El futuro será circular o no será
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16-11-2020
Por Victoria Toro, RETEMA
La economía circular es un nuevo modelo de desarrollo. Para entender el concepto hay que saber que el actual sistema económico imperante es lineal: obtención de materias primas para producción de bienes cuyo consumo genera residuos que se desechan. Frente a ese modelo se propuso, a finales de los años ochenta, una nueva fórmula: la economía circular. La base de este enfoque es que todos los recursos: materias primas, energía, agua y los bienes producidos con ellos se mantengan en el sistema el mayor tiempo posible. Para ello es imprescindible hacer uso de lo que se conoce como las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. Pero la economía circular va mucho más allá. Como explica a RETEMA Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER): “El objetivo es la eficiencia en el uso de los recursos”.
Se trata de un objetivo fácil de enunciar pero con muchas implicaciones a la hora de cumplirlo. Lo primero es que para lograrlo, la sociedad necesita cambiar de mentalidad. Si en las últimas décadas el avance de la civilización occidental se ha basado en el crecimiento acelerado del consumo, ahora se trata de poner el freno. Desde el punto de vista de los consumidores, lo explica a la perfección el mensaje lanzado por la diseñadora de moda británica Vivienne Westwood: “Compra menos, elige mejor, haz que dure”. Ese sería el concepto de economía circular para los ciudadanos pero ese mismo concepto se aplicaría para el resto de la cadena económica, tanto para las entidades administrativas: ciudades, países y entidades supranacionales como para empresas e instituciones.
Clara Plata, doctora en física de la Universidad de Málaga y directora de operaciones y tecnología de la empresa holandesa Semilla IPStar, asegura a RETEMA: “La economía circular es un círculo lleno de círculos. Para entenderla hay que saber que contiene diferentes escalas de circularidad. Tú puedes ser circular en tu casa; una ciudad puede ser circular en su gestión de residuos; una empresa puede serlo en su cadena de producción, en su relación con el entorno o se puede ser circular abarcando la escala completa”.
La economía circular es un círculo lleno de círculos. Para entenderla hay que saber que contiene diferentes escalas de circularidad.
Es posible que a algunas personas, o a muchas, les suene muy lejano el concepto de economía circular. Pero eso no va a ser así por mucho tiempo. Aunque la primera alusión a la economía circular apareció en un libro de los economistas británicos David Pearce y Kerry Turner dedicado a la economía de los recursos naturales y el medio ambiente que se publicó en 1989, no ha sido hasta fechas muy recientes cuando ha empezado a cobrar importancia en la planificación económica. En el año 2012, la fundación Ellen McCarthur, institución privada del Reino Unido que se ha convertido en una de las principales impulsoras internacionales de este modelo, publicó un informe llamado “Hacia la Economía Circular: Racionalidad económica y de negocios para una transición acelerada” que destacaba la oportunidad histórica de aplicar este nuevo sistema económico. A partir de ese momento la economía circular empezó a colarse en las vidas reales de los ciudadanos.
No es casualidad que haya sido precisamente ahora cuando este modelo cobra importancia creciente. La amenaza del cambio climático y sus negativas implicaciones en el desarrollo económico futuro han obligado a que sea así. En el año 2015 la Comisión Europea adoptó el primer plan para promover la transición hacia una economía circular. En marzo de 2020, la Comisión ha dado un paso más, según explica a RETEMA la portavoz de la CE para medio ambiente, Vivian Loonela: “Con el nuevo Plan proponemos una estrategia única y global, que busca cerrar el círculo al introducir medidas que abarcan todo el ciclo de vida de los productos, desde la producción y el consumo hasta la gestión de residuos y el mercado de materias primas secundarias. El Plan prepara también nuestra economía para el futuro, con medidas para prolongar el ciclo de vida de los productos y garantizar que los recursos utilizados en la UE se optimicen y mantengan en la economía el mayor tiempo posible”.
“Las empresas europeas están empezado a ver que la transición hacia la economía circular aporta un ahorro sustancial”
PREGUNTA: En plena crisis económica y sanitaria, ¿cuáles son las prioridades de Comisión para desarrollar la economía circular en Europa?
RESPUESTA: El coronavirus ha expuesto y exacerbado las vulnerabilidades que nos acechan en nuestro mundo globalizado e interconectado. La pandemia ha perturbado las cadenas de suministro, ha destruido empleo y ha llevado al límite la capacidad de respuesta de las empresas y de los países. El Plan de Recuperación de la UE aborda este reto con un presupuesto histórico para lograr una recuperación generadora de empleo, basada en soluciones ecológicas y digitales. Un elemento central de esta recuperación será una transición más rápida hacia una economía circular, en la que el crecimiento económico y la prosperidad estén disociados de la utilización de los recursos y de los impactos medioambientales.
