En un contexto de estrés hídrico crónico y la consiguiente disminución de la cantidad y calidad de los recursos hídricos convencionales, la transformación hacia una gestión del agua basada en la eficiencia resulta indispensable. El fenómeno de la sequía ha ido cobrando cada vez más relevancia a lo largo y ancho del territorio español, con una notoriedad creciente durante períodos temporales cada vez más amplios, lo que ha propiciado que en la actualidad la falta de agua haya comenzado a causar estragos en determinados sectores, especialmente en aquellos relacionados con el uso productivo de la misma.
Con un sector agrícola ampliamente consolidado en España y categorizado como estratégico, siendo en la actualidad la cuarta economía del sector agroalimentario en la UE-27, en este reportaje analizamos de qué manera la escasez de agua está incidiendo en el sector y cómo el llevar a la practica una gestión eficaz e integrada del agua, unida a políticas transversales coordinadas entre los diferentes agentes y sectores, puede ser capaz de incrementar la disponibilidad de agua.
Para ello, damos voz a tres agentes relacionados con el regadío: Juan Valero de Palma, presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (FENACORE), Miguel Ángel Jiménez Bello, investigador del grupo de Redes Hidráulicas y Sistemas a Presión del IIAMA y Manuel Martín Arroyo, Consultor de Proyectos de Agua y Agricultura. Los tres expertos plasman aquí los principales avances que ha ido experimentando el regadío, la modernización de la que está siendo partícipe, los desafíos que enfrenta en un contexto de sequía y las oportunidades que se abren para un sector crucial para la productividad económica de cualquier país. Ejecutamos un análisis del estado actual del sector y repasamos los principales reclamos para un riego eficiente.
Panorama actual
A sabiendas de los efectos negativos que el cambio climático es capaz de producir y con un pronóstico que augura su intensificación en los próximos años de no tomarse medidas urgentes, Manuel Martín expone de manera rotunda que España es una de las regiones de Europa que más está sufriendo tales efectos. El país tiene actualmente “dos tercios de su territorio en riesgo de desertización y sus cuencas hidrográficas están afrontando un fuerte estrés hídrico debido, principalmente, a la disminución de las precipitaciones en los últimos años, a lo que se suman episodios de temperaturas extremas cada vez más reiterados”. Esto se traduce en que, de todos los recursos naturales, el agua es uno de los más afectados “por la combinación de los efectos del cambio climático, aumento de la explotación de recursos e incremento de la población mundial, teniendo como resultado a nivel global la disminución en la disponibilidad de agua tanto en cantidad como en calidad”.
Por su parte, Miguel Ángel Jiménez remarca que, dado que el cambio climático afecta a los dos lados del balance hídrico de los cultivos, tanto al lado de la demanda como al lado de la oferta, desde el IIAMA trabajan para intentar mejorar la planificación y la gestión de un problema tan multifactorial. “Se puede abordar desde muchas perspectivas: la planificación hidroeconómica, la agronómica con el uso de variedades que consuman menos agua y mantengan la producción y la calidad o la perspectiva tecnológica”.
Resulta imprescindible ejecutar una gestión integrada del agua y optimizar su uso para abordar los distintos retos que apremian al sector del regadío en nuestro país.
En este sentido, resulta imprescindible ejecutar una gestión integrada del agua y optimizar su uso para abordar los distintos retos que apremian al sector del regadío en nuestro país. Juan Valero de Palma esclarece que, si nos atenemos a los fenómenos acontecidos en los últimos años, “estamos en una situación verdaderamente dramática en lo que concierne al regadío en España. A pesar de que llevamos muchísimos años trabajando para resolver este tema, llegando a consumir un 15% menos de agua que hace 25 años gracias a la modernización del regadío español y una esa política de ahorro, el gran reto que tenemos en el sector primario europeo es cómo hacer compatible la producción agrícola, de regadío y ganadera con la protección del medio ambiente”.
