Los fondos Next Generation y su efecto sobre la sostenibilidad del ciclo del agua

La Unión Europea, a través de su política ambiental “Green Deal”, ha apostado por un cambio en la forma en que nos relacionamos con la biosfera, de manera que se considera que el desarrollo económico debe hacerse sin que sus efectos signifiquen un menoscabo de la biodiversidad. Para ello, se ha desarrollado un plan bajo el nombre de “Next Generation”. El gobierno español ha desarrollado, como instrumento para la utilización de estos fondos, el PRTR: Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Es un plan ambicioso, centrado especialmente en la transformación del modelo energético, la digitalización y la eficiencia en la utilización de los recursos, dotado con 70.000 millones de euros. El Plan tiene una parte dedicada al ciclo del agua con los mismos objetivos: eficiencia, digitalización y consecución de los objetivos ambientales a los que nos obliga la Directiva Marco del Agua (2000/60/EC).

Al mismo tiempo, la Administración del Agua en España está a punto de aprobar los planes de cuenca para el sexenio 2022-2027 (también llamados de 3r ciclo) con una inversión prevista de unos 20.000 millones de euros en 6 años. El PRTR dedicará al ciclo del agua unos 2.500 millones,  lo que supone el 12,5% del total. De ellos, 1.700 millones se destinarán al ciclo del agua a través de la Dirección General del Agua (DGA): 600 millones para saneamiento y depuración; 800 a restauración ambiental y 250 a digitalización. Por otra parte, 800 millones se destinarán a la mejora de regadíos a través del Ministerio de Agricultura. La pregunta que nos hacemos es si estos fondos servirán realmente para cambiar el paradigma de cómo se gestiona el agua en España y se avanzará hacia una Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH).

La Directiva Marco del Agua (DMA) se implementa en España mediante los Planes de Cuenca de las diferentes Demarcaciones Hidrográficas (9 intercomunitarias, y 12 intracomunitarias). Un análisis de los Planes de Medidas de los diferentes Planes nos indica que los fondos del PRTR para el agua servirán para ejecutar actuaciones ya previstas en los Planes de Cuenca. En el caso del Ebro, por ejemplo, los fondos se destinarán sobre todo a actuaciones locales de restauración fluvial o a infraestructuras que van a mejorar la eficiencia en el uso del agua. Como la previsión de actuaciones para los próximos 6 años de los Planes asciende a más de 28.000 millones de euros, los 1.700 del PRTR no serán claves para cumplir los objetivos de la DMA. Además, actuaciones muy importantes como la gestión de sedimentos para evitar la regresión de las costas y deltas o la gestión forestal para mejorar la escorrentía o, muy importante, la mejora de los caudales ecológicos, no se contemplan de forma adecuada en estos Planes. En conclusión, los fondos PRTR ayudarán en algunos objetivos, pero no se vislumbra un cambio significativo en la manera cómo se gestionará el agua en España.

La pregunta que nos hacemos es si estos fondos servirán realmente para cambiar el paradigma de cómo se gestiona el agua en España y se avanzará hacia una Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH).

Por otra parte, los 800 millones destinados a inversiones en agricultura se dedican a modernizar regadíos. Se va a poner mucho énfasis en la mejora tecnológica, tanto para disminuir las necesidades de regadío como en la digitalización para mejorar la eficiencia en el uso del agua y energía. Evidentemente esto es positivo, pero en ninguna parte se especifica qué se va a hacer con las concesiones de regadío. Si se disminuyen las necesidades de agua, deberían aminorarse una vez optimizadas. El ahorro del agua por aumento de eficiencia en el regadío debería utilizarse para mejorar los caudales ecológicos y la calidad del agua del medio receptor, pero en ningún momento se contempla este reto por parte del Ministerio de Agricultura. Es más, la propuesta parece ser usar el agua ahorrada para nuevos regadíos, dejando a los ríos sin los caudales ecológicos necesarios. Por parte de ciertas organizaciones agrarias se siguen  reclamando más embalses y más trasvases e infraestructuras para evitar que el agua “se pierda en el mar”. Dichas organizaciones obvian la legislación ambiental europea y reclaman seguir e incluso potenciar un sistema de explotación intensiva de los recursos hídricos, que ha llevado a más del 50% de las masas de agua españolas a no cumplir con los objetivos ambientales fijados por la DMA. La sobreexplotación de acuíferos y la contaminación por pesticidas y nitratos derivada de las actividades agrícolas es la causa principal del deterioro de muchas masas de agua. Mientras en el ciclo urbano del agua se han hecho avances significativos en los últimos años, en el uso agrario no ha sido así, a costa de afectar significativamente la biodiversidad del país y los servicios ambientales que prestan los ecosistemas.

Los fondos del PRTR no afrontan, de manera decidida, los cambios críticos que se pueden producir en el futuro debido al cambio climático, como la disminución de recursos hídricos, las inundaciones por el aumento de la intensidad de las lluvias, o los problemas de abastecimiento derivados de las sequías.

Los fondos del PRTR no afrontan, de manera decidida, los cambios críticos que se pueden producir en el futuro debido al cambio climático, como la disminución de recursos hídricos, las inundaciones por el aumento de la intensidad de las lluvias, o los problemas de abastecimiento derivados de las sequías. En el ciclo urbano del agua existen soluciones como desalación, reutilización, uso de aguas pluviales o de agua grises. Las depuradoras empiezan a verse como biofactorías que promueven la economía circular y el ahorro de agua, lo que abre escenarios de sostenibilidad. Por el contrario, en lo que se refiere al uso agrícola, (mayoritario en muchas cuencas españolas), el panorama es poco alentador. La disminución de los episodios de nieve y su fusión prematura, unido a la irregularidad de las lluvias, harán imposible no solo el aumento de las hectáreas de regadío, sino el mantenimiento de las actuales. Esto no se acepta, o simplemente se ignora, por parte de algunas organizaciones agrarias.

Un aspecto clave en los cambios que se deben producir en el ciclo del agua en España, es la gobernanza, que requiere una profunda reforma de la administración del agua. La infinitud de administraciones que actúan sobre el ciclo del agua (Ministerios, Consejería de Comunidades Autónomas, Diputaciones, Ayuntamientos, etc.) hace muy difícil redacción y tramitación de proyectos, que tardan años en ejecutarse. Esto provoca que las medidas previstas en los planes no se ejecuten. Hasta ahora solo un 30% de las inversiones previstas en los planes de cuenca anteriores (2009 a 2016) han sido ejecutadas. Nos preguntamos si la enorme complejidad administrativa en la ejecución de actuaciones será un obstáculo para que los fondos PRTR puedan cumplir su cometido. Otro aspecto relevante es el uso constante del agua como medio de presión para obtener réditos políticos, lo que hace muy complicado (sino imposible) avanzar hacia una gestión integrada y eficiente del Agua y cumplir los objetivos de la DMA.

Un aspecto clave en los cambios que se deben producir en el ciclo del agua en España, es la gobernanza, que requiere una profunda reforma de la administración del agua.

Algunas acciones que se van a realizar con el PRTR pueden ser incluso contraproducentes, como las numerosas peticiones de “paseos fluviales” que pueden significar una verdadera espada de Damocles para los organismos que viven en las riberas. Su biodiversidad se verá mermada por los paseantes, sus perros, los gatos que se asilvestraran, los ruidos, las bicicletas y los pescadores que pescan con pienso como cebo.

Todo ello se explica con más detalles en el informe para el grupo de reflexión europeG, dirigido por el Dr. Antoni Castells y ubicado en el Parc Científic de Barcelona y disponible en este link.