La digitalización de la gestión del agua no es una opción

La digitalización de la gestión del agua no es una opción
La digitalización de la gestión del agua no es una opción
01-06-2020

La digitalización de la gestión del agua consiste en la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para optimizar esa gestión. Y el proceso comprende tanto el agua en alta, es decir, la captación de los recursos hídricos, como el agua en baja, los servicios ofrecidos a la ciudadanía. Para entender lo que significa este proceso tanto desde el punto de vista económico, como tecnológico, social y hasta político es clave tener en cuenta que no afecta solo a la gestión del agua sino que se trata de una transformación total en el modelo económico. 

Los países industrializados están viviendo una revolución como lo fueron antes la revolución industrial que comenzó a mediados del siglo XVIII o la agrícola que empezó hace más de nueve mil años. En los dos casos anteriores y aunque la fuerza de empuje era la economía, las dos provocaron a la vez profundos cambios sociales, culturales y tecnológicos. La revolución que está comenzando ahora tiene un nombre mucho más sofisticado, 4.0, pero supone lo mismo que las anteriores, un cambio en el paradigma del modelo económico que va a causar una enorme transformación social. Y eso es lo primero que hay que tener en cuenta para saber qué es lo que está ocurriendo: “No estamos en un proceso en el que en el sector del agua podamos decidir si queremos o no digitalizarnos –explica a RETEMA Gonzalo Delacámara, coordinador del Departamento de Economía del Agua del instituto IMDEA Agua de Madrid-. Es una consecuencia lógica de un cambio de todo el modelo económico”.

El sector del agua tiene a su disposición, como el resto de sectores económicos, una serie de tecnologías que está adaptado o deberá adaptar para mejorar su rendimiento. “Estas tecnologías son, básicamente, la computación en la nube; la inteligencia artificial y todo lo que está relacionado con ella como los procesos de aprendizaje automático, lo que se denomina machine learning; el internet de las cosas, es decir, la posibilidad de los dispositivos para conectarse entre sí; y los datos, lo que se conoce como big data”, resume Delacámara. La aplicación de estas tecnologías a la gestión del agua abre un mundo de posibilidades: “Estas herramientas digitales nos permiten gestionar el recurso hídrico de una manera más eficiente, monitorizando todos los procesos y dotándolos de inteligencia”, asegura Maurizio De Stefano, director en el Mercado de Energía y Utilities de Minsait.

La razón por la que estas tecnologías se han popularizado la explica Alejandro Beivide, director de Transformación Digital y Sistemas de Control de la división de Agua de ACCIONA: “Es muy simple, estas tecnologías son ahora accesibles y baratas”. Es evidente que la digitalización en el sector del agua, como en el resto de sectores económicos, no acaba de empezar pero también es evidente que la velocidad de implementación actual ha aumentado exponencialmente: “Podríamos decir que ha habido dos momentos -continúa Beivide-. Hace unos años se comenzó a recoger datos pero no se sabía qué hacer con ellos. De hecho, en algunos casos se convirtió en un problema a causa de la dificultad para almacenarlos. Actualmente hemos entrado en una velocidad que es mucho más acelerada. Ahora sí sabemos qué hacer con los datos, y si no lo sabemos, disponemos de herramientas muy asequibles que nos lo dicen”.

 

Agua inteligente

“Desde hace años -explica Maurizio De Stefano-, los operadores españoles sacan provecho de herramientas como sistemas de información geográfica, aplicaciones de modelación hidráulica, sistemas de control y adquisición de datos y sistemas de gestión empresarial y comercial”. En la actualidad y ya en esta segunda velocidad de la que hablan todos los expertos, se están incorporando nuevas herramientas. Según explica De Stefano: “Se está apostando por la sensorización de las redes, la telelectura y la aplicación de sistemas de detección de fugas con el empleo de técnicas basadas en algoritmos avanzados. En este sentido, en Minsait acabamos de desarrollar Onesait Oil&Gas Sensing, un sistema basado en fibra óptica e inteligencia artificial para la detección automática y temprana de amenazas y fugas en las redes de transporte de agua e hidrocarburos que permite disminuir hasta un 90% las pérdidas producidas”. 

El avance del despliegue del internet de las cosas unido a las nuevas redes de comunicaciones y a la computación en la nube hacen posible ya que muchas empresas generen cada vez más información sobre el estado de sus activos. Este avance permite obtener indicadores del estado de la red y los consumos, lo que facilita la toma de decisiones en la gestión diaria. La incorporación de las nuevas tecnologías de la comunicación hace posible igualmente contar con herramientas para reducir las pérdidas de agua y aumentar la vida de las infraestructuras o soluciones que mejoran el rendimiento de los equipos de trabajo en campo. Herramientas como el 5G permiten obtener este tipo de información en tiempo real lo que además posibilita la optimización de todas las operaciones. 