Con vistas a construir un sistema de regadío sostenible compatible con la organización institucional del regadío en España, es decir, con el modelo de gestión del agua por cuencas hidrográficas y los diversos organismos que lo integran, los expertos remarcan la importancia de erigir una cultura de la gestión integrada de los recursos hídricos, con políticas más transversales y coordinadas entre las diferentes administraciones, incentivando la colaboración público-privada, así como la participación y el compromiso de todos los usuarios y agentes implicados, innovando en la gobernanza, haciendo más accesible la información y mejorando la evaluación y la transparencia, de forma que se garantice la disponibilidad de agua, tanto para el consumo humano como para las actividades económicas y los ecosistemas que regulan el ciclo hidrológico.
Junto con lo anterior, para garantizar la producción de una forma sostenible es preciso disminuir el estrés hídrico en general y de la agricultura de regadío en particular. Para tal fin, Manuel Martín Arroyo recalca que “debemos aprovechar todos los recursos hídricos a nuestro alcance, apostando por todas las alternativas posibles: desalación, trasvases, regeneración de aguas residuales, recogida de pluviales, así como ordenar mejor su disponibilidad, a través de conducciones, captación de cauces, regulación de crecidas o construcción de embalses artificiales; y tenemos que apostar por todas aquellas innovaciones que nos permitan avanzar hacia la búsqueda de nuevas alternativas. Se debe apostar también por la tecnología necesaria para avanzar en la modernización de los sistemas de regadío hacia métodos inteligentes y de precisión, además de mejorar las redes de distribución para reducir todo lo posible las fugas y pérdidas de agua”.
"Nos enfrentaremos a retos que nunca han existido en la agricultura y lo tenemos que hacer con nuevas soluciones que hasta ahora no se han aplicado". Manuel Martín Arroyo, consultor de proyectos de Agua y Agricultura.
Tecnología al servicio del campo
La digitalización es una herramienta esencial al servicio de la necesaria modernización del campo: ofrece datos en tiempo real y ahorra tiempo, lo que traducido en términos económicos, posee un gran valor, que se traduce en el coste de la información y en el tiempo ahorrado. En representación del sector, Juan Valero de Palma afirma que “los regantes somos los primeros conscientes de que tenemos que hacer un uso eficiente del agua, el suelo y la energía. Se trata de aplicar todas las políticas de economía circular, de reutilización del agua y reducción de los retornos, haciendo uso de las tecnologías más modernas. Tenemos objetivos que cumplir y retos que enfrentar, pero debemos seguir mejorando si queremos seguir siendo uno de los países mejor posicionados en esta materia en Europa. El gran reto que tenemos fundamentalmente es cómo contar con la disponibilidad y la garantía de agua necesaria para atender las demandas”.
En agricultura, la digitalización es una herramienta esencial al servicio de la necesaria modernización del campo.
Miguel Ángel Jiménez explica que la agricultura es una de las actividades que más ha potenciado el ser humano y donde más conocimiento ha desarrollado a lo largo de la existencia. En relación con las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, Jiménez señala que “es posible combinarlas con el abundante conocimiento previo para sugerir soluciones, pero aún es preciso organizar los datos disponibles para construir herramientas útiles y que éstas sean aceptadas por la mayor parte del sector”. El experto remarca que, si bien existen herramientas desarrolladas, muchas de ellas únicamente tienen una aplicación experimental o son puestas en práctica por gestores o agricultores con inquietud respaldada por la producción económica.
En lo concerniente a la digitalización aplicada al regadío, Manuel Martín Arroyo explica que ésta se enmarca dentro del modelo de agricultura inteligente o agricultura 4.0, que integra la monitorización y la automatización de los procesos y las tareas con el objetivo de mejorar la producción y la eficiencia, lo que hace necesario conocer el
funcionamiento de los sistemas y las herramientas que permiten llevar a cabo este tipo de instalaciones tecnológicas, o bien, rodearse de técnicos y expertos en la materia, a través de un aliado estratégico que facilite estas labores.