P: ¿Puede adelantarnos algunas de las medidas que piensan introducir?
R: El marco de la política de productos sostenibles que esperamos tener listo el próximo año tendrá como objetivo convertir los productos sostenibles en la norma, mediante la mejora de su diseño. La mejora del diseño desde el principio facilita el reciclado al final del ciclo de vida del producto. El nuevo marco incluirá también una propuesta legislativa para empoderar a los consumidores en la economía circular, proporcionándoles información fiable en el punto de venta sobre la sostenibilidad de los productos, e incluirá también acciones para evitar el “lavado de cara ecológico”, obligando a las empresas a fundamentar sus alegaciones. Otro ejemplo es el nuevo marco para las baterías sostenibles que se presentará este mismo año con el objetivo de reforzar la sostenibilidad e impulsar el potencial circular del sector. Por último, para el próximo año tenemos en marcha unas nuevas y ambiciosas estrategias sectoriales para cadenas de valor clave, como son el sector textil o la electrónica. Vamos a presentar estos proyectos, y muchos más, en la Conferencia de partes interesadas sobre la economía circular, que se celebrará los días 3 y 4 de noviembre de este año.
P: ¿Existen grandes diferencias entre países a la hora de aplicar la economía circular?
R: Hemos establecido un marco de seguimiento para medir los progresos hacia una economía circular realizados en cada Estado miembro. En lo que respecta a los residuos municipales, se ha constatado que 14 Estados miembros (entre los que se encuentra España) corren el riesgo de no cumplir el objetivo, fijado para 2020, del 50 % de preparación para la reutilización y el reciclado. Para cada uno de estos países, la Comisión ha presentado informes de alerta temprana que incluyen posibles acciones para mejorar su gestión de residuos y garantizar el cumplimiento de la legislación de la UE.
P: ¿Cómo se motivará a las empresas a participar en estos programas?
R: Las empresas europeas están empezando a ver que la transición hacia una economía circular no solo aporta beneficios medioambientales, sino también un ahorro sustancial. Se ha calculado que la aplicación de medidas de prevención de residuos y de diseño ecológico en las empresas supondría un ahorro de unos 600 millones de euros al año. Es cierto que la introducción de estos cambios en las empresas para aumentar la eficiencia en el uso de los recursos puede generar costes a corto plazo. Sin embargo, los beneficios serán muy superiores a estos costes: nuevas oportunidades de negocio por la apertura de nuevos mercados y aumento de los ingresos, gracias a la posibilidad de crear valor económico a partir de materiales al final de su ciclo de vida. Los costes de las infraestructuras e innovaciones necesarias para la economía circular son, en la práctica, una inversión en nuestro futuro, con elevados rendimientos para las empresas, la economía y el medio ambiente.
P: ¿La crisis económica y sanitaria actual afecta positiva o negativamente a la aplicación de estas iniciativas?
R: La respuesta a la pandemia de covid-19 es ahora nuestra principal prioridad, lo que implicará que habrá que hacer, inevitablemente, algunos cambios en la planificación que habíamos previsto a principios de año. Junto con el plan de recuperación, presentamos las iniciativas revisadas, ajustadas, y centradas en las previsiones para 2020, que pueden responder mejor a los desafíos que plantea la situación actual. Dicho esto, el Plan de Acción para la Economía Circular establece una hoja de ruta para los próximos 5 años, y cumpliremos con todos nuestros compromisos a su debido tiempo. La participación será tan amplia como estaba previsto y seguiremos teniendo en cuenta las necesidades de las empresas. Para recuperarnos de esta crisis necesitamos más circularidad, no menos.
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España entra en la era circular
El gobierno de España también está avanzando en la aplicación de la economía circular en el país. El pasado 2 de junio, el Consejo de Ministros aprobó la estrategia llamada “España Circular 2030”, un plan que, según la información proporcionada por el propio gobierno de España: “sienta las bases para superar la economía lineal e impulsar un nuevo modelo de producción y consumo en el que el valor de productos, materiales y recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible; en el que se minimice la generación de residuos y se aprovechen al máximo aquellos cuya generación no se haya podido evitar”. O lo que es lo mismo, un plan de implantación de economía circular. El Plan tiene algunos objetivos concretos, según explica a RETEMA Ismael Aznar, director general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico: “La estrategia cuantifica una serie de objetivos para esta década que permitirán reducir en un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB, e incardinado a este objetivo primero, busca recortar un 15% la generación de residuos respecto al 2010 y fija también objetivos para reducir la generación de residuos de alimentos y mejorar la eficiencia en el consumo de agua. El conjunto de estos objetivos nos situará en un marco de emisiones de gases de efecto invernadero del sector residuos por debajo de los diez millones de toneladas en 2030”.
