Retos en la adaptación de sistemas de recursos hídricos al cambio climático
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A pesar de lo que digan ciertos “negacionistas”, nuestro conocimiento sobre el cambio climático se basa en datos y evidencias claras. El calentamiento de la atmósfera y los océanos, y su relación con el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero es una realidad fehaciente. Sus efectos son evidentes: fusión de glaciares y casquetes polares, aumento del nivel del mar, acidificación de los océanos o aumento de episodios extremos como huracanes, olas de calor, sequías, inundaciones, etc.
Además, estos cambios en la temperatura y precipitación repercuten en la disponibilidad de los recursos de agua dulce, que según apuntan diferentes estudios científicos se verán seriamente afectados por el cambio climático. Concretamente, las proyecciones de precipitación, menos seguras que las de temperatura, prevén que la precipitación anual promedio aumente en el norte de Europa y disminuya en el sur, incrementando las diferencias entre las regiones húmedas y secas. Esto junto con el aumento de la temperatura y por tanto, de las pérdidas por evapotranspiración, ha hecho que sea ya posible detectar en las series largas de aportaciones de muchos ríos en España una clara tendencia descendente.
En las cuencas del Mediterráneo, las proyecciones determinan una reducción generalizada de los recursos hídricos, con un aumento e intensificación de los episodios extremos, avenidas y sequías. Esto inevitablemente llevará a un aumento de los problemas de gestión del agua, con significativos impactos ambientales, sociales y económicos.
El cambio climático es sólo uno, de los muchos factores que pueden aumentar las presiones sobre los sistemas de recursos hídricos en un contexto de cambio global. El crecimiento de la población y su concentración en grandes urbes, el consecuente desarrollo agrícola e industrial, o el cambio en los patrones de consumo, pueden tener un impacto que exceda sustancialmente al del cambio climático.
Medidas de adaptación
La integración del cambio climático en la planificación hidrológica presenta múltiples desafíos, siendo el principal la alta incertidumbre para la toma de decisiones. La adaptación requiere tomar decisiones, con un coste importante en el corto plazo, para hacer frente a impactos inciertos pero significativos más a largo plazo. En todo caso la incertidumbre no nos puede llevar a la inacción.
La integración del cambio climático en la planificación hidrológica presenta múltiples desafíos, siendo el principal la alta incertidumbre para la toma de decisiones. En todo caso la incertidumbre no nos puede llevar a la inacción
Es necesario poner en marcha políticas flexibles y dinámicas de adaptación que incluyan medidas para mejorar la gestión de la oferta, lo que necesariamente pasa por un uso conjunto óptimo de los recursos disponibles (superficiales, subterráneas y no renovables), junto a medidas de gestión de la demanda, donde habría que incluir medidas técnicas (ej. mejora eficiencia en el abastecimiento urbano o modernización de regadíos), así como instrumentos normativos y económicos (ej. precios del agua).
En los últimos años, diversos organismos de gestión del agua en todo el mundo han hecho un esfuerzo importante para desarrollar estrategias de planificación de la adaptación frente al cambio climático, aunque los planteamientos son diversos y no existe una metodología universalmente aceptada.
La adaptación debe cumplir los siguientes criterios: económicamente eficiente, ambientalmente sostenible, socialmente aceptable, y robusta frente a la alta incertidumbre respecto a los escenarios futuros. La selección de medidas para el diseño de planes de adaptación robustos a escala local, requiere combinar de forma efectiva los enfoques denominados “de arriba hacia abajo” o top-down, con enfoques de “abajo hacia arriba” o bottom-up (Girard et al., 2015). Mientras que el enfoque top-down se basa en el uso de una cadena de modelos para evaluar el impacto del cambio global en los recursos hídricos y su gestión adaptativa para una variedad de proyecciones climáticas, en el enfoque bottom-up se identifican escenarios de demanda futuros y medidas de adaptación a través de procesos participativos con los actores locales relevantes.
En un trabajo reciente en la cuenca del Júcar mostramos que la disminución de precipitaciones y el aumento de temperatura podrían ser mayor en cabecera que en las subcuencas de la parte media y baja (donde hay mayor capacidad de regulación) (Marcos-García y Pulido-Velazquez, 2017). Asi mismo, la dispersión respecto a la reducción del recurso promedio es alta, pudiendo resultar muy superior a las previsiones del Plan de Cuenca). De ahí que nos preguntemos: ¿cómo afrontar la gestión del sistema Júcar con un 40% de recursos menos? El reto es enorme y requerirá de un cambio de paradigma en la gestión del agua, y también de mucha investigación, desarrollo e innovación.
Referencias
Girard, C., Pulido-Velazquez, M., Rinaudo JD., Page, C., Caballero, Y., 2015. Integrating top-down and bottom-up approaches to design global change adaptation at the river basin scale. Global Environmental Change 34, 132-146.
Marcos-Garcia, P., Pulido-Velazquez, M., 2017. Cambio climático y planificación hidrológica: ¿es adecuado asumir un porcentaje único de reducción de aportaciones para toda la demarcación? Ingeniería del Agua 21(1): 35-52. https://polipapers.upv.es/index.php/IA/article/view/6361