¿Son los proyectos de metanización la solución al problema de los purines?
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La población porcina en España ronda los 50 millones en España, convirtiendo a nuestro país en el principal productor y exportador de carne de cerdo en la Unión Europea y el tercero a nivel mundial, solamente por detrás de China y Estados Unidos. Esta posición en la industria porcina supone enfrentarse a un importante desafío, la gestión de los purines que son, en definitiva, los residuos resultantes de la mezcla de estiércol, agua de lavado y restos de pienso y forraje. Aproximadamente ⅔ de estos excrementos animales se concentran en Aragón, Cataluña y Castilla y León que representan, respectivamente, un 28%, 24% y 14% del ganado porcino de nuestro país.
El purín, rico en nutrientes como el nitrógeno, el fósforo o el potasio, puede aportar grandes beneficios a la agricultura. Sin embargo, una gestión inadecuada puede provocar graves problemas ambientales. Para abordar esta situación se ha puesto en marcha la directiva europea 91/676/CEE, una norma relativa a la protección de las aguas que busca regular la contaminación producida por estos nitratos utilizados en la agricultura y que limita a 170 kg la cantidad que se puede aplicar por cada hectárea de cultivo. Estas restricciones, asociadas con limitaciones en los periodos de aplicación, la tipología de terrenos o la prohibición de ciertas técnicas para reducir las emisiones a la atmósfera, son fundamentales para garantizar una producción sostenible de carne porcina, relevante para el desarrollo de la economía española.
El problema de la gestión de los purines está asociado con la combinación de distintos factores. Entre ellos, se puede mencionar una población de animales cada vez más extensa, una orografía española particular con numerosas costas y ríos, limitaciones regulatorias en la agricultura y un sector que compite a nivel internacional con márgenes muy ajustados y que no permiten asumir los elevados costes de gestión.
En este contexto, la metanización surge como alternativa energética renovable con un gran potencial. Mediante este proceso se transforma la materia orgánica en biogás y en digestato, un subproducto que contiene los nutrientes restantes.
A pesar de su potencial, es fundamental comprender que la metanización no elimina los residuos; solo transforma una pequeña parte en biogás (aproximadamente un 5%), mientras que el 95% restante se convierte en digestato. Esto hace que su gestión sea un aspecto clave en cualquier proyecto, especialmente en zonas con alta concentración de explotaciones porcinas.
Para resolver el problema de los purines a través de la metanización resulta esencial contar con la ayuda de gestores autorizados y especializados que garanticen una gestión circular y optimizada de los recursos.
Según Camille Degardin, director de proyectos singulares en Veolia España, “teniendo en cuenta que los nutrientes no se reducen y que el contenido en agua del digestato es elevado, los proyectos de metanización se enfrentan a problemáticas muy similares a las del purín. Aunque se puede separar la fase sólida del digestato, fácilmente exportable y relativamente bien equilibrado en nutrientes, la parte líquida sigue representando el 90% del volumen de los entrantes y concentrando el 90% de los nitratos. Por lo tanto, es esencial para cualquier proyecto de biogás hacer una correcta evaluación de los nutrientes que entran, y que saldrán en digestato, y de su adecuada gestión posterior”.
Cuando la aplicación directa en campo no es posible, existen soluciones técnicas tanto de eliminación de nitratos como por ejemplo la nitrificación-desnitrificación o de concentración para producir un abono comercializable, como el stripping de amoniaco. Estos procesos son relativamente complejos e implica asumir costes de equipos importantes, pero, sobre todo, costes operativos que pueden afectar en gran medida a la rentabilidad de los proyectos. Al igual que el sector porcino puede tener problemas para afrontar los elevados costes de gestión, no todos los proyectos tendrán los recursos suficientes para ello.
En este sentido, para resolver el problema de los purines a través de la metanización resulta esencial contar con la ayuda de gestores autorizados y especializados como Veolia, empresa líder en descarbonización, economía circular y gestión optimizada de los recursos. Su experiencia y know-how en la gestión de los residuos para convertirlos en gases renovables, le posiciona como líder en el campo de la metanización con más de 130 unidades de valorización de biorresiduos en todo el mundo.