La economía circular de los plásticos avanza con firmeza
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Los envases plásticos son grandes desconocidos para la sociedad y, en la mayoría de las ocasiones, no se sabe que este material ayuda a combatir el cambio climático, a evitar el desperdicio alimentario, a facilitar el suministro de alimentos y agua a poblaciones y a salvar vidas debido a su estricto control y seguridad alimentaria. La industria del sector trabaja incansablemente para mejorar la reciclabilidad habiendo conseguido alcanzar, en 2019, el 52% de reciclado de envases plásticos, por encima de los objetivos del 50% de la Directiva 2018. El plástico reciclado se incorpora cada vez más a nuevos productos.
La economía circular de los plásticos no solo es posible sino que, además, es un hecho que avanza de manera firme. Aunque parece que la tendencia legislativa es, cada vez más, la de demonizar este material, prohibir o limitar su uso, cada vez somos más los que estamos convencidos de que existe un camino para aprovechar todas las bondades del plástico tanto durante su uso, como cuando se convierte en un residuo utilizándolo como un nuevo recurso de forma infinita.
La industria trabaja incansablemente para mejorar la reciclabilidad habiendo conseguido alcanzar, en 2019, el 52% de reciclado de envases plásticos, por encima de los objetivos del 50% de la Directiva 2018. El plástico reciclado está cada vez más presente en los nuevos productos.
Y tan convencidos estamos, tanto en el sector de los plásticos como en la cadena de valor del envase en general, que llevamos tiempo trabajando incansablemente para lograr una transición hacia una economía circular completa, viendo año tras año una evolución positiva en los resultados. Además, los ciudadanos, actores fundamentales en la economía circular y reciclado del plástico, están respondiendo de manera muy positiva. Los españoles cada vez están más concienciados con el reciclaje de los plásticos: en los últimos nueve años, la media anual de incremento de reciclado de estos envases ha sido de +7,2%, alcanzando el índice del 52% de envase plástico reciclado en 2019. Así lo indican las estadísticas anuales que realizamos en Cicloplast en colaboración con Anarpla.
Hemos avanzado mucho en esta materia, ya reciclamos más de un millón cien mil toneladas de plásticos procedentes de todas las aplicaciones, cuatro veces más que en el año 2000 y, en 2019, la cifra de toneladas de plástico reciclado superó a la del que se depositó en vertedero por tercer año consecutivo. La economía circular está funcionando y la cadena de valor de los plásticos incorpora cada vez más los materiales reciclados a la fabricación de nuevos productos.
La industria del plástico está volcada en la economía circular, especialmente durante los últimos años fomentando acciones y proyectos para conseguir esta transición.
En el ranking europeo, España sigue estando a la cabeza en el reciclado de plásticos del hogar, siendo además uno de los países que más ha crecido. Así lo indica el informe 2018 de EPRO (European Plastic Recycling and Recovery Organization), que recoge datos de reciclado per cápita, que sitúan en primer lugar a España (12,3 kg/hab) superando a países como Alemania (11 Kg/hab) Italia (10 kg/hab), UK (8,1 kg/hab) o Francia (4,4 kg/hab), entre otros.
Son buenas cifras, sin duda podemos estar orgullosos, aunque sabemos que aún queda mucho trabajo por hacer. Y en ello estamos.
Esfuerzo abismal de las empresas del sector
La industria del plástico está volcada en la economía circular, especialmente durante los últimos años, en los que se ha centrado en fomentar acciones y proyectos para conseguir esta transición. Cicloplast ha colaborado y promovido proyectos en este sentido también de forma incansable, y así seguirá haciéndolo porque este es el único camino y el futuro –quizá deberíamos ya decir presente– de los plásticos solo puede ser circular.
Las empresas están invirtiendo para mejorar sus procesos de producción fabricando productos más reciclables. En el sector de la alimentación están modificando los diseños de algunos envases con grandes esfuerzos de investigación para que el producto interior conserve su frescura; están reduciendo el envase multicapa y están consiguiendo envases flexibles casi monocapa, con tintas y adhesivos solubles; están cambiando los colores, diseñando envases más transparentes siempre que sea posible, ya que en algunos es necesario que no pase la luz para conservar el alimento. Se están modificando las materias primas: algunas de ellas ya son biobasadas; otros envases, como las bolsas muy ligeras, ya son todas compostables; y finalmente, y siempre siguiendo las estrictas medidas de seguridad de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), se están realizando cambios en la producción para incorporar materiales reciclados, añadiendo nuevos equipos y ensayos.