“El sector está apostando claramente por el proceso de digitalización, ya que es necesario y está siendo imparable y en continua progresión, permitiendo además garantizar la sostenibilidad económica, social y medioambiental del sector”. Martín identifica dos velocidades, la nombrada anteriormente y que está permitiendo la profesionalización del sector, y la de los productores agrícolas que no están integrando este proceso en su actividad. “El relevo generacional posibilitará que haya una sola velocidad en el proceso de digitalización. En este sentido, la visión de la Unión Europea es clara y su apuesta, tanto por la digitalización como por la sostenibilidad, es firme y cualquier productor agrícola deberá estar alineada con ella”, declara.
La modernización, ¿un trabajo pendiente?
En retrospectiva, Juan Valero de Palma enfatiza que se ha hecho un esfuerzo importante en materia de modernización del regadío, un sector que hasta hace 25 años funcionaba en su gran mayoría por gravedad, con acequias a cielo abierto y turnos de riego. “Entre todos, las Administraciones Públicas, el Ministerio, las Comunidades Autónomas y las Comunidades de Regantes, hemos puesto en marcha una serie de planes y ahora el 55% del regadío en España es por goteo, el 25% por aspersión y solo un 20% funciona aún por gravedad”. Con lo anterior, el presidente de FENACORE sentencia que las tecnologías más modernas de utilización del agua en el mundo se hacen en España. “Podemos estar orgullosos de los regadíos que tenemos, porque son los más modernos y eficientes en el uso del agua, la energía y la aplicación de tecnologías punteras. Además, con el PERTE de regadíos se espera un impulso aún más notorio a la utilización de las nuevas tecnologías”.
Según el experto, la relevancia del PERTE reside en que va a permitir incrementar la gestión electrónica del regadío. “No hay que modernizar solo las infraestructuras de riego, cada vez se manejan más datos y más información a la hora de regar con eficiencia. Los sistemas de regadío normalmente están controlados, pero ahora se va a avanzar mucho más, incrementando los controles no solo de los volúmenes y los caudales de agua, sino otras tantas variables que permiten regar cuando más necesario es para la planta y cuando más beneficios va a tener para el desarrollo de las plantaciones. Todas estas variables de humedad del suelo, temperatura, humedad en el ambiente, necesidades de agua de la planta, etc. se medirán, informatizarán y se incorporarán a programas que permitan gestionar el riego de una manera más racionalizada”, expone Juan Valero de Palma.
"Para FENACORE los Fondos de Recuperación y Resiliencia constituyen una oportunidad crucial para completar la modernización". Juan Valero de Palma, presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (FENACORE).
A colación de lo anterior, Manuel Martín Arroyo sugiere que para este año 2024 se espera que tanto el PERTE de digitalización del ciclo del agua como el PERTE Agroalimentario posibiliten el desarrollo de nuevos proyectos en el sector, “lo cual irá en beneficio de toda la sociedad y fomentarán las inversiones privadas y nuevos desarrollos de proyectos. Hasta ahora la modernización de una amplia superficie de regadío en España ha posibilitado la reducción del consumo de agua en la agricultura y el aumento de productividad de las fincas de cultivo, lo que se ha traducido en un aumento de la eficiencia y la sostenibilidad de la actividad agrícola. Esto ha contribuido a la fijación de la población en el medio rural y a la profesionalización del sector, y especialmente a destacar es que ha posibilitado que esté garantizada la producción de alimentos sostenibles a unos precios asequibles para una población en aumento”.