Los gobiernos han ido por detrás de muchas compañías que están desarrollando ya desde hace años estrategias circulares.
En este caso, los gobiernos han ido por detrás de muchas compañías que en todo el mundo y también en España, están desarrollando ya desde hace años estrategias circulares. “Un ejemplo de empresa que ha adoptado estrategias circulares es la almeriense Cosentino –explica a RETEMA la experta en economía circular Clara Plata-. A día de hoy reciclan el 30% de los residuos que generan y por ejemplo, internamente en su fábrica, reutilizan el agua. Y hay muchos otros ejemplos, Calvo usa la economía circular para diseñar mejor sus productos: han invertido en analizar cómo minimizar el aceite de las latas de atún para que tenga la cantidad necesaria pero que cuando tú las abras no debas tirar aceite porque cuando se tira por los desagües se convierte en un problema muy serio para el medio ambiente. Así que este es un ejemplo perfecto de economía circular, un proceso de innovación que hace que la producción sea más barata y es beneficioso para el medio ambiente”.
Antonio Urdiales, director de Medio Ambiente de Cosentino, una de las principales empresas fabricantes de encimeras, explica a RETEMA el origen de la aplicación de las medidas de economía circular en su empresa: “El concepto de economía circular es algo que siempre ha estado presente en Grupo Cosentino. De hecho, el origen de la actual compañía se basó en la idea de nuestro presidente, Paco Cosentino, de fabricar un producto a partir de los restos generados por la industria del mármol”.
Ese aprovechamiento de lo que para otros es residuo desechable es también unas de las fórmulas estrella de la economía circular. Además de Cosentino otro ejemplo sería el de la empresa murciana Entomo Agroindustrial. “Lo que hacen en Entomo Agroindustrial –explica Clara Plata- es procesar residuos orgánicos con larvas de mosquitos. Aplican otra de las máximas de la economía circular que es la valorización de residuos. En vez de, por ejemplo, compostarlos, ellos cogen el residuo y se lo dan de comer a unas larvas de mosca. El cuerpo de la larva es una proteína que multiplica el valor del compost porque ese cuerpo se puede utilizar para alimentación animal o en cosmética”.
Y si la valorización de residuos es clave para la economía circular no lo es menos la innovación en los modelos de negocio. Un ejemplo de ello serían los nuevos servicios de alquiler de vehículos eléctricos que se han popularizado en la mayoría de las ciudades occidentales en los últimos años. O plataformas como Blablacar en las que compartir el consumo y el gasto posibilitan mayor sostenibilidad.
“Toda la financiación que se movilice, incluidos los fondos europeos, van a priorizar inversiones para un modelo económico más sostenible”
PREGUNTA: ¿Va a afectar de alguna manera la actual crisis sanitaria y económica a la implementación del programa España Circular 2030?
RESPUESTA: Somos conscientes de que las dificultades económicas pueden plantear desafíos a la hora de poner en marcha determinados proyectos, pero tengamos en cuenta que la financiación que se movilice a todos los niveles, incluidos los fondos europeos, va a priorizar inversiones dirigidas a garantizar el cumplimiento de la normativa comunitaria y la transición a un modelo económico más sostenible.
P: ¿Cómo se va a canalizar la iniciativa en los tres ejes que recoge: económico, social y ambiental?
R: España Circular 2030 se dirige a toda la economía española, si bien centraliza los esfuerzos en seis sectores prioritarios y, por ende, sus cadenas de valor: el sector de la construcción; el sector agroalimentario, pesquero y forestal; el sector industrial; el sector de bienes de consumo; el sector turismo y el último en incorporarse, el sector textil y de confección. A la postre se trata de sectores que disponen de productos con impactos ambientales significativos, bien sea por el volumen de su consumo o por los impactos asociados durante la generación, consumo o eliminación de los mismos.
Pero debe señalarse que España Circular 2030 se habrá de materializar a través de sucesivos planes de acción trienales, que recogerán las medidas concretas de la Administración General del Estado para implementar actuaciones en el campo de la economía circular en España. En este sentido, las administraciones involucradas hemos dado comienzo a los trabajos para la redacción del primer plan de acción.
P: ¿Cómo se va a conseguir la participación de ciudades, comunidades autónomas y empresas en el programa?
