Los regantes plantean movilizaciones ante el riesgo de falta de agua para agricultura
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La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), que representa a más de 500.000 agricultores y más de 2 millones de hectáreas, alertó hoy de un “invierno caliente” con movilizaciones para protestar contra la amenaza de no tener suficiente agua para regar durante los próximos años, y no descartó sumarse a las anunciadas por las organizaciones agrarias. Todo ello motivado por los nuevos planes hidrológicos, que serán aprobados en primavera sin tener en cuenta la valoración experta del regadío: un sector discriminado a pesar de aglutinar al 70% de los usuarios del agua.
En concreto, los regantes advierten de que la planificación hidrológica está desenfocada al anteponer el extremismo ecologista a la satisfacción de las necesidades básicas como el agua, de las que depende la producción de alimentos. Asimismo, estos planes atentan gravemente contra el regadío, tal y como han hecho saber por carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trasladándole el malestar del campo por la discriminación que sufre el regadío en la agenda política.
Todo ello, pese a la ronda de reuniones que la Dirección General del Agua del MITECO comenzará de inmediato con los regantes de las Confederaciones Hidrográficas como respuesta a esta misiva. Sin embargo, Fenacore exige pasar de las palabras a la acción, de manera que se busque el entendimiento con los regantes y la voluntad de negociación se concrete en hechos que puedan enmendar la planificación hidrológica. Máxime teniendo en cuenta que el periodo para formular alegaciones expira el 23 de diciembre.
Los regantes sostienen que si el precio de la luz o la crisis energética es un problema de primer orden en España que afecta a todos los ciudadanos, la posible falta de agua para regar debería preocuparnos en la misma o mayor medida. Sobre todo, añaden, porque las infraestructuras hidráulicas son las grandes olvidadas en la agenda del Gobierno, sufriendo un agujero en la inversión que, paradójicamente, compromete los objetivos contraídos por el MITECO con las autoridades comunitarias.
Según el presidente de Fenacore, Andrés del Campo, “el despropósito en la planificación hidrológica, que más bien podría llamarse ideológica, viene a ser la gota que colma el vaso de la defenestración a la que está sometiendo este Gobierno al campo español. La gestión del agua está contaminada políticamente, descuidándose algo tan elemental como la satisfacción de las demandas para regar. Los nuevos planes no buscan el bien común, sino el interés de una minoría de ecologistas radicales. Esperemos que el MITECO recapacite y permita un mayor entendimiento entre las confederaciones y los regantes, y que asigne fondos para embalses y otras obras que permiten regular nuestras cuencas, garantizar la producción de alimentos y luchar contra el cambio climático”.
Cambio de reglas en mitad del partido
En esta línea, los regantes sostienen que la modificación del Reglamento de la Planificación Hidrológica -frente a la que votaron en contra recientemente en el Consejo Nacional del Agua- resulta improcedente, puesto que ya se encuentran en proceso de información pública los borradores de los planes hidrológicos. Asimismo, denuncian que este cambio vulnera el principio de participación efectiva de los usuarios y provoca indefensión. De hecho, lo comparan con un cambio en las reglas del juego por parte de un árbitro en mitad de un partido.
Desconfianza
A este descontento por la ideologización del Ministerio se suma la desconfianza que causa el incumplimiento por parte de las distintas administraciones a lo largo de las últimas legislaturas de los acuerdos alcanzados en torno a las infraestructuras hidráulicas de las que depende el regadío, tal y como recogieron las alegaciones formuladas por la Federación.
Rechazoa una subida del agua
Asimismo, Fenacore rechaza una subida del precio del agua por considerar que tiene un claro afán recaudatorio y amenazaría la supervivencia de muchos cultivos, cuando en España se recuperan el 80% de los costes financieros relacionados con el agua y cerca del 70% de los costes totales, lo que demuestra que se cumple sobradamente con la normativa europea.
Caudales ecológicos
En paralelo, los regantes piensan que la sostenibilidad ambiental debe ir acompañada de la sostenibilidad económica y social, por lo que cada Plan Hidrológico tendría que analizar de manera completa y rigurosa los efectos de los caudales ecológicos. De ahí su recomendación de actuar con prudencia en el establecimiento de estos caudales, que a su juicio no pueden crecer en todos los planes hidrológicos.
Fenacore reitera la necesidad de realizar un análisis jurídico de lo que supondría la aplicación de los caudales ecológicos para las concesiones vigentes. Y remarca que su implantación requiere análisis hidrológicos y económicos, puesto que no es gratuita: tienen costes sociales y económicos que la sociedad debe conocer con transparencia.
Carencia de inversiones
En las alegaciones formuladas por Fenacore también se reprocha al Gobierno que apenas se ha ejecutado un 19% de la inversión prevista en los planes hidrológicos de ciclos anteriores, causa principal de que aún haya casi un millón de hectáreas pendientes de modernizar y de que un porcentaje elevado de las obras de regulación y de infraestructuras hidráulicas de interés general no se hayan ejecutado, pese a haberse recogido en los sucesivos planes.
Y ante esta situación, el MITERD y las Confederaciones deciden no invertir en regadíos.
No obstante, confía en que los fondos europeos sirvan para impulsar de manera decidida la modernización de regadíos, sobre todo a la vista de que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española recoja 1.051 millones de euros para la transformación ambiental y digital del sistema agroalimentario y pesquero.
Necesidad de electricidad más barata
En cualquier caso, los regantes ven necesario complementar las ayudas comunitarias con el desarrollo de una disposición reglamentaria para poder firmar dos contratos eléctricos al año, lo que según sus cálculos les permitiría ahorrar al menos un 20% de sus costes eléctricos, contribuyendo asimismo a producir más alimentos usando menos agua y energía.