Los cultivos necesitarán hasta un 20% más de agua por el cambio climático
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El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), Andrés del Campo, advirtió hoy de que los cultivos de regadío pueden llegar a incrementar entre un 10% y un 20% anual su consumo de agua como consecuencia del impacto del cambio climático en su rendimiento natural, lo que exige poner en marcha medidas de prevención contra la sequía y no sólo planes de actuación una vez que las consecuencias ya se han producido.
De esta forma, durante su participación en la Feria Efiagua de Valencia centrada en los regadíos y el cambio climático, puso de manifiesto cómo el aumento de las temperaturas máximas y la disminución generalizada de las lluvias están provocando que los cultivos intensifiquen su ciclo vegetativo, ya que el calor y la falta de agua aceleran su proceso de producción. En lo que llevamos de año en España ha llovido un 24,3% menos y la temperatura ha subido de media 1,4 grados.
Como el reposo invernal no se produce, los cultivos están continuamente en activo, aumentando considerablemente su demanda de agua; una realidad que obliga a poner en marcha un plan de medidas estructurales que permita a los agricultores actuar con anticipación ante el impacto negativo de la sequía tanto en el plano económico como medioambiental.
Concretamente, llamó la atención sobre la necesidad de avanzar en la ejecución sostenible de obras de regulación (embalses, trasvases intercuencas…) que permitan aumentar al menos en un 25% la capacidad de las reservas superficiales de agua para poder hacer frente a este aumento de la demanda.
De hecho, avanzar en estas infraestructuras permitirá disponer de agua para regar en los periodos de escasez, protegiendo esta actividad y, por tanto, garantizando el abastecimiento de alimentos de primera necesidad a una población mundial creciente. Según la FAO, en los próximos quince años la producción de regadío deberá aumentar globalmente más de un 42% y más del 70% en 2050.
La paradoja ecologista
Así, cuando los sectores ecologistas pidan restricciones de agua al regadío como medida para paliar la sequía están poniendo trabas a una actividad intensiva que produce hasta seis veces más que el secano, lo que la convierte en aliada para conseguir paliar el hambre, uno de los objetivos de desarrollo sostenible planteados por la ONU.
Según Del Campo, “en un contexto donde el cambio climático trae consigo fenómenos cada vez más extremos, es necesario realizar embalses y trasvases intercuencas e intracuencas, siempre que sea sostenible y una vez superados los condicionantes económicos, sociales y medioambientales. Así se puede tener agua garantizada en los periodos de sequía, a la vez que se evitan los daños que producen las lluvias torrenciales”.
Mientras estos avances se producen, Fenacore apuesta por flexibilizar la cesión temporal de derechos del uso del agua entre cuancas y por potenciar el uso temporal de pozos y aguas subterráneas en épocas de sequía, realizando recargas artificiales de acuíferos en los años húmedos para que existan recursos en los años de falta de lluvias. Así se podrá hacer un uso alternativo alternativo de aguas superficiales y subterráneas.
Otra de las claves es avanzar en la modernización de regadíos, teniendo en cuenta que ahora el objetivo es alcanzar una doble eficiencia: energía y agua. Cuanto más se avance en este sentido, menos agua se utilizará. De hecho, en las últimas décadas la modernización ha permitido que la demanda de agua para uso agrario caiga del 80% hasta el 63%, situándose por debajo de los 15.000 hectómetros cúbicos anuales. En paralelo, hace falta seguir inviertiendo en biotecnología para poder desarrollar cultivos con menos necesidades de agua y mayor tolerancia a las plagas.