La Revolución Industrial Limpia: hacia la gran oportunidad de esta nueva década
- 1103 lecturas
- 1103 lecturas
El pasado 10 de septiembre, el Grupo Español para el Crecimiento Verde reunió, junto con Breakthrough Energy y Cleantech for Iberia, a un nutrido grupo de expertos y representantes de los sectores industriales españoles para debatir en torno a la situación económica y energética actual, con el telón de fondo de la nueva Ley de Industria Net-Zero desde las ópticas española y europea.
Como datos lanzados en la convocatoria de dicho desayuno de trabajo, dos cifras: según la Agencia Internacional de la Energía, las tecnologías disponibles en el mercado necesarias para alcanzar las cero emisiones netas a 2050 han pasado del 50% al 65% en apenas dos años (2021-2023); pero la Comisión Europea estima que aún será necesaria una inversión de 92.000 millones de euros en dichas tecnologías hasta 2030, lo cual supone una brecha estimada de 50.000 millones, teniendo en cuenta la inversión pública y privada actual. A esto se suma un tercer dato más arrojado en la sesión: en la actualidad, el 35% de las tecnologías limpias que necesitaremos para reducir emisiones en diversos sectores se encuentran en estados poco maduros, por lo que esa inversión que anticipa la Comisión va a requerir un esfuerzo clave por parte del sector financiero para escalarlas, pero también de un contexto propicio para que esas inversiones sean posibles.
En la actualidad, el 35% de las tecnologías limpias que necesitaremos para reducir emisiones en diversos sectores se encuentran en estados poco maduros, por lo que la inversión que anticipa la Comisión Europea va a requerir un esfuerzo clave por parte del sector financiero para escalarlas.
En definitiva: queda mucho por hacer, y el tiempo apremia.
La reducción de emisiones viene de la mano de una revolución industrial limpia, la cual traerá consigo una enorme creación de oportunidades. En España podemos sentirnos orgullosos de haber liderado el desarrollo renovable en los últimos años, gracias a la colaboración público-privada, aunque ahora nos encontramos en una nueva realidad donde es momento de hablar y centrarse en la demanda: en particular, en el despliegue de nuevas tecnologías limpias que permitan electrificar y descarbonizar sectores que dependen de vectores energéticos que emiten CO2.
Al analizar los principales elementos de la Ley, como las implicaciones para los diferentes sectores en clave de retos y oportunidades, su valoración desde dichos sectores, o las perspectivas de cara a la próxima legislatura europea, hay un concepto que sintetiza en gran parte la principal problemática a la que nos enfrentamos: la escalabilidad.
Escalar los proyectos es la gran dificultad a la que se enfrentan las empresas actualmente en España y Europa. Lograr pasar de un piloto a proyectos de escala comercial en funcionamiento atraviesa ahora mismo por una serie de dificultades que convierten el problema en estructural debido a la necesidad de ser transversales para avanzar en su solución. España necesita priorizar esas tecnologías donde cuenta con una clara ventaja competitiva, y que son notables: almacenamiento, electrolizadores, vehículos eléctricos, innovación en redes eléctricas, circularidad, gases renovables o bombas de calor.
Escalar los proyectos es la gran dificultad a la que se enfrentan las empresas actualmente en España y Europa. Lograr pasar de un piloto a proyectos de escala comercial en funcionamiento atraviesa ahora mismo por una serie de dificultades que convierten el problema en estructural debido a la necesidad de ser transversales para avanzar en su solución.
Para ello, un primer punto a abordar es la financiación. La alineación de los diferentes brazos inversores públicos en España es vital, y han de funcionar como un reloj suizo para acelerar la creación de industrias limpias y empleo de calidad derivado de ella. Los proyectos no solo necesitan subvenciones, sino mecanismos financieros adicionales como garantías, deuda y coberturas con el objetivo de reducir el riesgo, facilitando así la entrada de capital privado, con el foco especializado en tecnologías limpias.
Esa financiación, a su vez, necesita de políticas que empujen esta reindustrialización verde. Ese contexto propicio del que hablábamos antes ha de materializarse, y ese impulso no puede ser más claro con el Clean Industrial Plan de la Comisión Europea, el recién publicado Informe Draghi y aquí, en España, con el papel clave que jugará la nueva Ley de Industria. Si algo está claro es que el momento es ahora y hay que ser ambiciosos porque, si no aprovechamos las oportunidades con las que contamos, otros lo harán en nuestro lugar.
Para ello, debemos insistir en forjar alianzas y circuitos relacionales que estimulen sinergias y faciliten este reto. Las empresas que están innovando en tecnologías limpias necesitan apoyo público, entre otras cosas para reducir riesgos. La incertidumbre al inicio de los proyectos es enorme y los inversores necesitan mecanismos de cobertura, mientras que las empresas han de estar dotadas de una certidumbre regulatoria que permita desplegar capital privado. Esta relación entre innovadores e inversores es crucial, ya que ambos se necesitan para crecer y expandirse a nuevos mercados e incorporar nuevas soluciones, teniendo en cuenta que la innovación viene de fuera hacia dentro en la mayoría de los casos.
Como indicó el presidente del GECV al cierre de la jornada, el factor diferencial cuando hablamos de aprovechar oportunidades está en la competitividad. No basta con estar bien posicionados y contar con recursos, hay que ser capaz de materializar proyectos y que estos den resultados. Para ello, debemos trabajar juntos, escuchar e identificar las demandas del sector, y buscar soluciones en clave de urgencia. No queda tiempo, pero es posible. E, insistimos: el momento es ahora.
Artículo de Toni Ballabriga, coordinador del Grupo de Trabajo de Finanzas Sostenibles del GECV y Global Head Sustainability Intelligence & Advocacy en BBVA y Bianca Dragomir, directora de Cleantech for Iberia.