La industria del reciclado está incrementando capacidades y mejorando sus procesos de limpieza y de reciclado, y está certificando la calidad de sus productos con sellos de trazabilidad europeos como EuCertPlast.
La bolsa de plástico –una de las principales damnificadas en esta lucha contra este material– está fabricada ya con un 80-100% de reciclado, todas ellas certificadas, y las botellas de PET se han adelantado al compromiso de 2025 de incorporar un 25% de material reciclado. Muchos de los envases de PEAD de productos de limpieza ya incorporan plásticos reciclados, sin olvidar que llevamos más de 20 años reduciendo el espesor y, por lo tanto, el peso de estos envases: algunos recipientes han pasado a ser un 50% más ligeros en solo 10 años.
La industria del reciclado está incrementando capacidades y mejorando sus procesos de limpieza y de reciclado, y está certificando la calidad de sus productos con sellos de trazabilidad europeos como EuCertPlast, una certificación dirigida a recicladores de plástico posconsumo que implementan las mejores prácticas.
Las empresas petroquímicas, y también las tecnológicas, trabajan de forma intensa para conseguir que las tecnologías de reciclado químico, pirólisis, gasificación y despolimerización estén listas a escala industrial en un plazo de dos o tres años. Todas estas tecnologías han avanzado de manera considerable durante los últimos años y España, además, es líder en la implantación de algunas de ellas. Otro de los motivos por los que deberíamos sentirnos orgullosos y, desde la industria del plástico, lo estamos.
Medidas legislativas desproporcionadas de reducción para los envases plásticos
Los datos de residuos deben ser analizados de manera global para no trasladar contaminación de un medio a otro. El residuo de envase plástico doméstico en España no llega al millón de toneladas, supone solo un 4% del total de residuos municipales generados que son 22,5 millones de toneladas. De acuerdo a los datos de Eurostat de 2018 la generación de residuo de envase plástico total (doméstico + comercial + industrial) per cápita fue de 35 kg/persona y año, mientras que la del residuo de envase de papel cartón fue de 80 kg/persona y año, con incrementos superiores en los últimos años a los del plástico. El índice de reciclado de envases plásticos está bastante por encima del índice de reciclado de los residuos municipales, que fue un 34% en 2018.
Las medidas sobre plásticos del proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados provocarán un incremento en la cantidad de residuos municipales generados en el medio plazo en vez de reducirlos.
Por lo tanto, no tienen justificación algunas de las medidas propuestas por el recientemente aprobado proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados (LRSC). Los objetivos de reducción propuestos para envases plásticos de un solo uso, un 50% en 2026 y un 70% en 2030, pueden suponer para muchas empresas su desaparición, muchas de ellas ubicadas en zonas rurales (cuando también el empleo rural es sostenibilidad). Este proyecto de ley, además, propone que se sustituyan estos envases por otros materiales, siempre más pesados y que utilizan muchos más recursos energéticos y más huella de carbono que el plástico; y con posibilidad de que se incremente el desperdicio alimentario por no utilizar envases adecuados. Por lo tanto, incrementarán la cantidad de residuos municipales generados en el medio plazo en vez de reducirlos. Estos objetivos no guardan ninguna relación con la economía circular ni con los conceptos de reciclabilidad del envase ni del contenido en reciclado, y obvian todos los esfuerzos ya realizados en algunas empresas.
El plástico es un material que ayuda a la lucha contra el cambio climático, a evitar el desperdicio alimentario, a facilitar el suministro de agua a poblaciones, a salvar vidas, pero tenemos que usarlos y gestionarlos adecuadamente para su reciclado y, por supuesto, no abandonarlos nunca en el medioambiente. Y para ello es necesario el trabajo y la colaboración de todos, de la industria de los plásticos, de la cadena de valor, de las administraciones públicas y de los ciudadanos, que jugamos un papel clave para seguir avanzando.
Necesitamos medidas en positivo como las de incentivo al uso de materiales plásticos reciclados (que todavía han visto poco implantadas en las compras públicas verdes), o fomento del uso de puntos limpios, y que en todos ellos se recojan y se manden a reciclar productos plásticos; mejoras de clasificación en las plantas de tratamiento de basura en masa para separar plásticos; ayudas económicas a las empresas de reciclado para seguir modernizando y ampliando sus instalaciones. En definitiva, impulsar el plan de transformación de economía circular que se está realizando por el sector del plástico.
Artículo publicado en el número 230 de RETEMA.