La reducción del gas metano es crucial para la mitigación del cambio climático
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La reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) es crucial para hacer frente a los efectos del cambio climático, especialmente las emisiones de gas metano, consideradas como un ámbito de actuación prioritario para la UE. La AEMA publicó recientemente un informe sobre las emisiones de metano en la UE que incluía una nueva herramienta de visualización de datos. Entrevistamos a Ricardo Fernández, experto en mitigación del cambio climático de la AEMA y coordinador de inventarios de GEI de la UE para la CMNUCC, para que nos explicara el informe y por qué reducir las emisiones de metano es tan importante para los esfuerzos generales de mitigación.
¿Cómo de potente es el metano como gas de efecto invernadero en comparación con el dióxido de carbono?
El metano es el principal componente del gas natural y es extremadamente eficaz a la hora de atrapar el calor, mucho más que el dióxido de carbono (CO2). La gente suele relacionar el calentamiento global con el CO2, pero, tal y como explica el reciente informe de la AEMA, la mitad del aumento de la temperatura global desde los niveles preindustriales se debe a concentraciones más elevadas de metano o CH4 en la atmósfera. Esto se basa en los datos científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC).
Por ello, debemos comenzar a centrar nuestra atención en este potente gas de efecto invernadero como prioridad clave para la mitigación climática, sin dejar de garantizar la reducción de las emisiones de otros gases como el dióxido de carbono.
¿Debemos priorizar la reducción de las emisiones de metano como parte de los esfuerzos europeos para reducir las emisiones de GEI?
¡Por supuesto! Y hay al menos tres razones para hacerlo. La primera, como ya he mencionado antes, es que las concentraciones de metano son responsables de cerca de la mitad del aumento de la temperatura global y de los efectos climáticos conexos.
La segunda razón es que, debido al rápido aumento de las concentraciones de metano, el efecto de calentamiento global del metano ha aumentado acusadamente en los últimos años en comparación con el CO2.
Y la tercera razón es que cuando los países informan de los gases de efecto invernadero o realizan análisis de mitigación climática, utilizan potenciales de calentamiento global acordados para un periodo de cien años. Sin embargo, el metano permanece en la atmósfera durante unos doce años y, en periodos de tiempo más breves, su potencial de calentamiento global real es mucho más elevado. Por ejemplo, según el Quinto Informe de Evaluación del GIECC (AR5), en un lapso de veinte años, el metano es 84 veces más potente que el CO2, pero 28 veces más potente si se considera un lapso de cien años. Básicamente, esto significa que las emisiones actuales de metano son tres veces peores para el cambio climático a corto plazo. Del mismo modo, reducirlos más rápidamente sería tres veces más eficaz.
Por todas estas razones, nuestro reciente informe de la AEMA concluye que una de las estrategias de mitigación más inmediatas y eficaces, o más fáciles de aceptar, para limitar el calentamiento global a corto plazo es hacer frente a las fuentes de metano y reducir rápidamente sus emisiones.
Por supuesto, centrarse en el metano no significa que dejemos de centrarnos en el resto de los gases. Las reducciones de todos los gases de efecto invernadero son necesarias para lograr los objetivos climáticos a largo plazo.
¿Qué nuevas tecnologías pueden utilizarse para reducir las emisiones de metano?
Hay varias tecnologías disponibles. Está, por ejemplo, la recuperación de gas de vertedero a partir de residuos o el biogás producido a partir del estiércol agrícola. Estos pueden utilizarse directamente para la obtención de energía o mejorarse a biometano para producir calor y electricidad. El biogás, en particular, tiene un gran potencial para reducir las emisiones de metano en el sector agrícola.
Igualmente, el metano recuperado también puede utilizarse para la producción de hidrógeno, si bien debemos favorecer el hidrógeno verde producido a partir de fuentes de energía renovables, tales como las energías eólica y solar, porque generan cero emisiones.
La reducción de las emisiones de metano mejora tanto la mitigación del cambio climático como la calidad del aire, como consecuencia de las sinergias en la reducción de los gases de efecto invernadero y los contaminantes de la atmósfera. Además, el metano recuperado puede sustituir parcialmente el uso del gas natural importado y, por lo tanto, mejorar la seguridad de la energía en cierto grado. Debemos pensar de forma «circular» porque reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, mejora la calidad del aire y reduce nuestra dependencia energética.