Otra de las áreas en las que la digitalización supone un avance importante es la utilización de Big Data para facilitar la toma de decisiones a partir de la previsión de la demanda, el comportamiento de los clientes y el seguimiento de los activos. Precisamente en la gestión de los activos se están produciendo también incorporaciones tecnológicas significativas. “Tecnologías como la realidad aumentada y la capacidad de procesar imágenes capturadas durante el proceso de inspección permiten la identificación rápida de anomalías y defectos, gracias al reconocimiento de patrones –explica Maurizio De Stefano-. Eso posibilitará, por una parte, la creación de modelos de defectos que utilizan tecnologías cognitivas capacitadas por expertos humanos, pero también predecir el funcionamiento de los activos a partir de información de sensores, y gemelos digitales”. 

De Stefano señala otra de las herramientas tecnológicas cuya incorporación puede ya preverse: “El blockchain no se ha adentrado todavía en el día a día de la operación de las empresas de agua y es un área con gran potencial para la mejora de la eficiencia. Esto podría crear un cambio drástico, por ejemplo, en la monitorización y seguridad del suministro en las situaciones de sequía”.

 

Consumidores conectados

Otro aspecto fundamental de la gestión es la relación con el consumidor. Y también en esta área la digitalización va a ser clave. Las mismas tecnologías que posibilitan una gestión más racional desde la captación de los recursos hídricos, están incorporándose ya en esa comunicación con el consumidor. La mayoría de las empresas gestoras de agua están modernizando sus vías de contacto con los usuarios y ampliando la información que estos reciben relacionada con su consumo de agua. El objetivo último también aquí es que la ciudadanía haga un uso más racional de este elemento.

Y ese objetivo es claro, según explica Alejandro Beivide: “Venimos de una época en la que nos hemos conformado con la factura a fin de mes pero lo que va a llegar es una aplicación en el móvil que nos muestre lo que consumimos día a día y la siguiente, con lo que consumimos hora a hora y cómo lo consumimos”. Estos avances tecnológicos harán, según todos los expertos, más sencillo el ahorro de agua porque dotarán a la ciudadanía de la información que necesita para ello. Incluso están en desarrollo aplicaciones que puedan aconsejar cómo ahorrar en función del consumo en tiempo real. 

Es evidente que la digitalización ha entrado ya en la gestión del agua pero también lo es, para la mayoría de los expertos, que lo ha hecho tarde. “Eso es indudable si lo comparamos con otros sectores como el de la energía, el del transporte o el de las telecomunicaciones”, afirma Gonzalo Delacámara. Las razones de ello están relacionadas con la propia idiosincrasia del sector: “El problema del sector del agua es que la mayor parte de las soluciones se siguen tomando de la misma forma como se han tomado durante siglos. Es verdad que se han incorporado nuevas tecnologías pero el enfoque no ha cambiado tanto” concluye Delacámara.

 

España a la cabeza

Pero si bien la situación global puede considerarse atrasada cuando se la compara con otros ámbitos económicos, el sector del agua en España tiene una ventaja sobre los países de nuestro entorno y es que sus empresas están en vanguardia, no solo en cuanto a gestión sino también en lo que tiene que ver con la incorporación de nuevas tecnologías. “Es cierto que el sector de la gestión del agua y saneamiento aún es bastante conservador en este aspecto –asegura Maurizo De Stefano-, pero podemos decir que España se encuentra entre los países de Europa que más ha apostado por la tecnología”. 

A pesar de ello, la opinión de Gonzalo de la Cámara es que todavía “hay muchísimo por hacer. Es muy importante que no nos dejamos llevar por una ficción que hay entorno a los procesos de digitalización que es creer que todas las soluciones son tecnológicas. Es decir, una cosa es que uno utilice las tecnologías de la comunicación y la información y otra cosa es pensar que cuando esa tecnología está disponible todos los problemas se han resuelto. Es cierto que España es uno de los países más avanzados del mundo pero esto no debe hacernos complacientes”.

En cuanto al futuro, las opiniones coinciden en que el avance de la digitalización traerá nuevos retos, por ejemplo, el de la ciberseguridad. Como explica De Stefano: “Hay que tener presente también que la introducción de las nuevas tecnologías en el mundo del agua abre la puerta a elementos como el ciberterrorismo que nos hace extremadamente vulnerables. La ciberseguridad, en ocasiones infravalorada, resulta crucial para la gestión del agua”.


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