El Mar Menor: de aquellos polvos, estos lodos
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Por Amanda del Río, coordinadora técnica de la Fundación Global Nature
En junio ya se sabía. La laguna del mar Menor tornó a verde. Los fitosanitarios y fertilizantes fueron la principal causa de ese color, indicador de la contaminación. Es el resultado de años de un modelo agrario insostenible que no sólo está pasando factura en el Mar Menor, aunque aquí la situación es especialmente grave. Murcia está entre las tres Comunidades Autónomas que más intensifica sus cultivos, con mayor consumo de fertilizantes y fitosanitarios (informe Perfil Ambiental de España 2017, MITECO).
En mayo, ya lo denunciábamos los más de 200 representantes internacionales dedicados a la conservación de lagos y humedales que nos dimos cita en España, convocados por Fundación Global Nature, entidad referente en conservación de humedales en España. Tras la conferencia internacional, que se celebró en Valencia, lanzamos el Manifiesto por la conservación y restauración de los grandes humedales mediterráneos de la Península Ibérica, el que denunciamos la inadmisible situación de (entre otros humedales) el Mar Menor. Su situación se agrava cada vez más ante la falta de agua de calidad y la contaminación por efluentes agrícolas, principalmente.
La Albufera de Valencia, el Delta del Ebro o los Parques Nacionales de las Tablas de Daimiel y Doñana padecen también las consecuencias de una política de ordenación del territorio que no deja convivir naturaleza y productividad agraria y que, además, sufre miopía cortoplacista. Los humedales son aliados de la agricultura. Sin agua o sin especies como aves o murciélagos que controlan las plagas y que en su ciclo vital dependen de los humedales, no habrá productividad agraria a medio o largo plazo.
El Manifiesto ya pedía que en la futura Política Agraria Común (PAC) se habiliten medidas específicas para espacios agrarios perilagunares o comprendidos dentro de las cuencas de estos humedales, y que se permita compatibilizar la producción agraria con la reducción del consumo de agua y de los efluentes con altas cargas de fertilizantes o productos fitosanitarios. Y avisaba de que no debemos conformarnos con restaurar y curar heridas en humedales muy enfermos. La restauración de los grandes humedales ibéricos desecados en el siglo XX como el Mar de Campos es fundamental para adaptarnos a un clima que cada vez será más seco y en lo que los humedales serán estratégicos.
Desde Fundación Global Nature sabemos que la sostenibilidad agraria es posible y lo demostramos recuperando actividades como la ganadería extensiva o el cultivo de legumbres en los humedales donde trabajamos desde hace más de 25 años. El Mar Menor es recuperable si hay un verdadero interés político y de todo el sector empresarial, agrícola y turístico de su entorno. La solución pasa por modificar de manera muy asequible los sistemas de producción del Campo de Cartagena, como ya están haciendo muchos empresarios agrarios de la comarca, así como implantar un plan de conservación de suelos que permita evitar la llegada masiva de lodos en eventos puntuales de gota fría.