Desde una óptica proveniente del sector investigador, Miguel Ángel Jiménez se muestra reacio e indica que “la investigación está más adelantada a las prácticas actuales, pues sucede que al no ser un área económica donde la innovación se vea premiada, cuesta más aplicar nuevas metodologías”. El experto advierte que la transferencia en la agricultura siempre es una deuda pendiente, pues “los programas estructurales, como la modernización de los regadíos, bien pensados son indispensables, pero disponer de una
herramienta no te garantiza la eficiencia en el uso si no hay formación en el uso y mantenimiento”.
Por tanto, a fin de seguir generando conocimiento con las nuevas herramientas existentes, el IIAMA participa en el proyecto Digital Riego, un proyecto que busca definir los límites de los drones y los satélites en la gestión del riego de los cultivos más representativos de la Comunidad Valenciana. “Ambos aportan datos muy valiosos, pero hay que saber interpretarlos y facilitar su manejo para que sean eficientes”. Jiménez manifiesta que desde hace años se conoce el potencial de los drones y los satélites, pero disponer de sus datos en tiempo casi real no era posible. “Servían para diagnosticar el riego, pero no para programarlo”. En la actualidad, con la apuesta decidida de organismos como la Unión Europea por programas como Copernicus, todos estos datos, con conocimiento del problema, abren muchas posibilidades de optimización de los recursos”, recalca el investigador.
"Debemos intentar colaborar con todos los actores del mundo del agua para generar y aplicar conocimiento a los problemas que nos enfrentamos". Miguel Ángel Jiménez Bello, investigador del grupo de Redes Hidráulicas y Sistemas a Presión del IIAMA.
Un año cargado de oportunidades
El pronóstico para este 2024 parece indicar un panorama asentado sobre el manejo de datos, la digitalización y la colaboración. Con estos tres pilares, cuyo resultado inevitable es una mayor transparencia en el sector, resultará más sencillo aplicar las mejores técnicas de gobernanza para progresar hacia un sector sostenible y resiliente. “Como el regadío es tan complejo, diferente y heterogéneo, habría que repasar zona por zona para ver a dónde tenemos que llegar, pero queremos regadíos modernizados que tengan garantía y disponibilidad de agua, y eso lo garantiza la regulación del agua” señala Juan Valero de Palma, que en nombre de FENACORE enfatiza la necesidad de que el sector siga siendo útil a la sociedad española y prestando grandes servicios a la sociedad, a la economía y a la riqueza en España. “La principal industria que hay en estos momentos en España es la agroalimentaria y el principal suministro de la industria agroalimentaria viene de los regadíos, por lo tanto, tenemos que seguir en estas líneas y las potencialidades que tenemos.
Respondiendo a qué podemos esperar para este 2024, Manuel Martín Arroyo expone que la manera en que se desarrolle el año “dependerá de la climatología de la primavera especialmente, pues necesitamos que haya unas temperaturas normales para el correcto desarrollo de los ciclos de los cultivos y lluvias abundantes que permitan cosechas normales en secano y una campaña de riego normal, o casi normal, en todas las zonas de regadío de nuestro territorio, teniendo en cuenta las fuertes restricciones en las dotaciones de riego durante las últimas campañas de riego. Tanto en este año como en sucesivos, nos enfrentaremos a retos que nunca han existido en la agricultura y por tanto lo tenemos que hacer con nuevas soluciones que hasta ahora no se han aplicado. La innovación jugará un papel fundamental”.
En un mundo donde los desafíos relacionados con el agua son cada vez más apremiantes, la colaboración se vuelve imperativa. La necesidad de trabajar en conjunto con todos los actores del sector del agua resultará fundamental para generar y aplicar técnicas innovadoras de manera efectiva. Anteriormente hemos expuesto algunas de las claves para abordar los desafíos hídricos de forma integral y eficaz, pero ahora toca llevarlas a la acción. Todo parece indicar que este 2024 será un punto de inflexión en el ámbito del regadío, que continúa preparándose para un futuro cada vez más desafiante, pero que a su vez va allanando con mayor ímpetu el camino hacia la sostenibilidad.