¿Cuáles son las principales fuentes de metano en general y cuáles son las fuentes de emisión de metano problemáticas en Europa?
Quizá lo primero sea aclarar que las emisiones de metano proceden tanto de fuentes naturales como de la actividad humana. El metano natural procede de humedales, termitas, océanos, hidratos (CH4 atrapado en el agua a bajas temperaturas y a altas presiones), bosques, incendios forestales, animales silvestres, permafrost y fuentes geológicas.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha estimado que cerca del 40 % de las emisiones globales de metano procede de fuentes naturales y el 60 % restante procede de actividades humanas. De estas últimas, los sectores energético, agrícola y de los residuos son las mayores fuentes de emisiones de metano.
Las principales fuentes de metano a escala mundial son también las que se encuentran en Europa, aunque su importancia varía. El metano es normalmente una fuente de emisiones de gases de efecto invernadero más importante en países en países con sectores agrícolas de mayor tamaño (principalmente el ganado) o con una falta de sistemas de gestión de residuos adecuados o que tienen una infraestructura de gasoductos más deficiente para el gas natural.
En la UE, el 12 % de las emisiones de gases de efecto invernadero totales en 2020 fueron de metano y, de ellas, la mitad de las emisiones procedieron del sector agrícola. Las tendencias han sido positivas en los últimos treinta años desde 1990, con un descenso sustancial de las emisiones de metano en el suministro de energía, la gestión de residuos y, hasta hace poco, en la agricultura. La reducción de las emisiones refleja un descenso de la explotación ganadera, menores niveles de minería del carbón; mejores redes de oleoductos y gasoductos; menos eliminación de residuos en la tierra y un aumento del reciclado, el compostaje, la recuperación de gas de vertedero y la incineración de residuos para la obtención de calor y electricidad.
Si bien los resultados anteriores han sido positivos, cada vez resulta más difícil, aunque no imposible, seguir reduciendo las emisiones de metano en el sector agrícola. Además de los avances y la aplicación de prácticas y tecnologías de reducción de metano, las elecciones alimentarias realizadas por los consumidores también pueden contribuir a disminuir las emisiones de metano.
¿Qué otras medidas está tomando la UE para reducir las emisiones de metano?
La UE está tomando muchas medidas para reducir las emisiones, incluidas las de metano. De hecho, la lista de políticas que hacen esto es bastante larga, tal y como explica el informe. Las políticas aplicadas por la UE van en la dirección correcta. Sin embargo, es poco probable que podamos mitigar completamente las emisiones de metano porque necesitamos el sector agrícola, a menos, claro está, que consigamos capturar todo el metano.
Aun en el caso de que consiguiéramos mitigar completamente las emisiones, es posible que los esfuerzos de la UE no muevan la balanza para mitigar el cambio climático a nivel mundial. La cooperación y los acuerdos de nivel internacional son vitales para garantizar que no superamos el aumento global de la temperatura de 1,5 °C, puesto que la UE solo representa el 7 % de las emisiones globales y menos del 5 % de las emisiones de metano.
Existen varias actividades internacionales relacionadas con los esfuerzos globales para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, incluido el metano, pero estas requieren tiempo y las partes que son países en desarrollo (como firmantes de acuerdos y convenios internacionales) también requieren ayuda financiera del orden de billones para reducir sus emisiones y cumplir los compromisos climáticos internacionales.
¿Qué iniciativas lleva a cabo la AEMA en este ámbito?
Nuestro reciente informe es una novedad en el sentido de que reúne información para los responsables políticos y el público en general. Confío en que llegue a aquellos que pueden influir en la reducción de las emisiones de este potente gas de efecto invernadero. La aplicación y desarrollo de tecnologías y políticas para reducir las emisiones de metano serán la mejor estrategia de mitigación climática para frenar el calentamiento global a corto plazo.
La AEMA también ha desarrollado un visualizador de datos de «emisiones de metano» para respaldar el informe, en el que los usuarios pueden ver las emisiones de metano de los países tal como figuran en sus inventarios de gases de efecto invernadero. El visualizador muestra que, incluso dentro de Europa, existen diferencias significativas en las emisiones de metano entre países.