¿Es posible la economía circular sin la visión del gestor de residuos?
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Por: Ion Olaeta • Presidente de la federación española de la Recuperación y el Reciclaje
La Estrategia Española de Economía Circular se encuentra en la actualidad en un impás, a la espera de que concluya la fase de estudio de las alegaciones y observaciones recibidas al borrador que estuvo en participación pública en el mes de marzo, y al que la Federación ha enviado diversos comentarios. Si bien, los anteriores responsables de la cartera de Medio Ambiente tenían previsto elevar a lo largo del verano el borrador definitivo, para su aprobación por el Consejo de Ministros; debido al cambio de Gobierno acaecido en nuestro país, hay cierta incertidumbre sobre si se cumplirán estos plazos.
A partir de su aprobación comenzará ese arduo y apasionante trabajo hacia un cambio de modelo económico que anteponga el desarrollo sostenible y el máximo aprovechamiento de los recursos naturales.
Por parte de FER, como firmante del Pacto por la Economía Circular, aplaudimos y esperamos que el cambio a este nuevo modelo genere oportunidades económicas y empresariales. Ahora bien, como ya hemos manifestado ante las instituciones responsables de establecer y evaluar la transición hacia la economía circular, para alcanzar el éxito hay que conseguir el máximo consenso entre todos los actores implicados. Y el sector reciclador es clave para que España lidere esa transición hacia el paradigma circular, que no se podrá realizar sin los gestores de residuos.
Por ejemplo, en el mencionado borrador de la Estrategia Española de Economía Circular nos preocupa que se dejen sin mencionar problemas graves que padece el sector recuperador, tales como las cargas burocráticas, las duplicidades administrativas y los retrasos en la concesión o modificación de autorizaciones. Por tanto, no es concebible para que esa transición llegue a buen puerto que se tarde más de dos años en adaptar las autorizaciones de los gestores cada vez que se modifica una legislación, como ha sucedido con el Real Decreto 110/2015 sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos; o que cuando se plantea una modificación de la autorización, el procedimiento se alargue meses y meses.
Otro déficit considerable se sitúa en lo referido a los Ejes de Actuación y Diseño. Para realizar el cambio de una economía lineal a otra circular, el diseño y la producción deben facilitar el reciclaje de los productos al final de su vida útil y su utilización como recursos. Para ello, el ecodiseño debe situarse en el corazón del sistema para centrarse no solo en la eficiencia energética, sino también en la eficiencia de los recursos. Por tanto, se deben establecer medidas que hagan realidad la producción y la comercialización de productos y componentes que contengan materiales reciclados, y que, tras haberse convertido en residuos, sean aptos para ser reciclados.
Por otra parte, no menos importante para situar a nuestro país en las posiciones de liderazgo es hacer frente a esa postura que parece extenderse de establecer impuestos a la tarea de reciclar a la que poco a poco van sumándose cada vez más comunidades autónomas. Por ejemplo, antes de fijar tributos al vertido de los flujos procedentes de rechazos de plantas de tratamiento de residuos, excluido el simple almacenamiento, una vez que estos residuos ya han sido procesados y han recibido un tratamiento por parte del gestor, es imprescindible que existan operaciones alternativas técnica, ambiental y económicamente viables, probadas, así como extendidas a nivel industrial en todo ese sector. En caso contrario, lo que se establece es un impuesto de facto a la tarea de reciclar.
Por último, aunque no menos importante, hemos de situarnos en el capítulo de Mercado de Materias Primas Secundarias del borrador de la estrategia. Desde FER, consideramos que su potenciación no debe realizarse solo a la implantación y aplicación de subproductos y el fin de condición de residuos, sino mediante una política industrial firme que se traduzca en medidas concretas que aumenten la demanda de los materiales resultantes del proceso de reciclaje, por ejemplo tras el tratamiento de neumáticos fuera de uso, plásticos, etc. Y, además, se deben corregir las distorsiones regulatorias que, por desgracia, siguen incentivando el uso de materias primas vírgenes frente al uso de materiales reciclados.
Artículo publicado en número 208 Julio/Agosto 2018 de RETEMA