Obstáculos y soluciones para avanzar hacia una fertilización nitrogenada sostenible
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Producir alimentos de calidad y en cantidad suficiente minimizando el impacto medioambiental bajo condiciones de cambio climático y agotamiento de recursos naturales es uno de los principales retos a los que se enfrenta la sociedad actual. Todo ello en un contexto global de rentabilidad económica muy limitada de las explotaciones agrícolas.
El nitrógeno es un elemento clave para mantener o aumentar la productividad de los cultivos que requiere de una gestión sostenible orientada a reducir sus pérdidas. Parte del nitrógeno aplicado a cultivos se emite al medio como nitrógeno reactivo, pudiendo contaminar con nitrato las masas de agua y el aire con amoniaco y contribuir al cambio climático.
Además, la inestabilidad geopolítica reciente ha generado una importante subida del precio de los fertilizantes minerales y piensos, desestabilizando los sistemas productivos españoles.
El proyecto “Evaluación de escenarios de manejo agrícola a diferentes escalas para sistemas de cultivo Mediterráneos sostenibles mediante la reducción de las pérdidas de nitrógeno (AgrosceNa-UP)”, financiado por el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación (2019), ha tenido como objetivo identificar estrategias para reducir las pérdidas de nitrógeno.
¿Qué opinan los implicados?
Los procesos participativos están ganando relevancia en la investigación de la sostenibilidad de la agricultura. Bajo el marco de este proyecto hemos trabajado con los principales grupos de interés con el fin de analizar las principales limitaciones en la implantación de estrategias para reducir la pérdida de nitrógeno en sistemas de cultivo mediterráneos y diseñar posibles acciones que faciliten su puesta en marcha.
En el taller han participado representantes de asociaciones de agricultores, del sector ganadero, de empresas de fertilizantes, de unidades sectoriales de la administración pública, de ONG medioambientales y del sector académico.
El proceso participativo ha centrado su foco en la definición de escenarios de reducción de pérdidas de nitrógeno en el sector productivo, sin considerar la demanda o profundos cambios estructurales del sector agroalimentario.
Se han identificado siete escenarios de manejo que permiten reducir las pérdidas de nitrógeno:
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Uso parcial o total de fertilizantes orgánicos: supone un mejor aprovechamiento de las fuentes locales de fertilizante (por ejemplo, de origen ganadero).
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Incorporación del fertilizante al suelo: reduce el riesgo de volatilización de amoniaco.
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Uso de inhibidores u otras tecnologías de fertilización: actúan sobre los procesos de transformación del nitrógeno del suelo reduciendo las pérdidas, por ejemplo, en forma de amoniaco o de óxido nitroso.
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Gestión del riego (fertirriego): permite ajustar mejor las dosis a la evolución de las necesidades de la planta reduciendo el riesgo de lixiviación de nitrato.
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Manejo del cultivo y suelo: pueden mejorar la eficiencia de uso de nitrógeno a distintos niveles.
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Variedades de cultivo: pueden mejorar la eficiencia de uso de nitrógeno a distintos niveles.
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Eliminación de urea: puede reducir las emisiones amoniaco.
Principales obstáculos
La puesta en práctica de estas estrategias de reducción de nitrógeno supone superar una serie de barreras de diferente índole:
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Técnicas: afectan a todos los escenarios analizados y, sobre todo, se deben a la complejidad de las medidas y los conocimientos insuficientes para su aplicación.
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Económicas: principalmente, el incremento de los costes y la consecuente reducción de la rentabilidad de las explotaciones y la necesidad de inversiones.
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Sociales: esencialmente relacionadas con la falta de formación y acompañamiento necesarios para implantar las medidas y a la falta de aceptación por parte de los productores y sociedad en general.
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Institucionales: debidas a la falta de desarrollo normativo que dé seguridad al desarrollo de nuevos productos y manejos alternativos y a la rentabilidad de las inversiones asociadas.
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Ambientales: por ejemplo, por la presencia de posibles trazas de residuos de antimicrobianos o de metales pesados en los fertilizantes orgánicos y por la escasez de agua para riego.
Soluciones para avanzar
Los grupos de interés del sector han identificado qué posibles acciones se pueden llevar a cabo para superar dichas limitaciones.
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Acciones de carácter técnico. Principalmente orientadas al impulso de la investigación, formación, asesoramiento y transferencia. Por ejemplo, en el diseño del plan de abonado o el avance en el estudio de balance de nutrientes en el uso de fertilizantes orgánicos.
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Acciones de carácter institucional. Por ejemplo, a través de la definición de políticas con objetivos claros y coherentes que se encuentren alineadas con los últimos avances científicos y de incentivos para compensar las pérdidas económicas asociadas a la implantación de prácticas que fomenten la circularidad y el uso de subproductos de origen orgánico.
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Acciones orientadas a fortalecer la reconexión entre la producción animal y vegetal para estimular la economía circular del nitrógeno. La reconexión requiere de una coordinación pública, a nivel nacional o regional, que apoye la vertebración de actores claves del sistema (agricultores, ganaderos y fabricantes de fertilizantes) y el acoplamiento de la producción agrícola-ganadera y de los recursos locales a escala regional.
Avanzar en la reducción de pérdidas de nitrógeno en la fertilización de cultivos es clave para reducir el impacto medioambiental de la producción de alimentos, así como para mejorar los rendimientos económicos de las explotaciones.
La diversidad de limitaciones y acciones a llevar a cabo para favorecer la implantación de estrategias de reducción de pérdidas de nitrógeno implica que el diseño de la hoja de ruta para avanzar en la sostenibilidad de la fertilización nitrogenada requiera de un enfoque holístico que facilite transitar desde un enfoque centrado en las explotaciones agrícolas a otro integrado territorialmente, considerando por ejemplo el acoplamiento de las producciones vegetal y animal.
Esta transición debe realizarse con un enfoque multiactor, considerando todos los actores de la cadena de valor, y contando con la participación de la academia, sociedad civil y las autoridades locales, regionales y nacionales.
Artículo de Bárbara Soriano Martínez, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Alberto Sanz Cobeña, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Alfredo Rodriguez Sánchez, Universidad de Castilla-La Mancha; Benjamín Sánchez Gimeno, Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA - CSIC); Carmen Galea Reboloso, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Eduardo Aguilera, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Jon Iñaqui Lizaso Oñate, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Juliana Hurtado Patiño, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Luis Lassaletta, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); Margarita Ruiz Ramos, Universidad Politécnica de Madrid (UPM); María José Fernández Alonso, Universidad Rey Juan Carlos y Sofía Garde Cabellos, Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Este artículo ha sido escrito en colaboración con Javier Brañas, director de I+D+i de Fertiberia; David Erice miembro del gabinete técnico de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos; Rosa Gallart, ingeniera agrónoma del Grup de Sanejament Porcí (GSP),Interporc; Mariano Herrero, Federación de Asociaciones de Productores de Ganado Porcino, Interporc; e Ignasi Salaet, director adjunto I+D+i Fertinagro Biotech. Este artículo se enmarca dentro del proyecto AgrosceNa-UP PID2019-107972RB-I00 financiado por el Minsterio de Ciencia, Innovación y Universidades de España.