R: El modelo de Gobernanza incluido en la Estrategia Española de Economía Circular está basado en tres espacios de participación. El primero es la Comisión Interministerial de Economía Circular en la que participan hasta 15 ministerios, y donde se creará un Comité ejecutivo que da cabida a los ministerios coproponentes (MITERD, MCI, MAPA, MINCOTUR y Consumo). El segundo, es un foro con las administraciones territoriales (CCAA y FEMP), en el seno de la Comisión de coordinación en materia de residuos. El tercero, supone la creación de un Consejo de Economía circular donde participan todos los agentes necesarios para el cambio (organizaciones ambientales, sindicatos y el sector empresarial). Y en caso de que sea necesario se podrá contar con un consejo de expertos independientes en Economía Circular, por ejemplo procedentes del mundo académico.
P ¿Cuál es el calendario de implementación del programa?
R: España Circular 2030 se irá implementando mediante planes trienales y en esos planes trienales se irán concretando las acciones pertinentes a desarrollar junto con el calendario correspondiente para ello, por lo que ahora mismo no es posible dar más detalles. Habrá que esperar a la aprobación del I Plan de Acción a finales de este año para ello.
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También las ciudades
Si hay algo claro en la economía circular es que no es solo cuestión de las empresas. La ciudadanía, los municipios, las regiones o las comunidades autómomas y los países deben implicarse para que funcione. Hay un buen número de ayuntamientos de todo el mundo que ya están implementando conceptos de economía circular en su gestión. Instituciones como Circle Economy, una organización sin ánimo de lucro, se dedican a asesorar y apoyar a municipios que quieren desarrollar su gestión con criterios de economía circular.
Si hay algo claro en la economía circular es que no es solo cuestión de las empresas. La ciudadanía, los municipios, las regiones o las comunidades autómomas y los países deben implicarse para que funcione.
Y una de las cuestiones clave en las ciudades a la hora de entrar en la economía circular es la gestión de los residuos. Pero gestionar los residuos con criterios de economía circular no se centra solo en qué hacer con ellos cuando ya se han generado. La nueva forma de enfocar esta cuestión abarca el ciclo de vida completo de los productos que han de convertirse en residuos. Esa es la gran diferencia entre la economía circular y lo que hasta ahora conocíamos como reciclaje. En la economía circular es clave el concepto de innovación. “Si hay un sector que es circular en esencia, -explica a RETEMA Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER)- es el sector del reciclaje. Está en nuestro ADN porque es lo que hemos estado haciendo desde el principio. Nuestro trabajo es convertir los residuos en recursos, en materias primas secundarias, y reintroducirlos en la economía. Y, por lo tanto, el reciclaje es un eslabón clave de la economía circular”. Y añade, García-Franco: “Es imprescindible apostar decididamente por el ecodiseño, aumentando la utilización de materias primas recicladas en los procesos de producción y fomentando la reciclabilidad de los productos para lograr un fin de vida del producto fácilmente reciclable”.
Esto quiere decir que para aplicar correctamente la economía circular en el reciclado hay que empezar por el principio, por el diseño de productos y envases. A ello se dedican en TheCircularLab, el centro de innovación creado por Ecoembes para aportar soluciones al reciclaje de los envases domésticos. “Se trata –explica Zacarías Torbado, coordinador de TheCircularLab- de tener en cuenta toda la cadena de valor del envase, incluyendo su diseño, fabricación, reciclaje y posterior transformación en una nueva materia prima”.
Una de las características de TheCircularLab que está plenamente en el concepto de economía circular es la de la colaboración: “Somos un centro de innovación abierta, -asegura Torbado- y esto quiere decir que junto con un equipo propio de expertos, formamos un ecosistema europeo de más de 200 empresas, startups, centros de investigación, universidades y administraciones, para trabajar de forma conjunta en 150 proyectos de innovación”.
La ciudadanía es la clave para que este modelo económico triunfe. Y para ello es imprescindible que la información clara sobre los procesos industriales, sobre el gasto de materias primas y sobre lo que se hace con los residuos llegue a la sociedad.
Un aspecto al que todas las instituciones relacionadas con la economía circular y las administraciones que tratan de implementar este modelo dan mucha importancia es a la conciencia ciudadana. La ciudadanía es la clave para que este modelo económico triunfe. Y para ello es imprescindible que la información clara sobre los procesos industriales, sobre el gasto de materias primas y sobre lo que se hace con los residuos llegue a la sociedad. Si eso se logra la economía circular puede llegar a ser mucho más que una herramienta económica.
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