La biomasa, una alternativa real

Javier Díaz González, Presidente de AVEBIOM
La biomasa, una alternativa real
La biomasa, una alternativa real
12-11-2019
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Por Javier Díaz González, Presidente de AVEBIOM


Durante estos últimos años se viene hablando mucho de la contaminación en las ciudades es lógico, porque se trata de un problema muy sensible para todos. Lo que sucede es que generalmente se suele achacar el problema, sobre todo, a los automóviles y me parece que no debe ser éste el único punto de atención.

La verdad es que yo vengo diciendo desde hace tiempo que en las ciudades hay otros focos de contaminación, que son tan peligrosos o incluso más que los automóviles. Entre ellos, por ejemplo, las calderas con las que se abastecen de calefacción y agua caliente sanitaria los ciudadanos. Me refiero tanto a las calderas individuales como a las comunitarias que utilizan combustibles fósiles, como carbón, gas o gasóleo.

Ciertamente, hubo una época en la que se produjo un amplio cambio de las calderas de carbón —que eran las más comunes— por otras de gasóleo o de gas y ello que mejorara algo la situación, pero por poco tiempo. El hecho de que se generalizara el uso de estas nuevas calderas hizo que subiera el nivel de contaminantes en el aire de las ciudades, con el consiguiente peligro para la salud de los ciudadanos.

Desde la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) hemos insistido desde hace años en que una buena solución para proveer de calefacción y ACS a los habitantes de las ciudades son las redes de calefacción. 

Este sistema, que exige una única instalación y una red de distribución adecuada, permite llevar estos servicios fundamentales, como son la calefacción y el agua caliente, a miles y miles de vecinos eliminando al mismo tiempo cientos de chimeneas contaminantes, que unas veces por obsolescencia y otras por mal mantenimiento, unido a los contaminantes de los combustibles fósiles, hacen que el aire de las ciudades sea en muchas ocasiones casi irrespirable.

Solución real 

No estamos planteando soluciones extrañas ni arriesgadas, pues la calefacción distribuida está muy enraizada —y con gran éxito— en muchos países de nuestro entorno, tales como Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Suecia y Dinamarca. 

Aquí, en España, esta apuesta encaja perfectamente en nuestras ciudades, donde los bloques de viviendas —tan extendidos por toda nuestra geografía— son excelentes candidatos para abastecerse de calefacción y agua caliente (ACS) mediante redes de calefacción alimentadas con biomasa. 

La biomasa es un combustible renovable, muy abundante en todo el mundo, y particularmente en España, donde tenemos unas existencias que superan los 1.000 millones de toneladas, que además se incrementan cada año en cantidades que superan los 50 millones de toneladas.

Cada año, lamentablemente, los incendios que sufren nuestros montes se llevan por delante cientos de miles de árboles, lo que supone que millones de toneladas de biomasa se esfuman a la atmósfera, dejando contaminación y un montón de problemas, como la desertificación de las zonas afectadas y también rabia e impotencia en las poblaciones que han sufrido más de cerca los incendios. 

Falta de voluntad política

Ante esta situación, nuestros políticos no terminan de tomar decisiones que mejoren esta realidad. Y una de las medidas que sería más determinante para acabar con los incendios es la generalización de la utilización de la biomasa como combustible para calentar nuestros hogares y para producir energía eléctrica en una mayor cantidad que la que se produce ahora… unos míseros 600 megavatios.

La verdad es que no sé por qué no se toma la decisión de apostar decididamente por la biomasa como vector energético en nuestro país, pero en unos momentos en los que se habla tanto de la España vaciada, la puesta en valor de nuestros recursos forestales daría una oportunidad real de desarrollo a estas zonas. Porque, además, se da la circunstancia de que estos recursos están, por lo general, en zonas con bajísimas densidades de población.

La puesta en valor de la biomasa y otros recursos forestales es realmente fácil y con unos retornos muy importantes, tanto en empleo, como en inversiones; en definitiva, supondría un soplo de vida para esas zonas. Y además, estamos hablando de unos recursos y de su industria asociada, que no son en absoluto deslocalizables.

Medidas concretas

Si nuestros responsables públicos se tomaran en serio el apoyo a la biomasa como fuente de energía renovable, adoptarían más pronto que tarde una buena parte de las medidas que venimos proponiendo desde el sector, de las que Avebiom se ha hecho eco en numerosas ocasiones.

Entre ellas, hemos insistido en la necesidad aplicar un IVA reducido (7%) a los biocombustibles sólidos y equipos de combustión, así como la posibilidad de que los municipios puedan rebajar del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) o la puesta en marcha de un impuesto que penalice las emisiones de CO2. 

También es necesario que desde las administraciones se promuevan campañas de divulgación en los medios públicos para acercar a los ciudadanos las enormes ventajas del uso de la biomasa.

Por otro lado, en reiteradas oportunidades hemos reclamado la importancia de que facilite el desarrollo de las redes de calor y de que se incentive la sustitución de las instalaciones de combustibles fósiles por biomasa. 

También me gustaría recordar otras medidas que hemos reivindicado en los últimos años, como la modificación de la reglamentación para aumentar la capacidad y el volumen de carga de los camiones que transportan biomasa y madera; la mejora de los mecanismos de apoyo a la internacionalización de las empresas del sector, al menos para que puedan competir en las mismas condiciones que las de otros países europeos (Austria, Alemania e Italia, entre ellos).

En definitiva, se trata de que los responsables de las administraciones públicas consideren las políticas energéticas de España como un asunto de Estado y, entre ellas, especialmente las enfocadas a promover la biomasa, un sector que se ha fortalecido enormemente en los últimos años y que tanto futuro tiene en nuestro país.

Expobiomasa, un buen indicador

Un indicador de esa evolución es la propia feria Expobiomasa, organizada por Avebiom, que se celebró el pasado mes de septiembre en Valladolid su decimosegunda edición.

Cabe recordar que cuando arrancó la primera edición, en el año 2006, la feria ocupaba 3.000 metros cuadrados, en los que se dieron cita los profesionales del sector para compartir ideas e inquietudes. 

El esfuerzo y empeño de todos estos años nos ha llevado a una realidad bien distinta: Expobiomasa 2019 ha ocupado más de 30.000 metros cuadrados, con casi 550 expositores y marcas representados. Unos datos que reflejan claramente el fortalecimiento de un sector que está muy vivo. 

La trayectoria de Expobiomasa, que se ha convertido en uno de los eventos del sector más importantes de Europa, nos anima a seguir trabajando con el mismo entusiasmo con el objetivo de poder acercar la biomasa a cada rincón de nuestro país.

Este tipo de encuentros son fundamentales para poner al alcance de los profesionales, que son los están en contacto con los consumidores (industrias, hogares, administraciones u otros), las últimas novedades tecnológicas y poder competir en un mercado dominado por los combustibles fósiles, a los que les vamos arrebatando año a año miles de clientes.

Por lo tanto, ahora que se están poniendo en marcha los gobiernos de muchas comunidades autónomas, y espero que suceda lo mismo en el Gobierno de España, me gustaría pedir a todos los responsables políticos que consideren la biomasa como estratégica y pongan todos los medios y medidas para que su puesta en valor proporcione los enormes beneficios que encierra su utilización para generar energía térmica y eléctrica.

España entera se lo agradecerá; y nuestros montes, mucho más.


Artículo publicado en el número 217 Especial Bioenergía 2019

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