Descontaminación química del embalse de Flix
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10-09-2013
El embalse de Flix, situado en el tramo bajo del río Ebro, en Tarragona, retiene actualmente en su vaso varios centenares de miles de metros cúbicos de lodos, presumiblemente vertidos por una industria química que se asienta en su margen derecha. Son elementos residuales, constituidos por compuestos químicos mezclados con otros de carácter inerte. Ante los evidentes riesgos que esta situación comportaba para la salud de la población y para el medio ambiente, la Administración Pública ha decidido iniciar un proceso consistente en concebir, analizar, desarrollar, comparar y escoger alternativas de actuación para corregirla y evitar o mitigar la transmisión al entorno de esos elementos nocivos. El resultado ha sido una de las más complejas actuación en materia de tratamiento de residuos, que ha iniciado, el pasado mes de marzo, la fase de operación propiamente dicha, con el dragado de los lodos contaminados y su posterior tratamiento y almacenamiento. Un proceso que se prolongará a lo largos de unos dos años.
Tanto por su envergadura como por su concepto de tratamiento integral simultáneo de contaminantes de diverso tipo, el proyecto de descontaminación del embalse de Flix, desarrollado por la Sociedad Estatal Acuamed es pionero en la industria mundial de la recuperación ambiental.
Antecedentes
Situada en un meandro del tramo bajo del río Ebro, a su paso por la población de Flix (Tarragona), la presa que cierra el embalse del mismo nombre fue construida en 1949, junto con las presas de Mequinenza y Ribaroja, en un esfuerzo por regular el régimen de este río.
Sin embargo, mucho antes, a finales del siglo XIX, en 1897, la fábrica de Ercros, instalada en la orilla del río y cerca de la población de Flix, había iniciado su actividad productiva. A lo largo de los años, la fabrica fue variando su producción y sus instalaciones, por lo que el régimen de vertidos tóxicos también fue cambiando con el tiempo. Uno vertidos que, debido a la construcción del embalse, fueron acumulándose en una zona lateral del pantano, que retiene actualmente 700.000 metros cúbicos de lodos constituidos por compuestos químicos mezclados con otros de carácter inerte.
Se han identificado tres grandes grupos de contaminantes: organoclorados, metales pesados (principalmente mercurio) y radionucleidos. Estos contaminantes se encuentran en concentraciones relativamente elevadas, susceptibles de transmitir su contaminación al agua del Ebro. De hecho existen registros de episodios puntuales en los que se han sobrepasado los límites de tolerancia de contenido de componentes agresivos en el ecosistema.
El resultado fue un progresivo deterioro de la calidad del agua del río que abastece a más de 1 millón de personas, riega en torno a 50.000 ha y que permite la existencia de un espacio protegido de tan alto valor natural como es el Delta del Ebro. Asegurar la salud y la seguridad de las personas, del agua y de los ecosistemas, exige la retirada de esos residuos acumulados.
Para ello, Acuamed, junto con las principales administraciones, asociaciones ecologistas y expertos nacionales y extranjeros y tras barajar diversas alternativas, ha optado por una solución para limpiar el Ebro a su paso por Flix, denominada ex situ, consistente en la extracción completa de los materiales contaminantes, su tratamiento y el almacenamiento posterior de los residuos, ya inertes, en un vertedero controlado y construido al efecto.
El proyecto
La obra, encomendada, con carácter prioritario y urgente, a la Sociedad Estatal Aguas de las Cuencas Mediterráneas, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, consiste en eliminar unos 800.000 m3 de lodos contaminados. Los contaminantes pertenecen a tres grupos principales: organoclorados, metales pesados (principalmente mercurio) y radionucleidos. Están en concentraciones al menos relativamente elevadas, susceptibles de transmitir su contaminación al agua circulante por el río; esa transmisión parece que se ha producido de hecho en alguna ocasión, existiendo un registro de episodios puntuales en los que se han sobrepasado los límites de tolerancia de contenido de componentes agresivos en el ecosistema.
La inversión total de la obra alcanza los 165 millones de euros y supone la mayor inversión en una obra de descontaminación en España. De esta inversión, Europa financia 117 millones, a través de los Fondos de Cohesión, ya que se trata de una obra cuyo objetivo aúna la garantía y calidad del agua para las personas, con la mejora ambiental y la calidad de las masas de agua, ambos aspectos prioritarios para la Comisión Europea.
En el ámbito internacional, en la actualidad se está ejecutando una descontaminación en New Bedford Harbor en Estados Unidos, con un presupuesto de 335M€ por parte de la EPA (Agencia de Protección Ambiental), con quien Acuamed ha estado en contacto con el fin de intercambiar información, a pesar de que sólo descontaminan organoclarados (en la obra de Flix además de organoclorados hay metales pesados, lo que hace que sea única en el mundo).
ENTORNO DE LA ACTUACION
Al igual que en otros países desarrollados, la legislación española sobre vertidos ha ido evolucionando en el tiempo hacia una mayor exigencia, lo que ha obligado a los agentes generadores de residuos a adecuarse a límites cada vez más estrictos. Pero la mera acumulación histórica de vertidos autorizados en cada momento puede conducir a situaciones no previstas de creación y permanencia de un volumen de residuos que hacen vulnerable el ecosistema ante fenómenos naturales concretos, como avenidas, vientos o cambios térmicos bruscos.
La fabricación de productos químicos en sus orillas se inició a finales del siglo XIX y, desde entonces, los productos generados han sido muchos y variados, con arreglo a los avances de la tecnología y las tendencias de la demanda.
Los procesos iniciales tenían como base el cloro y la sosa obtenidos de la sal común como materia prima, mediante un proceso electrolítico que utiliza mercurio. Más recientemente se ha introducido el apatito como materia prima masiva adicional para producir fosfato bicálcico; este apatito contiene naturalmente cierto porcentaje de radionucleidos, que durante el proceso se concentran físicamente en el vertido. Por otra parte, en rigor no puede excluirse que alguno de los materiales contaminantes depositados tenga su origen incluso en arrastres procedentes de río arriba.
También la morfología del río Ebro ha evolucionado notablemente a lo largo del siglo pasado en esta zona. Cada vez que se construye una presa de embalse en un río, una consecuencia inmediata es que el remanso producido en sus aguas induce una mayor sedimentación de los arrastres sólidos que su corriente habitual transporta; los embalses tienden por ello a colmatarse. La presa de Flix no es distinta en este aspecto, y por consiguiente la fuerza erosiva y de arrastre que mantiene de forma natural el río Ebro a su paso por la zona quedó influida y reducida después de su construcción. Hasta entonces, la mayor parte de los vertidos de la fábrica eran arrastrados por la corriente hacia aguas abajo, mientras que después la gran mayoría han venido quedando retenidos en el vaso del embalse
Hay, pues, tres agentes fundamentales que intervienen en la colmatación histórica del embalse de Flix: los vertidos de la fábrica, los arrastres sedimentados del Ebro y la suavización del régimen del río, todos ellos inducidos por la intervención antrópica.
Con todas estas consideraciones de partida, se acomete la búsqueda de soluciones para evitar el riesgo de contaminación, continua o episódica.
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Marc Pujols, Gracia Ballesteros - Aguas de las Cuencas del Mediterráneo (ACUAMED)