Tecnología de neutralización de olores
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Los gases emitidos por cualquier industria o por cualquier actividad humana, suponen un impacto negativo sobre la salud y el bienestar de las personas (OMS). En la actualidad existe un alto interés tanto por el control de olores como por el de emisiones.
Los procedimientos de control de emisiones implican capturar y destruir emisiones químicas antes de que se emitan a la atmósfera. Los dispositivos de control de emisiones (scrubbers, carbón activo, filtros biológicos, incineradores térmicos y catalíticos) ofrecen ventajas e inconvenientes, y aunque todos eliminan la mayor parte de los gases peligrosos para los que están diseñados, no pueden controlar un amplio espectro de olores ya que pueden emitir un olor desagradable como subproducto del proceso.
Los procedimientos de control de olores basados en la neutralización tratan el gas causante del olor haciendo que sea indetectable por el sentido olfativo humano a través de la interacción con un compuesto adicional o agente activo, controlando la concentración de olor, la intensidad y el tono hedónico. Por ejemplo, el umbral de olor del SH2 es de 0,008 ppm, mucho más bajo que lo permitido en el ambiente para una actividad fabril por lo que con pocos ppm podemos tener un fuerte impacto oloroso.
Como se puede apreciar en las imágenes (tanto en el filtro de carbón activo como en el scrubber) se ha añadido un sistema de neutralización mediante la inyección directa del agente activo.
La eficiencia del control de emisiones se mide por la capacidad de eliminar un gas y la eficiencia del control de olores se mide por la capacidad de eliminar el olor.
En consecuencia, la sinergia de ambos sistemas de control son la solución perfecta, pero si únicamente existe un problema de olor, no está justificado añadir métodos costosos de control de emisiones si se puede neutralizar el olor recurriendo al control de olores.