La UdG participa en un proyecto para garantizar la depuración en zonas rurales aisladas
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La Universidad de Girona es uno de los 20 socios de un proyecto financiado por la UE con 7 millones de euros que desarrollará un sistema de depuración biológica pensado para zonas de difícil acceso. La UdG acogerá una planta piloto para validar la tecnología y uno de los escenarios de demostración estará en las comarcas gerundenses.
Un equipo de investigadores de tres grupos de investigación de la Universidad de Girona (UdG) participan en INNOQUA, un proyecto europeo que quiere hacer posible la depuración (y, en algunos casos, la reutilización) de aguas residuales en zonas rurales de difícil acceso. Se estima que actualmente unos 20 millones de personas en la Unión Europea no tienen acceso a sistemas de saneamiento de las aguas residuales.
El grupo de investigación en Química Analítica y Ambiental, el Laboratorio de Ingeniería Química y Ambiental (LEQUIA) y el grupo de investigación en Física Ambiental integrarán en un consorcio de 20 socios de nueve países diferentes que ha recibido financiación del programa Horizon 2020 de la Unión Europea. Además de universidades como la de Girona, la iniciativa también implica centros tecnológicos, empresas, agencias del agua y ONGs.
El proyecto arrancará este mes de mayo y tendrá una duración de cuatro años. Cuenta con un presupuesto de 7 millones euros y la implicación de países europeos (Francia, España, Italia, Irlanda, Gran Bretaña, Alemania y Holanda) y sudamericanos (Ecuador y Perú).
Una herramienta que se adapta a diferentes escenarios
INNOQUA desarrollará un sistema de depuración eco-eficiente y sostenible basado en dos tratamientos con organismos biológicos: la lumbrifiltració con lombrices de tierra y la filtración-purificación para dafnias (unos crustáceos planctónicos). En algunos casos el sistema se complementará con tratamientos de radiación con luz solar o ultravioleta para conseguir un agua de más alta calidad que pueda ser reutilizada. Además, mediante un sistema avanzado de monitorización y control con dispositivo móvil se podrá hacer un seguimiento en tiempo real de todo el proceso. Al final, resultará una herramienta modular eco-innovadora adaptable a diferentes escenarios.
La UdG, planta piloto
El proyecto también planea su introducción en el mercado. Después de optimizar y validar la herramienta en las plantas piloto de la Universidad de Girona y la Universidad Nacional de Irlanda en Galway, el sistema se instalará en once escenarios de demostración situados en los nueve países participantes, uno de ellos en las comarcas gerundenses. Son entornos con problemáticas de tratamiento de aguas residuales domésticas y de uso agrícola, y también de conservación de ecosistemas naturales de agua dulce. Esta etapa se prolongará a lo largo de un año, y contará con la implicación de diversos actores locales relacionados con la instalación, operación, difusión y aceptación de las tecnologías.
Importante contribución gerundense y catalana
Los grupos de investigación de la Universidad de Girona que participan en el multidisciplinar proyecto INNOQUA están coordinados por la Dra. Victòria Salvadó. Son los grupos en Química Analítica y Ambiental (Dres. Victòria Salvadó y Manuela Hidalgo), en Física Ambiental (Dr. Jordi Colomer y Dra. Teresa Sierra) y el Laboratorio de Ingeniería Química y Ambiental (Dr. Jesús Colprim).
Los grupos de la UdG tendrán un papel destacado en la fase de validación del sistema. Además, aportarán la tecnología de filtración biológica con el género de crustáceos Daphnia sp. Y liderarán escenarios de demostración en las comarcas gerundenses.
El proyecto cuenta con dos socios catalanes más: el centro tecnológico Eureca y la empresa de ingeniería gerundense Inbrooll Industries SL, encargada del diseño del prototipo del sistema. Además, INNOQUA ha recibido el apoyo explícito de entidades como el Consorcio de Aguas Costa Brava, la Agencia Catalana del Agua (ACA) y la Plataforma Tecnológica Española del Agua (PTEA).
El contexto
La Directiva Marco del Agua obliga a los Estados Miembros a asegurar el "buen estado de sus aguas". Sin embargo, se estima que en la Unión Europea aún hay unos 20 millones de personas en entornos rurales, entre un 10 y un 15% de toda la población, que no disponen de sistemas adecuados de saneamiento. A escala mundial, esta cifra sube hasta los 2,6 billones, el 35% de la población, que se localiza mayoritariamente en pequeños núcleos en países en desarrollo. El no tratamiento de las aguas residuales tiene repercusiones negativas sobre el medio ambiente, sobre la salud de las personas, sobre el desarrollo económico y, incluso, sobre la capacidad de adaptación al cambio climático.