemia de COVID-19, cuando los agricultores trabajaron incansablemente para garantizar el suministro de alimentos. Dados los avances logrados hasta el momento y en vista de las próximas tendencias, el futuro es prometedor, sostiene.
Por tanto, la modernización de regadíos se perfila, en palabras de Rodríguez Mulero, como “el único camino posible hacia un futuro cierto”, donde el sector agrario no solo responda a los desafíos ambientales y sociales, sino que también asegure un modelo agrario rentable y competitivo en un entorno en continua evolución.