La Universidad de Loyola investiga la producción de energía con residuos del cultivo de café
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Los investigadores de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Loyola, Carlos Ortiz y Mauricio Zurita, se han desplazado a Honduras con la finalidad de analizar una serie de residuos procedentes del cultivo de café para generar alternativas para la producción de energía. Esta acción la han llevado a cabo en las regiones hondureñas de Marcala y Santa Rosa de Copán, dos de las provincias con más cooperativas de producción de café en toda Centroamérica.
Los científicos han realizado esta visita gracias a una ayuda de movilidad Erasmus+ KA07, para posteriormente desarrollar un proyecto de mayor envergadura que mejore el aprovechamiento de residuos de estos productores de café, pudiendo obtener biocombustibles, y, además, generando un menor impacto medioambiental en la zona.
A grandes rasgos, el procesado de café, desde la recolección incluye despulpado, lavado, secado y trillado hasta obtener el llamado grano de café oro. Parte de la pulpa y las aguas mieles producidas en el lavado se utiliza para producir abonos y fertilizantes, pero otra parte se desecha en la tierra y produce contaminación en acuíferos y ríos, por lo que se hace necesaria una solución.
Energía alternativa para la producción del café
Estos científicos, conocedores de las posibilidades de dichos residuos, ven la posibilidad y el potencial de estos para la producción de biocombustibles. Lo que permitiría reducir el consumo de diésel que utiliza la maquinaria para el procesado de café, una alternativa al consumo eléctrico de baja calidad de la zona que dificulta la producción.
El objetivo principal del proyecto es desarrollar estudios piloto para analizar el potencial energético que tienen esos residuos y aumentar así la sostenibilidad ambiental de la planta. “Se trata de preparar un pequeño laboratorio con instrumentos para evaluar el potencial energético, con procesos de biodigestión, fermentación y evaluarlos científicamente a escala de laboratorio y ver el potencial, para posteriormente capacitar a los técnicos de la zona para que hagan ellos el proceso posteriormente”, indica Carlos Ortiz, uno de los investigadores que ha desarrollado la estancia.