De CO2 a gasolina, plásticos y otros productos de alto valor industrial
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Dos de los mayores retos de la sociedad actual se basan en reducir la enorme dependencia de las fuentes fósiles y los problemas asociados al cambio climático por la excesiva emisión de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
Para responder a estos retos, investigadores del Instituto de Tecnología Química, centro mixto de la Universitat Politècnica de València (UPV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), proponen reciclar el dióxido de carbono y transformarlo, en último término, en gasolina, plásticos y otros productos de interés para nuestra sociedad. El proyecto se llevará a cabo durante los próximos tres años, con la financiación de la Fundación Ramón Areces.
Reciclar el CO2, transformándolo en metanol
“Nuestro objetivo es revalorizar un subproducto como es el CO2, y para ello, nos centraremos en intentar transformarlo de la manera más eficiente posible a metanol, como plataforma para poder obtener hidrocarburos sintéticos y otros productos químicos de alto valor, tales como olefinas ligeras.” apunta Manuel Moliner, científico titular del CSIC en el Instituto de Tecnología Química e investigador principal del proyecto.
“De esta manera –añade Moliner–, podríamos reducir la excesiva dependencia actual de las fuentes no renovables y contribuir también a disminuir la huella medioambiental del carbono que incide, entre otras cosas, en el cambio climático”.
Zeolitas para capturar y separar el CO2 de manera eficiente
Los investigadores del ITQ trabajarán en nuevos materiales eficientes de naturaleza zeolítica que permitan de manera eficiente la captura y separación de dióxido de carbono. Igualmente, en el marco del proyecto, se desarrollarán nuevos catalizadores heterogéneos multifuncionales para la transformación del dióxido de carbono en los productos finales deseados, bien sean hidrocarburos o precursores de plásticos, entre otros.
La principal novedad del proyecto reside en el diseño de materiales altamente estructurados, que permita posicionar de manera preferente los centros activos en espacios confinados, de manera que mejore no sólo la actividad y selectividad de los procesos químicos, sino también la estabilidad de dichos materiales en las condiciones severas de reacción requeridas para llevar a cabo las transformaciones de CO2. Según destaca Manuel Moliner, este tipo de materiales podría presentar una estabilidad mayor que muchos de los catalizadores industriales actuales.
Impacto inmediato en la industria química
“Haremos especial énfasis en optimizar el confinamiento químico de los catalizadores, con el doble fin de, por un lado, aumentar la estabilidad frente a la desactivación cuando la reacción se lleva a cabo bajo condiciones severas y, por otro lado, permitir llevar a cabo las reacciones de manera más eficiente, como, por ejemplo, en condiciones de reacción mucho más suaves. En este sentido, un objetivo a largo plazo sería el desarrollo de catalizadores que permitan realizar estos procesos químicos a presión atmosférica”, explica Manuel Moliner.
La posibilidad de optimizar las condiciones de reacción requeridas en los procesos químicos involucrados en la transformación del CO2, así como la posibilidad de regenerar más fácilmente los catalizadores diseñados, tendrían un impacto inmediato en la industria química.
Junto a Manuel Moliner, trabajarán en el proyecto los investigadores Susana Valencia, Cristina Martínez y Joaquín Martínez.