Luz de sincrotrón para analizar los residuos extraídos por expertos de la UB en la bahía de Portmán
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La luz del sincrotrón ALBA ayudará a revelar el impacto medioambiental de las toneladas de residuos mineros vertidos durante más de cuarenta años en la bahía de Portmán (La Unión, Murcia), en el marco de un proyecto del Grupo de Investigación Consolidado de Geociencias Marinas de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB, que aplicará nuevas tecnologías para estudiar uno de los episodios de contaminación minera más graves de toda Europa.
Este es la primera vez que se aborda un episodio de contaminación ambiental por minería con tecnologías avanzadas, que revelarán información aún desconocida sobre Portmán, una bahía cuya rehabilitación medioambiental todavía está pendiente.
Portmán: del Portus Magnus romano al desastre medioambiental
El paraje natural de la bahía de Portmán —el próspero Portus Magnus durante el imperio romano— es el paradigma de territorio degradado debido a la explotación minera. Durante años de intensa actividad extractiva, la empresa Peñarroya —concesionaria de la Sierra Minera de La Unión— vertió al mar más de sesenta toneladas de residuos mineros ricos en metales pesados, sulfatos y otros tóxicos para el medioambiente.
Estos compuestos derivados de la minería colapsaron la bahía —impedían la entrada de los barcos a la costa— e hicieron avanzar seiscientos metros la línea de playa. Tres décadas después de finalizar la explotación minera, el impacto medioambiental de los residuos alteró radicalmente la geografía de la bahía, y en los fondos marinos de la costa murciana aún se acumulan toneladas de materiales derivados de la minería.
Toneladas de residuos mineros a doce kilómetros mar adentro
Este punto de la costa tan contaminado del litoral peninsular también se ha convertido en un referente científico para estudiar el impacto de los grandes vertidos mineros al mar. «La bahía de Portmán es un caso de estudio excepcional sobre el que aún tenemos más preguntas que respuestas, pese a haber avanzado muchísimo en el conocimiento de su estabilidad, estructura y composición, que son aspectos cruciales para planificar las tareas de remediación y, hasta donde sea posible, de rehabilitación de la bahía», explica Miquel Canals, catedrático del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano y jefe del Grupo de Investigación Consolidado (GRC) de Geociencias Marinas de la UB.
Desde 2014, Miquel Canals dirige el proyecto NUREIEVA, una iniciativa que se propone aplicar tecnologías avanzadas al estudio de los ambientes submarinos extremos de los vertidos mineros en Portmán. En campañas a bordo del buque oceanográfico Ángeles Alvariño —del Instituto Oceanográfico Español (IEO)—, los expertos de la UB analizan la huella de los vertidos mineros en los sedimentos marinos, que incluso llegan a doce kilómetros mar adentro. Tal como explica Marc Cerdà, estudiante de doctorado y miembro del GRC Geociencias Marinas, «hasta ahora, la mayoría de estudios científicos se habían centrado en la parte emergida; en el marco del proyecto, hemos extraído material mediante la perforación del fondo marino con tubos de hasta cuatro metros de largo, y así hemos podido obtener muestras de sedimentos en columnas (testigos) que posteriormente se analizan en el laboratorio».
Laboratorio CORELAB: ¿qué revelan los testigos de sedimentos marinos?
En el Laboratorio de Análisis no Destructivo de Materiales Geológicos (CORELAB) de la UB, se confirmó que los sedimentos extraídos contenían arsénico procedente de los minerales —arsenopirita— de las minas de la sierra murciana. En ese contexto, conocer los procesos geoquímicos que han afectado a los residuos de Portmán —oxidaciones, por ejemplo— es un factor decisivo para valorar su impacto potencial sobre los ecosistemas marinos.
Como explica Josep Roqué, profesor del Departamento de Mineralogía, Petrología y Geología Aplicada de la UB, «hasta ahora no se sabía casi nada sobre estos procesos». Así pues, «es importante caracterizar estos residuos mineros de forma cuidadosa para reconstruir los procesos geoquímicos de alteración de los minerales portadores de arsénico, y a partir de ahí, definir cuál es la disponibilidad de este elemento tóxico en el ecosistema marino».
Bajo la luz del sincrotrón
El estudio de los sedimentos bajo la luz de sincrotrón ALBA podrá revelar datos aún desconocidos sobre la contaminación por metales pesados como el arsénico. En la línea de luz CLAESS —una técnica de espectroscopia de rayos X—, los sedimentos marinos se estudiarán en condiciones similares a las de la bahía murciana.
En palabras de Carlo Marini, experto del sincrotrón ALBA, «si lo que se quiere conocer es el estado de oxidación de los elementos in situ, no podemos alterarlos durante su análisis». De ahí el uso de la luz CLAESS, pues hace posible «tomar medidas en condiciones controladas, sin exponer las muestras a la atmósfera para evitar el riesgo de oxidación». Además, añade el experto, «la técnica también permite detectar distintos elementos químicos en las muestras, aunque su concentración sea muy baja».
Esta línea de trabajo será fundamental para conocer la distribución y la biodisponibilidad del arsénico y de otros metales pesados en el ecosistema marino y, por tanto, para evaluar sus efectos potenciales sobre el medio natural y la biodiversidad de la costa litoral en Murcia.
También participan en el proyecto los investigadores Anna Sànchez Vidal, Jaime Frigola, David Amblàs, Marc Cerdà, Andrea Baza y Marta Tarrés, del GRC de Geociencias Marinas de la UB; Joan Carles Melgarejo, del Departamento de Mineralogía, Petrología y Geología Aplicada de la UB, y Marc Campeny, conservador del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.